lunes, 27 de octubre de 2008

VENUS : Ch'aska Qoyllur



El planeta Venus es, después del Sol y de la Luna, el objeto celeste que más brilla en el cielo nocturno. Unas veces es visto en la madrugada, antes de la salida del Sol y otras veces por la tarde luego de la puesta del Sol porque su órbita queda entre la Tierra y el Sol constituyéndose en un planeta interior y por eso nunca se aleja demasiado del astro rey. Se dice que es el gemelo de la Tierra debido a que tiene casi el mismo tamaño pero allí terminan las semejanzas porque a diferencia de nuestro planeta Venus es más parecido al infierno; su superficie recalentada alcanza los 480° de temperatura, no posee agua líquida y su presión atmosférica es casi cien veces más densa que la nuestra. Nunca se pueden ver los detalles de su superficie ni con los más potentes telescopios debido a que se esconde debajo de grandes acumulaciones de nubes de material sulfuroso que a manera de un techo cubre todo el planeta. Allí se produce el llamado “efecto invernadero” y toda la energía solar que recibe queda atrapada dentro de su atmósfera manteniendo la altísima temperatura que no le permite tener las condiciones para albergar vida.

El nombre de Venus le fue puesto por los romanos para identificarlo con la diosa del amor pero para ninguna cultura dejó de ser un objeto celeste de adoración y/o de admiración.Aclaremos que el concepto de “planeta” (que significa errante) era aplicado por los griegos a las estrellas que no permanecían quietas en el cielo sino que se movían con respecto a las demás estrellas. Recién en los tiempos modernos y con el descubrimiento del telescopio se pudo saber que las tales “estrellas errantes” eran mundos como el nuestro, al menos en apariencia y por lo tanto, diferentes a las verdaderas estrellas.

Nuestros Inkas la conocían muy bien , era uno de los “puriq qoyllur” (estrella que camina) del cielo. Le llamaban Ch’aska que en palabras de nuestro cronista Garcilaso de la Vega significa
“…crinita o crespa, por sus muchos rayos…” Los cronistas refieren muchos otros nombres como : Ch’aska Qoyllur, Paqariq Ch’aska, Ch’isin Ch’aska, Auki Illa (Auquilla), Hatun Waraq (Atungara) y otros que al parecer, no son más que confusiones para nombrar a otras estrellas. Tradicionalmente la palabra Ch’aska ha sido traducida como “brillante” o “muy luminosa” y es común que actualmente muchos cusqueños la traduzcan erradamente como “estrella” (qoyllur). De allí el conocido piropo cusqueño “ch’askañawi” (ojos de Ch’aska) para halagar unos ojos brillantes y muy expresivos.

Las apariciones de Venus, unas veces en la madrugada y otras al atardecer seguramente desconcertaron a los pueblos antiguos pues se sabe que algunas culturas (Sumerios y otros) le daban dos nombres diferentes, como si se tratara de dos objetos distintos; sin embargo, los Hamaut’as (Amautas) Inkas se dieron cuenta que era un solo objeto celestial que aparecía en dos diferentes ubicaciones respecto al Sol. Garcilaso de la Vega nos aclara el panorama escribiendo lo siguiente: “ Acerca de la estrella Venus, que unas veces la veían al anochecer y otras al amanecer, decían que el Sol, como señor de todas las estrellas, mandaba que aquella, por ser más hermosa que todas, anduviese cerca de él, unas veces delante y otras atrás”. (Comentarios Reales Libro II, Cap.XXIII).
En el idioma quechua la palabra Ch’aska siempre va compuesta y ello tiene su explicación como veremos a continuación : Si era visto en la madrugada se llamaba Paqariq Ch'aska que significa “Venus” de la madrugada; si era visto al anochecer y en otra época del año, era llamado Ch’isin Ch’aska o “Venus” del anochecer. Pero, en general, el nombre más usado fue en de Ch’aska Qoyllur o la estrella crespa debido a su intenso brillo que al reflejarse en el agua genera muchos rayos brillantes parecidos a los del Sol.
También se sabe que en otros pueblos andinos le llamaban Hatun Waraq (Atungara, como lo escribían los cronistas) que significa estrella enorme o grande.

Un renombrado Paqo (sacerdote andino) de Chinchero, nos refirió una antigua leyenda según la cual el Sol, supremo dios de los Inkas, tenía un asistente personal que lo acompañaba en todas sus actividades. Era Ch’aska Qoyllur que tenía la categoría de Auki (el Auki era un hijo predilecto del Inka que podía llegar a coronarse como futuro Inka). El Inka “delegaba” funciones a Ch’aska Qoyllur para que a manera de un celestial Tukuy Rikuq (autoridades nombradas por el Inka para visitar diferentes pueblos o regiones a fin de verificar el cumplimiento de las leyes y ordenanzas reales) observe al pueblo cuando él mismo no podía hacerlo; es decir, en la madrugada, antes que el Sol asome por el horizonte y al atardecer luego que el Sol desaperecía. De esta manera, Ch’aska Qoyllur cumplía la misión de vigilar a la humanidad andina desde el momento que despertaban hasta la salida del Sol y por la tarde, luego de que el Sol se iba, hasta entrada la noche en que cada poblador se retiraba a dormir.
El cronista religioso Luís de Monzón que vivió en Huamanga (Ayacucho) escribió : “…y que por mandado de los Ingas adoraba al sol y a la luna y a las estrellas y en particular al lucero de la mañana, que en su lengua le dicen auquilla…” Así queda aclarada y confirmada la versión tradicional que ha quedado a modo de leyenda.
Para redondear la idea es bueno saber que en tiempo de los Inkas era prohibido realizar actividades manuales o productivas durante la noche. La noche era para desacansar del intenso trabajo diario y se dice que hasta en las guerras se paralizaban las acciones bélicas cuando anochecía para reanudarlo al día siguiente, por respeto a Mama Killa o Madre Luna.

Si Venus era una personificación femenina para los romanos para otros pueblos no fue lo mismo. Para los Mayas era una estrella masculina de guerras y muerte. Su periodo de rotación y sus ciclos periódicos dieron origen a uno de los calendarios más perfectos de la humanidad. Como los Mayas eran expertos matemáticos y fanáticos ritualistas convirtieron a Venus ( le decían Chak – ek = estrella grande) en el objeto celestial más importante de su ciencia y su religión.
Se piensa también que las figuras grabadas en la Puerta del Sol de Tiahuanaco representan un calendario venusino por lo que el planeta Venus cobra una especial categoría dentro de las entidades celestiales andinas como ordenadores cronológicos e integradores del Cosmos.

Actualmente los pobladores andinos lo ven con ojos más racionalistas y como una expresión fascinante del Universo del que cada vez vamos develando más secretos y todavía mantiene su ancestral nombre porque le dicen “Ch’askaylucero” en un confuso y moderno “quechuañol”.

sábado, 25 de octubre de 2008

CAOS EN LA ESCRITURA DEL QUECHUA



CAOS EN LA ESCRITURA DEL QUECHUA

Para todo el que visita la maravillosa ciudad del Cusco causa sorpresa encontrar en las guías turísticas, mapas de los principales monumentos arqueológicos, libros y hasta en avisos publicitarios una completa y caótica variedad de formas de escribir el idioma de los Inkas: el QHESHWA o quechua, que es el modo castellanizado más utilizado.
Cada quien escribe a su manera y no faltan “expertos” en cada calle dispuestos a demostrar su particular punto de vista y su “gran sapiencia” del idioma de nuestros antepasados.
Ni siquiera la Academia Mayor de la Lengua Quechua (AMLQ) ha podido imponer, luego de muchos años, un criterio que pueda ser validado para que los pobladores de esta urbe puedan consensuar una escritura única. En el colmo de la dejadez y la apatía las autoridades encargadas del tema (Municipalidad, Sector Educación, Universidades, Institutos, etc) no hacen nada para poner fin a este desorden de carácter idiomático.
Ilustremos con algunos ejemplos : En una guía turística editada este mismo año el nombre del Templo del Sol, el Qorikancha (escrito correctamente y de acuerdo a las normas de la AMLQ) aparece como “Koricancha” y hemos encontrado otras formas de escribirlo; así, una tienda de artesanías lleva el nombre de “Qoricancha” y una picantería, “Ccoricancha”. En este ejemplo simple, por lo menos la pronunciación es parecida pero no así su escritura. De allí que un turista argentino nos preguntara si no había una entidad académica que normara su escritura y manifestar además su extrañeza por tan grande omisión en una ciudad sin reglas gramaticales para el uso de su propio idioma.
Son muchísimas las palabras quechuas que se escriben de modo arbitrario y cada vez se va incrementando esta mala costumbre. Es increíble que en pleno Siglo XXI todavía no haya consenso ni voluntad para aplicar las normas de la AMLQ, que dicho sea de paso, no parece interesarse por el tema siendo no solo su obligación moral sino histórica.
¿Hasta cuándo el caos?
Es increíble, además, la cantidad de términos quechuas que han sido deformados o transformados en una jerga casi ininteligible generando una suerte de “nuevo idioma” híbrido, sin personalidad ni raíces. Ya decía el gran historiador Luís E. Valcárcel en su libro “Etnohistoria del Perú Antiguo” : …”La escritura castellanizada del quechua trae problemas en su traducción…generalmente es mal copiada por la dificultad de no encontrar en el castellano las formas precisas que puedan interpretar a cabalidad lo que ellos quieren decir”. Si bien es cierto que esto es una realidad, existe una normatividad por parte de la AMLQ la que es ignorada por todos los que atentan contra el idioma quechua escribiéndolo como les da la gana.
Creo que la tarea de las instituciones tutelares del Cusco debe ser, prioritariamente, la defensa del patrimonio cultural vivo que al paso que vamos terminará perdiendo un maravilloso idioma que si no se pone interés en difundirlo y protegerlo terminará siendo lengua muerta.
Cada vez hay menos hablantes del quechua porque los hijos de las familias quechua hablantes que han migrado al Cusco ya no quieren hablar la lengua de sus padres, sienten “vergüenza” y dicen que no es “práctico” en nuestros días.
Ese prejuicio de ser una “lengua inferior” los lleva a aborrecer el quechua. Se dice muy a menudo que es un idioma “feo” porque es un idioma de “indios”, en tono despectivo; y hasta dice que es no es práctico en un mundo globalizado. Esto lo manifestaron un grupo de padres de familia de un colegio local donde yo trabajaba cuando pidieron más horas para la enseñanza del inglés y la eliminación de la única hora semanal de quechua que se impartía. Así están las cosas…
Hoy en día, cuando alguien quiere hacer una consulta sobre palabras quechuas o su gramática busca un diccionario adecuado y el único que fue editado por la AMLQ no se encuentra en las librerías o su costo queda fuera del alcance de las mayorías. Entonces se acude, de acuerdo a las costumbres actuales, al Internet y allí se encuentra varios diccionarios en línea donde hay mucha información. PERO (con mayúsculas) lo que sorprende y nos da pena ,como cusqueños, es que esos diccionarios han sido puestos en la red por entidades chilenas, bolivianas y argentinas. No hay ninguna del Perú y menos del Cusco.
¿Qué hacer?
Solo hay una solución: Que la Academia Mayor de la Lengua Quechua del Cusco se sacuda de su modorra y se ponga a la altura de las circunstancias y de los tiempos. Una mentalidad ágil y moderna podría ( si quisieran) revertir este triste panorama. Ellos tienen esa responsabilidad porque para eso crearon esa institución. No creo que sea muy difícil re-editar y actualizar el diccionario así como editarlo con gran auspicio para abaratar costos y llegue a las mayorías estudiosas . Además, al igual que la Real Academia de la Lengua Española, poner un diccionario en una página web. Sería lo mínimo que pudieran hacer por el Cusco.
Finalmente, desde QOYLLUR, el Blog de la Astronomía Inka, invoco, solicito, ruego e imploro a la AMLQ a que de una vez por todas se haga un estudio serio y profundo de la terminología que nuestros Inkas usaron en su ASTRONOMIA. El pobre legado terminológico de los cronistas hace que cada investigador interprete “a su modo” cada término o palabra que define todo un universo de conocimiento ancestral tan rico y valioso.
Sería hacerle un gran favor a las futuras generaciones que accediendo al saber de los antiguos Hamaut’as (Amautas) logre en ellos aumentar su conocimiento y su orgullo de cusqueños; y sirva de cimiento para lograr una verdadera IDENTIDAD.
Ilustración: "Seqes" Mural pintado por el artista cusqueño Miguel Araoz Cartagena.

jueves, 23 de octubre de 2008

LOS COMETAS : ¿Agüeros Ancestrales?


LOS COMETAS: ¿Agüeros Ancestrales?

Los cometas son residuos congelados del material que formó el Sol y su sistema planetario. Se hallan en las afueras del sistema a modo de una nube de escombros y al ser atraídos por el Sol se lanzan en veloz carrera llegando algunos a estrellarse y desaparecer dentro del Sol y otros que luego de dar un giro alrededor de nuestra estrella desaparecen rápidamente volviendo al espacio exterior.
Aparecen en cualquier época, en cualquier lugar del firmamento mostrando sorprendentes colores y formas; y sobre todo una cola que los convierte en los objetos más vistosos y enigmáticos del cielo.
Cada año se descubren decenas de ellos los que en su mayoría son solo visibles a través de potentes telescopios. Solo uno que otro alcanza, alguna vez, gran brillo (generalmente debido a su corta distancia a la Tierra) llegando a constituir un gran suceso celestial y un espectáculo único.
Los cometas son visibles por breve tiempo debido a que llegan a la zona interior del Sistema Solar solamente de visita, a gran velocidad y desarrollando órbitas elípticas muy alargadas lo que determina sus cortas apariciones.
En nuestros días constituyen todavía una atracción que conlleva misterios y temores aún cuando se conoce mucho de su estructura física y química, pero históricamente fueron considerados como anunciadores de grandes calamidades debido al desconocimiento que se tenía de ellos así como el desarrollo incipiente de la ciencia que en gran medida tenía un sentido más especulativo que racional como el caso de la Astrología.
En el Tawantinsuyu, al igual que en otras culturas antiguas, también fue motivo de preocupación por su papel transgresor del orden natural y de allí la creencia de que eran heraldos de nefastos augurios o algunas veces de buenas señales como refiere el cronista Guamán Poma de Ayala : “Y de las cometas saben lo que ha de suceder, buena o mala señal”.
A los cometas se les llamaba de varias maneras: Saq’aqaq ( sin traducción conocida, tal vez sea nombre propio) o Qoysu Qoyllur ( estrella con cola o alargada), Onqoq Qoyllur (estrella enferma) y otros cuyo significado desconocemos.

Tenemos la información de que más de 700 cometas fueron avistados en el cielo entre el año 0 y el año 1400 de nuestra era; éstos fueron registrados por los chinos, árabes, romanos y los reinos medievales. Por lo tanto, es probable que muchos de ellos hayan sido observados e “interpretados” desde las latitudes andinas.
Los cometas estaban asociados con los feroces seres mitológicos del mundo estelar los que desde la perspectiva andina significaban derramamiento de sangre en inminentes guerras o muertes violentas causadas por calamidades naturales como pestes y terremotos. Los nombres andinos de Qoa, Choqechinchay, K’auri, Antarqui y otros, son solo algunas de las entidades celestiales que desde el “olimpo quechua” gobernaban las fuerzas naturales conforme a un ordenamiento del que se ha perdido la información.

En Mesoamérica, por ejemplo, a los cometas se les decía “Citlalin Popoca” que significa estrella humeante y según los códices Vaticano y Telleriano Remensis, eran augures de la muerte de gobernantes y de terremotos, dentro de la visión cósmica de los aztecas.
Entre los casos más ilustrativos narrados (muy a su manera) por los cronistas hispanos tenemos la anecdótica aparición de un extraño fenómeno ocurrido durante el cautiverio de Atao Wallpa (Atahuallpa) en Qasa Marka (Cajamarca). Francisco de Jerez, Cieza de León y Garcilaso refieren estos hechos. Así, Cieza dice : “Cuando se prendió a Atabaliba en la provincia de Caxamarca, hay vivos algunos cristianos que se hallaron con el marqués don Francisco Pizarro, que lo prendió, que vieron en el cielo de media noche abajo una señal verde, tan gruesa como un brazo y tan larga como una lanza jineta; y como los españoles anduviesen mirando en ello, y Atabaliba lo entendiese, dicen que les pidió que lo sacasen para verla, y como lo vió, se paró triste, y lo estuvo el día siguiente; y que el gobernador don Francisco Pizarro le preguntó por qué se había parado tan triste. Respondió él : “He mirado la señal del cielo, y dígote que cuando mi padre, Guaynacapa, murió, se vió otra señal semejante a aquella”. Y dentro de quince días murió Atabaliba.”

Según los registros occidentales de la época así como los registros chinos, no hay evidencia de haberse visto ningún cometa brillante entre marzo y septiembre del año 1533 (la cruel e injusta ejecución de Atao Wallpa fue el 26 de julio de 1533) por lo que se presume que tal vez se haya tratado de algún otro fenómeno natural.

Sin embargo hay, dentro de la climatología, factores que permiten o no observar a los cometas; por ejemplo, durante la época de lluvias (diciembre a marzo) en los Andes es difícil ver cielos despejados en el anochecer o amanecer lo que impide observar a los cometas que pudieran estar brillando en el cielo.
Un caso que ilustra lo manifestado ocurrió hace poco: En enero del 2007 el cometa 2006 P1 (Mc Naught) se vio solamente en el hemisferio sur (debido a su órbita muy inclinada) y brillaba tanto que por unos días pudo verse aún en pleno día; sin embargo, desde el Cusco fue imposible verlo porque durante los días que se podía observarlo los cielos del atardecer estaban muy nublados. Cuando a mediados de enero hubo, por fin, un atardecer despejado, el cometa era visible solo con un telescopio.

Como corolario solo resta decir que mucha información de la relación hombre-cosmos en los andes peruanos se ha perdido irremediablemente y los pocos y fragmentados mitos que perviven en algunos pueblos cuentan historias con alto contenido de un sincretismo del que es muy difícil separar sus componentes autóctonos. Esa es la verdad.

miércoles, 8 de octubre de 2008

CONSTELACIONES INKAS: La Pequeña Llama de Plata

Una característica muy particular de la Astronomía Inka fue la preferencia por la observación de cúmulos de estrellas que ocupan áreas reducidas del cielo. Así, determinadas agrupaciones de estrellas brillantes próximas entre sí significaban un buen referente para relacionarlo con una deidad celestial. Casos como el de la Cruz del Sur, las Pléyades, las Hyades, el Cinturón de Orión, etc. son ejemplos demostrativos de ello.
Una constelación en particular propiciaba la saludable vida de los auquénidos recién nacidos y además oficiaba de permanente protector frente a las enfermedades y el peligro de los depredadores. Era la Constelación de la Pequeña Llama de Plata conocida también como la Llamita de Colores y que algunos investigadores creen identificar como Urkuchillay.
Todavía en la actualidad, en algunas comunidades pastoriles del ande, se recuerdan leyendas y mitos referentes a una pequeña llama de colores que protege a los camélidos andinos recién nacidos para asegurar que crezcan sanos y salvos evitando su muerte prematura. De este modo se buscaba obtener el favor divino para incrementar su ganadería lo que garantizaría prosperidad y bienestar general.
La pequeña Llama de Plata, según algunos informantes, sería una estrella individual que se identificaría con Alfa Lira ( estrella Vega) y sería, junto con otras estrellas brillantes , representaciones de una deidad celestial específica.
Es necesario recalcar que los sacerdotes andinos que conocen el mundo estelar andino insisten en que la mayor parte de las estrellas brillantes constituyen en sí mismas una constelación y que solo algunos cúmulos abiertos o agrupaciones cercanas de estrellas puedan ser consideradas dentro de la misma categoría. Sin embargo, la Llama de Plata puede convertirse en una imagen visible en el cielo al “construirse” juntando a las estrellas de la Lira de un modo diferente a la configuración occidental que conocemos.
Uniendo estrellas al modo andino se verá una imagen idéntica al de la imagen que antecede a este artículo.
En términos astronómicos diremos que la estrella Alfa de la Lira, cuyo nombre occidental es Vega ( una brillante estrella de color blanco, magnitud visual 0 y ubicado a 25 años luz de la Tierra) constituye el ojo o la cabeza de la llamita. El hocico lo forman las estrellas Alfa y Epsilon ; el cuello, Alfa y Zeta ; el cuerpo, Zeta y Beta ; la pata delantera, Zeta y Delta ; la pata trasera, Beta y Gamma y la minúscula cola las estrellas Beta y Nu de la Lira.
Esta Constelación Inka se observa en el cielo vespertino desde el mes de agosto hasta mediados de noviembre y precisamente en ésta época es que nacen las crías de los auquénidos. Una comprobación de ello pudo ser observada en el grupo de auquénidos que se crían en la Reserva Eco-turística Privada de Llaullipata, en los alrededores del Cusco, donde por dos años consecutivos fuimos testigos del nacimiento de varias crías de llamas y alpacas precisamente en la época del año que hemos citado.
En tiempo de los Inkas se hacían sacrificios y ofrendas a esta constelación buscando el favor de las deidades para la multiplicación y protección de la ganadería autóctona. Estas ofrendas consistían , además de todos los elementos usados en los rituales, de una pequeñas llamitas de plata, metal que cuando es muy bruñido refleja, a manera de un calidoscopio, los colores de los objetos circundantes. Estas llamitas metálicas son conocidas como Qonopas. Así, la llamita parece tener muchos colores y convertirse en un objeto mágico.
Los cronistas, desde su limitada visión y perspectiva, nos dejaron algo de información al respecto aunque ésta fue tomada por ellos como simples curiosidades de un pueblo atrasado e ignorante. De allí que las crónicas sean fuentes de información incompletas, sesgadas y hasta maliciosamente distorsionadas en algunos casos.
Según parece, Bernabé Cobo copió a Polo de Ondegardo cuando habla del mundo estelar de los Inkas. Precisamente se lee en la “Historia del Nuevo Mundo” de Cobo un texto similar al de Polo que nos sirve como información y referencia a la constelación de la llamita de plata o llamita de colores. Dice Cobo : “Todos los pastores respetaban y hacían sacrificios a la llamada de los astrólogos Lira, que ellos nombraban Urcuchillay, la cual decian que era un carnero de muchos colores, que entendía en la conservación del ganado; y a otros dos pequeños que tiene debajo a manera de T, decían ser los pies y la cabeza; y éstos también hacían veneración a otra que anda cerca deste y llaman Catachillay, que también es algo grande, y a otra más pequeña que anda junto a ella; las cuales fingían que era una llama con su cordero que procedían del Urcuchillay…”
De lo escrito por Cobo no se puede, a ciencia cierta, afirmar nada. Es una compilación confusa y enredada con datos proporcionados por entrevistados que sin duda no eran expertos o conocedores profundos del tema. Además, ni Polo ni Cobo eran versados en astronomía (“astrología” en ése tiempo) y esta ciencia era en ésa época tan vilipendiada por la iglesia que casi todo cuanto se dijera de este tema era tomada como un enfrentamiento al pensamiento dogmático del clero de entonces. Por todo ello el particular punto de vista del pueblo Inka con respecto al ordenamiento cósmico (constelaciones, planetas, estrellas y otros) fue no solamente ignorado y marginado como simple curiosidad o “conocimiento errado” sino combatido con rigor por constituir el pensamiento de un pueblo atrasado y poseído del poder del demonio. Así era la idea que el invasor y saqueador peninsular tenía de nuestra etnia.
Lo que queda por dilucidar es la posibilidad de que la Llama de Plata o Llama de Colores sea la misma que el Urkuchillay, la mítica llama celestial. Se dice que ésta deidad (Urku = Macho) influía en el cubrimiento de las hembras en la época de celo permitiendo la óptima multiplicación de los auquénidos pero muchos conocedores del tema afirman que Urkuchillay es una constelación oscura y no una estrella, y que ocupa un lugar opuesto al de la otra llama negra que se ubica hacia el centro de la galaxia.
Nadie nos ha dado una respuesta definitiva y lo poco que ha quedado a manera de mito o leyenda es solo un pálido e incompleto recuerdo de aquella maravillosa astronomía que desarrollaron nuestros antepasados. Tal vez hayan todavía algunos herederos de tan maravilloso legado en algún lugar de los Andes…ojalá!.

viernes, 12 de septiembre de 2008

LOS APUS : ¿Un Vínculo Geo-Cósmico?



Desde la más remota antigüedad el Valle del Qosqo (Cusco) sirvió de escenario para el desarrollo de varias etnias asentadas en su espacio geográfico. Aquí vivieron los Lares, Poqes, Wallas, Antasayas, Sawasiras y otros en diferentes momentos del lejano pasado, tal como nos explicaron los investigadores de la historia. Todos ellos dejaron en la tradición oral sus orígenes míticos y sus conexiones con el mundo de lo divino o sobrenatural.

Entre estos entes tutelares destacaban aquellos que por su monumentalidad y fuerza telúrica representaban verdaderos centros de poder e importantes hitos geográficos. A éstos se les llamaba APUS. Apu es una palabra quechua que significa literalmente : Protector, Gran Señor, Jefe Supremo, Deidad Natural, Ente Tutelar, etc.
En resumen, son las colosales montañas que rodean y protegen el ámbito geográfico de la región del Qosqo. Sus elevadas cumbres de nieve perpetua le dan la categoría monumental que los caracteriza. Dos fueron los Apus “principales o mayores” que según la tradición se encargan de la protección de la ciudad del Qosqo : El Awsanqati y el Sallqantay ( Ausangate y Salkantay en el quechua españolizado y moderno); el primero de ellos ubicado hacia el Este y el segundo hacia el Oeste, ambos a más de 50 Km. de la ciudad del Qosqo.
Además de ellos, el Qosqo está rodeado en un radio de 10-20 Km. de otras montañas menores también considerados Apus. Ellos son : El Pillku Orqo (hoy llamado Picol),el Pachatusan y el Wanak’auri, todos ellos ligados al origen de los primeros asentamientos o pueblos citados líneas arriba.
Todos estos Apus representaban poderosas e imponentes fuerzas espirituales y telúricas que marcaron la personalidad de los pueblos que los tomaron como sus protectores o entes tutelares. La cosmogonía Inka, rica en su interpretación mágica de los fenómenos y procesos naturales encontró en ellos los vínculos con el mundo superior de los dioses, con el mundo del Hanan Pacha ( el “cielo” andino).
Es necesario también hacer un comentario sobre el uso de palabra Apu en otro contexto: aquél que se refiere a personajes de linaje o elevado rango que usaban la palabra Apu antes de su nombre para significar su especial categoría personal, social o militar, pero ese es otro tema del que no comentaremos en esta ocasión.

Respecto a la naturaleza de los Apus, el prestigioso investigador cusqueño Arq. Germán Zecenarro B. manifiesta: “El escenario geográfico era entendido y concebido como la morada de las entidades tutelares y de las fuerzas cósmicas que regían la vida de todas las criaturas. De esa manera, existían determinados lugares o espacios con mayor atracción que otros, sitios donde la fuerza telúrica absorbía al espíritu humano envolviéndolo en la inmensidad cósmica” ( “Las Llactas”, en Rev. Arkinka Nro,132, Nov.2006).
Aquí encontramos entonces el vínculo GEO-COSMICO que le da el sello característico a la cultura andina. Debo aclarar que el término geo-cósmico fue usado originalmente por el investigador norteamericano Gary Ziegler cuando escribió acerca de sus estudios en Llactapata (cerca de Machupicchu) y la orientación de su templo principal hacia la salida del Sol en el solsticio de invierno y sus vínculos con el Intiwatana de Machupicchu.
En la misma perspectiva encontramos que todos los diseños arquitectónicos de las urbes quechuas estaban orientadas hacia los Apus lo que refuerza la unión íntima con éstas divinidades. Corrobora el Arq.Zecenarro cuando en otro párrafo de su artículo dice: “…eran los Apus o las divinidades tutelares los puntos focales hacia los cuales los trazos de los k’ijllus o calles, orientaban sus perspectivas”. (Op.Cit.). Y estas conexiones las encontramos en muchos lugares siendo uno de los más importantes el lugar denominado Laq’o, también conocido como Salonniyuq, Amaru Mach’ay, Waka Mantokalla,etc. y que queda a un kilómetro al noreste de Qenqo. Allí, desde la cima del roquedo y donde hay huellas de haber sido un lugar ceremonial, se puede avistar a los dos grandes Apus del Qosqo: el Awsanqati y el Sallkantay que a manera de centinelas, señalan dos importantes puntos cardinales.
Finalmente, desde una perspectiva más “científica” diremos que los Apus vienen a ser los símbolos del poder de los elementos, especialmente del agua. Los nevados son los que captan el agua de la atmósfera la que es conservada en estado sólido y mediante los procesos del deshielo proporcionan un permanente flujo de agua que mantiene la vida de los seres vivientes de los valles interandinos. El hombre andino piensa que este elemento líquido de los nevados se refuerza con los manantiales que surgen de la profundidad de la tierra y que comúnmente aparecen en lugares elevados dándole una significación de generosidad de tales entes tutelares. Además, el hecho de que son montañas inalcanzables para el escalamiento de los humanos (no se conoce de andinistas andinos que hayan coronado sus cumbres) los hace ver como los más próximos al Hanan Pacha y los que dialogan con la divinidad.
Un ejemplo de ello es el Apu Pachatusan cuyo significado es “El Gran Señor que apuntala el firmamento” o lo que es igual a decir que sobre sus hombros sostenía el mundo. Así de increíble es el realismo mágico del pueblo andino en la interpretación de su fantástico mundo y de su inseparable vínculo geo-cósmico.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Los ECLIPSES y los INKAS



Los asombrosos fenómenos de los eclipses de Sol y de Luna fueron para el pueblo Inka sucesos tan extraordinarios e incomprensibles que trastocaban su Cosmos y eran interpretados como un grave desequilibrio en el mundo del Hanan Pacha (el mundo de arriba).
Si bien es cierto que “tuvieron cuenta” de ésos fenómenos, “no alcanzaron a saber sus causas” como nos dice Garcilaso. Sin embargo, se conoce por la tradición oral que tales fenómenos eran interpretados como señales negativas derivadas de la incorrecta conducta de los humanos y la respuesta de sus principales deidades celestiales, el padre Sol y la madre Luna, quienes manifestaban su enojo e inconformidad con los actos de sus hijos. En otros casos se interpretaba como la acción de las fuerzas malignas que amenazaban a los humanos, éstos eran la enfermedad, el infortunio o las calamidades en el entorno celestial.

Garcilaso nos aclara una parte del panorama cuando escribe: “Decían al eclipse solar que el Sol estaba enojado por algún delicto que habían hecho contra él, pues mostraba su cara turbada como hombre airado y pronosticaban ( a semejanza de los astrólogos) que les iba de venir algún grave castigo” (Libro II Cap.XXIII, Comentarios Reales). Pero no nos explica lo que respecta a la intervención de otros seres sobrenaturales. Es Montesinos quien detalla mejor cuando dice que los eclipses eran acciones del dios Wiraqocha para destruir al Sol y a la Luna por causa de las malas acciones de los hombres. Para ello enviaba a un león (el puma, tigrillo u ocelote deificado llamado Choqechinchay) y una serpiente (Amaru, Mach’aqway) para cumplir el terrible mandato. Estos monstruos celestiales pretendían devorar al Sol o la Luna durante el eclipse.
De allí la actitud de los habitantes del Tawantinsuyu por calmar la ira de Wiraqocha y alcanzar su perdón. Sabedores de la magnanimidad y bondad del supremo creador se juntaba el pueblo para rogar llorando y con grandes alaridos de dolor pedir suplicantes su indulgencia. Los niños, por ser los seres más inocentes, así como los perros eran los más solicitados para los ruegos y peticiones. A los niños se les obligaba a llorar intensamente y a los perros se les daba de palazos y fuetazos para obligarlos a dar lastimeros aullidos de dolor. Cuando iba pasando el eclipse la tranquilidad volvía al mundo e inmediatamente se hacían sacrificios diversos para evitar su retorno.
Pensaban ellos que no haber llorado y rogado el castigo hubiera sido inminente; es decir, el advenimiento de una oscuridad total y permanente. Además temían que el castigo se consumara con una maldición sobre sus herramientas u utensilios: Los hombres temían que sus herramientas agrícolas se conviertan en feroces pumas y las mujeres temían que sus ruecas y telares se convirtieran en serpientes venenosas.
Bernabé Cobo aclara que los hombres, durante un eclipse de Luna, se “ponían a punto de guerra” y mientras tocaban tambores (y otros instrumentos) tiraban lanzas y flechas hacia la Luna como si quisieran herir al “león y la sierpe”, porque decían que de esta manera los espantarían para que no despedazasen la Luna.

El investigador Alfredo Alberdi nos refiere en su libro “Tiksimuyu: el Universo” , en el capitulo sobre los eclipses, algo interesante cuando dice: “En la idea andina los eclipses de Sol deben tenerse cuidado porque pueden revivir la generación antigua, los gentiles; el Sol fue quien los destruyó a esos hombres antiguos (ñaupa runa) pero muchos de éstos se salvaron introduciéndose en las profundas cavernas que construyeron; éstos son los que salen, a veces, en las noches de luna reencarnados como hombres del presente, pero se retiran a sus antros antes que despunte los primeros rayos del Sol que los puede aniquilar, nuevamente; temen que el mundo actual fenezca con un eclipse solar y reviva el pasado de las tinieblas”.
Con respecto a la Luna el relato de Garcilaso remarca la dimensión del fenómeno. “Conforme el eclipse, grande o pequeño, juzgaban que había sido la enfermedad de la Luna. Pero si llegaba a ser total, ya no habría que juzgar sino que estaba muerta, y por momentos temían el caer la Luna y el perderse de ellos; entonces era más de veras el llorar y plañir, como gente que veía al ojo la muerte de todos y acabarse el mundo. Cuando veían que la Luna iba poco a poco volviendo a cobrar su luz, decían que convalecía de su enfermedad, porque Pachacamac, que era el sustentador del Universo, le había dado salud y mandándole que no muriese, por que no pereciese el mundo”.

Todavía hoy, en algunas comunidades andinas, cuando ocurre un eclipse se Sol, se acude a los templos para encender unas velas y pedirle a Dios que no permita que el Sol apague su luz ni nada perturbe la paz de los pueblos.

sábado, 26 de julio de 2008

LAS PLEYADES: Su rol en el mundo andino


Fue la constelación estelar más importante de la astronomía Inka y hasta tuvo un templo propio dentro del Qorikancha. Se dice que era la madre de todas las estrellas y también que es una pieza clave para comprender el calendario Inka.
Nos referimos al cúmulo estelar abierto más bello y popular del cielo observable. Su nombre técnico es M 45 (El Número 45 del Catálogo Messier) y en los mapas estelares aparece como Eta Tauro (referido a su principal estrella Alcyone) porque está ubicado dentro de esa constelación occidental. En los países de habla hispana se le llama “Las 7 Hermanas” o las 7 Cabrillas. La mayor parte de sus estrellas más brillantes están ubicadas a unos 400 años luz de distancia de la Tierra y por su espectro se sabe que son estrellas azules, muy jóvenes, calientes y todavía envueltas dentro de la nube de gas y polvo cósmico que les dio origen. Según la mitología griega son las 7 hijas del gigante Atlas y la bella Pleione.
En la cosmología de los pueblos andinos desempeñaba un importantísimo papel por ser un grupo estelar que al ser observado atentamente por especialistas servía para pronosticar la cantidad de precipitación pluvial o los cambios climáticos que se verían cuando llegase la temporada de lluvias. Todavía hoy en día sigue cumpliendo ese rol en algunas comunidades campesinas.
Recordemos que en la sierra peruana no se aprecian las cuatro estaciones del año que define el clima de otras latitudes. Aquí las estaciones de centralizan en dos grandes épocas o ciclos: Tiempo de Secas ( o Secano) y Tiempo de Lluvias. Por lo tanto, es diferente a otros lugares el modo de apreciar las variaciones climáticas y la planificación de las campañas agrícolas.
Le llamaban “Qollqa” (almacén, granero, deposito) porque era referencia inequívoca de la calidad y cantidad de la producción agraria futura y por tanto el almacenamiento de excedentes en esos almacenes que había en todo el Tawantinsuyu para socorrer al pueblo en casos de escasez o emergencia.
Leyendo documentos antiguos, especialmente el llamado “Manuscrito Anónimo de Huarochirí” de autor desconocido y probablemente escrito hacia 1600, se puede saber que la observación de las Pléyades era el mejor modo de diagnosticar el comportamiento del clima y la cantidad de lluvias que debían llegar hacia octubre o noviembre. Tales observaciones se realizaban en la época de su primera salida helíaca (la primera observación en el cielo de la mañana, antes de la salida del Sol) que ocurre cada año entre la segunda y tercera semana del mes de Junio, justamente antes del Inti Raymi, la gran fiesta del Sol.
Dice el documento (en versión explicada) que “Cuando las estrellas de la Qollqa se veían grandes y brillantes vendría un época de lluvias normales y por lo tanto buenas cosechas para alegría de todos, pero si éstas se veían pequeñas y débiles vendrían épocas de sufrimiento y de hambre”
Esta versión, aparentemente anecdótica y hasta tribial, fue tomada por mucha gente como simple mito o parte de la ignorancia campesina. Sin embargo, también hubo gente que se dedicó a hacer investigaciones y hoy en día podemos decir, con el apoyo de la ciencia, que nuestros antepasados tenían la razón.
La prestigiosa revista norteamericana especializada en astronomía Sky & Telescope, en su edición de Junio 2008, ha publicado un artículo del conocido arqueoastrónomo Edwin C. Krupp en el que se comenta, aparte de mostrar la importancia de las Pléyades como pronosticador del clima en los antiguos pueblos griegos y del mediterráneo, un informe sobre su importancia en el mundo andino. Krupp da cuenta de los estudios realizados por el Antropólogo norteamericano Benjamín Orlove, quien ayudado por el climatólogo John Chiang y el Meteorólogo Mark Cane hicieron un interesante estudio que detallamos a continuación:
Orlove, maravillado con los relatos referidos a las Pléyades (Qollqa) y su relación con la época de lluvias que le habían sido referidas en muchas comunidades andinas, dedicó su tiempo a hacer un estudio de la climatología de la sierra peruana y su relación con las observaciones de la Qollqa.
Reunió a un equipo de especialistas y luego de buscar estadísticas climatológicas de más 30 años en varios puntos de la sierra peruana, además de abundantes fotografías tomadas por satélites meteorológicos, llegó a concluir que en los años normales los vientos predominantes van de Este a Oeste llevando los vientos hacia la costa y permitiendo de este modo un equilibrio atmosférico que derivaba en cielos limpios en junio y julio (época de observar a la Qollqa) y lluvias normales desde octubre y noviembre.
Pero en los años en que el clima se torna anormal, caso de la ocurrencia del llamado Fenómeno del Niño, las aguas del Océano Pacífico son calentadas por la Corriente del Niño ( que viene del Norte, junto a las costas ecuatorianas) lo que produce excesiva evaporación y calentamiento del aire. Esto provoca unas nubes llamadas cirrus (grandes franjas de nubosidades tenues y vaporosas que casi no se advierten) sobre la llanura amazónica, entre los 6 y 10 mil metros de altura. Al ser traídos por las corrientes de aire hacia la sierra sur, cubren los cielos de manera casi invisible, produciendo la visión borrosa y debilitada de las Pléyades (Qollqa).
De allí nace aquello de ver las Pléyades (Qollqa) brillantes o débiles y su rol de pronosticador del clima futuro, específicamente, de la época de lluvias.
Todavía hoy en día, en muchas comunidades andinas donde hay agricultores con una gran sensibilidad e intuición para estos trabajos, se hace la observación de la Qollqa y si se presentan sus estrellas debilitadas y sin mucho brillo entonces se sabe que las lluvias llegarán más tarde de lo acostumbrado; por lo tanto, la siembra de la papa debe hacerse más tarde de lo acostumbrado y asimismo tomar otras estrategias para paliar la falta de lluvias tempranas o buscar otras soluciones.
Pero esto no termina simplemente con una explicación científica que acaba con el encanto y el misterio de la Qollqa…hay muchas otras cosas que nos tiene guardadas. Se las diré pronto.

Bibliografía:
“Weathering the Stars” By E.C. Krupp. Sky & Telescope, Magazine. USA. June, 2008 Pag. 43-45
“Un Fiel Puñado de Estrellas” Mariano Ribas, Argentina, 2007.

jueves, 24 de julio de 2008

LA VIA LACTEA : EL HATUN MAYU


En las noches de junio y de julio, luego del anochecer, podemos ver entre las estrellas del cielo nocturno una gruesa franja débilmente iluminada y de apariencia nubosa que cruza el firmamento de noreste a suroeste. Es la porción central de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Lastimosamente esta bella e increíble visión solo es posible, en la actualidad, desde lugares lejanos y oscuros debido a la creciente polución lumínica de las ciudades derivada del mal uso del sistema de iluminación eléctrica y que impide ver el cielo estrellado.
Nuestra galaxia, la Vía Láctea, contiene unos 200,000 millones de estrellas además de nebulosas formadas por gas y polvo interestelar, y constituye un complejo sistema de unos 100,000 años luz de diámetro. De perfil parecería una estructura lenticular con un centro brillante y más abultado. Visto desde arriba ( o desde abajo) parecería una rueda espiral con brazos o ramales girando a una velocidad de 250,000 años por cada vuelta.
Aquí vivimos, en uno de sus brazos lejanos, a 30,000 años luz del centro, formando parte de un sistema planetario alrededor de una estrella de tamaño mediano llamado Sol. Desde nuestra perspectiva alcanzamos a ver, en todas su plenitud, la parte central de la galaxia que pareciera estar sobre muestras cabezas. Observando con detenimiento la Vía Láctea podremos darnos cuenta que a lo largo de ella hay una serie de manchas oscuras, a manera de sombras, que intercalan o parecen enredarse con las porciones brillantes. Son las enormes cantidades de materia cósmica (polvo y gas interestelar) que no están siendo iluminadas por estrellas cercanas y por eso interceptan la luz de las otras estrellas de fondo. Este material oscuro, además, servirán para formar nuevas estrellas en el futuro.
Para los Inkas esta franja luminosa constituía la personificación celestial de su río sagrado que recorre el Valle Sagrado : El Willka Mayu (hoy llamado Vilcanota).
Las diferentes posiciones del río celestial eran de particular interés para establecer los ejes matrices de la geografía tawantinsuyana (nor este – sur oeste y nor oeste – sur este). Así, durante los equinoccios o solsticios, el Hatun Mayu servía para establecer ciertas direcciones en el horizonte para vincular a los Suyus o regiones con la gran capital y darle a ésta su verdadero rol geopolítico; es decir, el Centro del Tawantinsuyu, el Ombligo del Mundo (eso significa la palabra Qosqo o Cusco). La comprobación de lo planteado aquí, simplemente se demuestra combinando en un gráfico, las dos posiciones extremas del Hatun Mayu y como resultado tendremos que el punto de aparente intersección o giro de la galaxia queda en el cenit del Qosqo.
A todo lo manifestado podemos agregar también que los ejes principales de los caminos Inkas, los Hatun Ñan, siguen la misma orientación que la galaxia.

Dentro del Hatun Mayu estaban también representados los muchos personajes mitológicos y sobrenaturales de su rica cosmología, y que tenían participación activa en los ciclos naturales (estaciones) y los procesos reproductivos (agro y pecuaria).
Precisamente esas manchas o sombras constituyen las llamadas “Constelaciones Oscuras” y en ella se puede apreciar una gran cantidad de seres mitológicos o representaciones sobrenaturales de animales que pertenecen a la cosmología Inka.
Entre estos tenemos:
La Llama Sideral conocida como Yakana (Llama Kamaq?) o Qatachillay.
La Pequeña Llama o Uña Llama. Es la cría que amamanta a su madre.
El Zorro o Atoq que es infaltable en todos los cuentos y mitos andinos.
El Pastor o Michiq cuya misión es proteger a la llama sideral y su cría.
El Kuntur o Cóndor andino.
La Perdiz o Lluthu que viene a ser la nebulosa oscura del Saco de Carbón, en la Cruz del Sur.
El Sapo o Hampat’u, entre el pie de la Cruz del Sur y Eta Carinae.
La Culebra o Serpiente, llamada Mach’aqway.
El Oso Celestial o Ukhumary, escondido en la zona norte de la galaxia.
La Alpaca Negra o Yana Allpaka, Una alpaca macho escondida en la zona de la constelación occidental de Cygnus (Cisne).
El Venado o Taruka o LLuych’u, también escondido.
Y quedan muchos otros seres sobrenaturales en la porción norte de la galaxia y de los que se ha perdido la información a través de los 500 años de “ignorar y rechazar las creencias y la religión andina” porque se pensaba que era producto de una mentalidad “primitiva e ignorante”. ¡Qué poco respeto se tuvo del pensamiento andino y su relación dios - naturaleza!
En próximos artículos detallaremos, en la medida de nuestras investigaciones, cada una de las Constelaciones Oscuras y con ellas la importancia o rol que desempeñaban dentro de ese maravilloso e increíble esquema celestial andino.
Finalmente, es necesario comentar ( y también invitar) la lectura del trabajo de W. Sullivan : “El Secreto de los Incas” que trata precisamente del Hatun Mayu y la hipótesis que sugiere que los grandes eventos de la historia incaica estaban vinculados a la observación de la Vía Láctea y su inevitable cambio de posición a causa de la precesión de los equinoccios que determinó la finalización de un tiempo o era llamado “pachakuti”. Sin duda, un trabajo polémico e interesante del que comentaremos en el futuro.

miércoles, 16 de julio de 2008

LOS PLANETAS DE LOS INKAS


Puriq Qoyllur (Estrella Caminante) fue el nombre que los sabios del Tawantinsuyu dieron a los planetas.
Y es que para cualquier observador atento y perseverante es fácil darse cuenta que en el cielo estrellado, luego de algunas semanas de observación paciente, hay ciertas “estrellas” que van desarrollando movimientos aparentemente erráticos por entre las demás estrellas. Algunas de ellas, con movimientos lentos, parecen quedarse rezagados ante las demás estrellas (caso de Júpiter o Saturno) y otras que algunas veces parecen adelantarse a las estrellas por unas semanas y luego regresar en sentido contrario o aparecer un tiempo de un tamaño pequeño para luego retornar convertido en una enorme “estrella” luminosa (caso de Marte) ; y por último, otras que solo se ven al atardecer o al amanecer y nunca llegan a situarse en el cenit (caso de Venus y Mercurio). Cinco son estos errantes del cielo que se les puede ver a ojo desnudo (simple vista) y hay que ser muy poco curioso o demasiado indiferente para no darse cuenta de sus cambios de posición cuando se observa el cielo nocturno durante una temporada.

Estos cinco Puriq Qoyllur fueron ampliamente conocidos y observados por los sabios especializados del Qosqo( Los Hamaut’as, Willaq Umu, Killawata Qhipukamayuq, etc.) quienes sabían de sus movimientos dentro del ordenamiento cósmico. Lo que desconocemos es el aspecto astrológico que pudieron representar los planetas para nuestros sabios. No hay referencias concretas para saber si los planetas “influían” en las acciones humanas o que “determinaban” hechos extraordinarios.
Sabemos, por nuestras largas jornadas de investigación, que el significado que le dan a cada uno de los Puriq Qoyllur en algunos pueblos andinos, está muy influenciado por la astronomía occidental; sin embargo, también se puede pensar que tal vez hayan ciertas coincidencias con otras culturas o alguna raíz primitiva que nos lleve a pensar que alguna vez las culturas ancestrales estuvieron relacionadas. Puede alguien negar ésa posibilidad?
Revisemos, para comenzar, la lista de planetas de estos cinco planetas y sus nombres quechuas:
Mercurio : Qhatu Illa
Venus : Ch’aska
Marte : Auqayuq
Júpiter : Phirwa
Saturno : Hauch’a
Sobre el significado de cada uno de los nombres quechuas hay una variedad muy grande de interpretaciones no habiéndose llegado a un acuerdo debido a la falta de un acuerdo y consenso entre los investigadores. Sin embargo, intentaremos algunas definiciones.

Sin duda alguna, entre los planetas conocidos destaca Venus o Ch’aska por ser el planeta más brillante y por ser el de los movimientos más fácilmente discernibles. Ch’aska aparece una veces en el cielo del amanecer y otras en el cielo del poniente. En el término de un año se posiciona por muchas semanas unas veces antes del orto y otras después de la puesta del Sol pero jamás se aleja demasiado del astro rey debido a que su órbita es interior, es decir, que se halla entre la Tierra y el Sol.
Los Inkas pensaban que Ch’aska era un sirviente del dios Sol y por eso siempre estaba cerca de él, dispuesto a servirlo. Los cronistas españoles interpretaron como un paje del rey Sol. Ch’aska significa cabellos desordenados o enredados lo que tal vez sirvió para explicar el brillo tan intenso, a manera de rayos, que tiene este planeta.
Otro planeta importante fue Júpiter debido a que también tiene un intenso brillo pero su recorrido orbital es diferente al de Venus. Júpiter “camina” muy parsimonioso por el cielo avanzando siempre hacia el Este en su movimiento aparente por el cielo. Nada lo detiene y siempre aparece brillante y conspicuo entre las constelaciones. Es característico su color amarillento – verduzco lo que difiere de Venus que se ve blanco. Se le conocía con el nombre de Phirwa ( su significado es poco conocido) y se dice que este planeta era el protector de las Qollqas (almacenes de alimentos deshidratados y otros ) que por todo el Tawantinsuyu abundaban a fin de que nunca falte abastecimientos y reservas para los tiempos duros de hambruna y/o escasez.

El planeta Marte también era bien conocido debido a su inconfundible color rojizo y a las épocas de acercamiento a la Tierra, fenómeno que se observa cada dos años. En cada acercamiento Marte aparece grande y brillante convirtiéndose en una “estrella” de brillo espectacular que provoca admiración de todo el que lo ve. Se dice que representa al patrono de las guerras y acciones militares por eso lo llamaron Awqayuq (derivado de Awqa que significa enemigo, guerrero, soldado, etc.)

Saturno era conocido por el nombre de Hauch’a y era para los hombres andinos la “estrella” que podía traer pestes y enfermedades así como infortunios. En realidad poco se sabe del conocimiento de este planeta que también tiene un brillo intenso y una coloración amarillenta. Sobre el nombre Hauch’a poco se sabe sobre su real significado pero se asocia con una hierba venenosa y con la peste.

Finalmente, Mercurio, el planeta que solo se ve en contadas oportunidades también tenía un nombre quechua: Le llamaron Qhatu Illa que traducido libremente sería “Mercado o lugar de trueque de la madrugada o inicio del día” Y es que este planeta era el protector de los que llegaban a la gran capital trayendo sus productos o mercaderías para ser intercambiados por otros de la zona. Sabemos que grandes caravanas de llamas cargadas con pescado seco y mullu (conchas de mar, indispensables para los rituales) llegaban desde el Chinchaysuyu o cargamentos de Qañiwa, Ch’uñu (papa deshidratada), Ch’aqo (una arcilla medicinal),etc. llegaba del Qollasuyu. Del Antisuyu llegaba la hoja sagrada Kuka (coca), frutas de la selva, pieles de tigrillos, boas y otros reptiles.
Mercurio por ser un planeta interior también es visto siempre cerca del Sol; unas veces por delante y otras veces por detrás solamente que nunca se aleja tanto como Venus porque su órbita no se lo permite.

LA CATEGORIA DIVINA DE LAS SUQANQAS


Dice Garcilaso en sus Comentarios Reales que en la ciudad del Cusco y más propiamente en los cerros aledaños y plazas principales, se alzaban unas columnas de piedra ricamente labradas a las que el pueblo veneraba porque constituían lugares sagrados donde el dios Sol hacía presencia para señalar fechas específicas del calendario.
Tales columnas llamadas suqanqas o saywas tenían carácter sobrenatural y por ello, en ciertas épocas del año, eran bellamente adornadas con flores, tejidos y otros ornamentos. Eran los días correspondientes a solsticios, equinoccios o épocas de siembra, cosecha, trasquila del ganado, etc. en los que la luz del Sol proyectaba sombras en ciertas direcciones que determinaban la exactitud de una fecha esperada. Ese día era motivo de especiales celebraciones y precisamente, la devoción y magnificencia con que se cumplía este ritual fue la causa de su sistemática destrucción. Los intolerantes y dogmáticos religiosos hispanos asociaron este ritual de profundo y respetuoso homenaje al dios Sol con una práctica idolátrica de adoración al demonio. Consecuencia de ello fue la casi inmediata orden de destrucción.
Cada columna o mojón constituía en sí misma una waka (santuario – adoratorio) porque representaba una manifestación divina según la cual el propio dios Sol, como buen padre, ofrecía a sus hijos una muestra de su inmenso poder: la llegada de una época o fecha del año que debía ser rigurosamente observada y registrada en los quipus para determinar criterios y medidas para una adecuada planificación del calendario agrícola, pecuario o ritual.
Muchas de estas suqanqas, especialmente las más grandes, que se ubicaban en las cumbres de los cerros que rodean la ciudad hacia oriente y hacia occidente fueron registradas como wakas principales durante el registro que hizo el religioso, cronista y extirpador de idolatrías Bernabé Cobo antes de proceder a su destrucción como parte del proceso de evangelización católica y su lucha contra “los infieles e idólatras indios”. Tal vez sólo porque Cobo cumplió con este registro dispuesto por las instancias superiores pudimos enterarnos de la existencia de tales santuarios y marcadores.
La destrucción de wakas se cumplió rigurosamente y de las 328 (aproximadamente) que existieron hoy no quedan sino unos cuántos muy destrozados, casi irreconocibles y de los que sólo quedan sus nombres españolizados que han perdido su original significado. La peor parte se llevaron las suqanqas de las que no quedó ni la cimentación por temor de que el pueblo indígena volviera a ésos lugares a seguir “adorando al demonio” como decían las autoridades religiosas.
De las suqanqas que tenemos el registro correspondiente y que tienen la categoría de waka sólo algunas están más o menos explicadas en la relación de Cobo. Así tenemos:
Por el Este : Región del Antisuyu y parte del Collasuyu (Qollasuyu)
An. 4:6 (Sexta waka del 4to. Seqe del Antisuyu)
Se llamaba Illansayba (Illary saywa?- columna del amanecer?) el que según Cobo eran unas piedras a las que hacían sacrificios los visitantes del Antisuyu: Por el nombre pensamos que más bien era un marcador del solsticio de invierno en el momento de la salida del Sol.
An. 5:7 (Sétima waka del 5to. Seqe del Antisuyu)
Se llamaba Aquarsayba (?) y era una waka de gran veneración. No se conoce los detalles pero el nombre sayba (saywa) denota, de por sí, una gran columna o mojón de piedras.
Co. 4:9 (Novena waka del 4to. Seqe del Collasuyu)
Era un cerro grande llamado Sinayba ( ?) Comentario: Muchos cerros aledaños al Cusco, especialmente los más lejanos, eran tenidos por saywas naturales debido a que una columna o mojón hubiera sido muy difícil de ver a tal distancia. Entonces un método más sencillo habría sido observar la salida del Sol en la línea de mira de algún perfil, roquedo o alguna escarpadura muy particular en un cerro en un cerro. En la región del Cusco los cerros son muy escarpados y no falta algún detalle orográfico que sirva para tal propósito.
Por el Oeste : (Región del Chinchaysuyu y parte del Cuntisuyu)
1. Ch. 6:9 (Chinchaysuyu) Sobre el cerro Quiangalla (quechua españolizado) habían dos mojones o pilares que tenían por señal cuando llegaba el invierno (21 de Junio)
2. Ch. 8:7 Eran dos mojones que señalaban la fecha de la siembra del maíz (Sara, en quechua) y donde hacían sacrificios para procurar una buena siembra.
3. Cu. 13:3 (Cuntisuyu) Eran dos mojones en el cerro Chinchincalla (hoy en día no identificable) a las que llegaba el Sol en época de siembra (de la papa?)
La mayoría de los lugares de identificación de las suqanqas que señala el documento de Cobo no han sido encontradas debido, como ya dijimos, a su destrucción total y de las que no se dejaron “piedra sobre piedra”.
Así fue la torpe, injusta e ignorante actitud del invasor español cegado por sus dogmas y su afán de esconder una manifestación cultural tan sabia y avanzada que encontraron en estos territorios.

domingo, 20 de abril de 2008

MUYUQMARKA : ¿Un enigma resuelto?




En la cúspide de la Gran Casa del Sol ( Saqsaywaman) se halla el más original y enigmático edificio de este sorprendente e incomparable complejo arquitectónico: Muyuqmarka.
Aún cuando su verdadero nombre debería ser MUYUMARKA ( de muyu = redondo, circular; y marka = lugar, posición, señal, poblado) se le llama Muyuqmarka, palabra que al habérsele agregado la letra “q” denota giro o movimiento circular; sin embargo, poco cambiará el propósito de nuestro artículo.

Es increíble ( y lamentable) la omisión que han hecho los cronistas con respecto a la verdadera importancia de Muyumarka. Pareciera que el uso exclusivo que hacía el Inka y la elites de sabios hizo que el pueblo así como los estamentos inferiores de poder no conocieran su real significado y propósito. Además. Su pronta destrucción, demolición y enterramiento a sólo tres o cuatro años de la llegada de los invasores hispanos contribuyó a su olvido y consecuente pérdida de la información que contenía.

Pese a esos inconvenientes se conoce dos versiones redescubiertas ulteriormente. Uno de ellos basado en un proceso judicial de inicios de la colonia y el otro que es una resultante de estudios actuales de arqueoastronomía.
El primer caso se funda en un expediente judicial adjuntado a un proceso de litigio entre los encomenderos españoles y la Orden de los Dominicos por un asunto de usufructo de aguas de una acequia subterránea que venían de Saqsaywaman al Qorikancha en el que aparece un singular personaje inka llamado Juan Iñaca Sawaraura que según parece fue el último Killawata Qhipukamayuq del Qosqo y que en su manifestación judicial hace referencia a Muyumarka y un ritual extraordinario.
El documento judicial con el relato de Juan Iñaca aparece en forma novelada en un trabajo del antropólogo Luis Enrique Tord titulado “Espejo de Constelaciones”.

Según el libro, Muyumarka fue un gran espejo de agua sagrada en la que el Inka, representantes de los cuatro suyus, sacerdotes especializados y el Killawata Qhipukamayuq se reunían en dos fechas específicas del año para hacer observaciones astronómicas de las constelaciones andinas reflejadas en el espejo de agua y de esa manera establecer las fechas del calendario ritual y agrario los que eran rigurosamente registrados en los quipus para su cumplimiento y comprobación. Demás está decir que tal ritual, así como los otros que se realizaban en el Tawantinsuyu, estaba rodeado del más grande sentido místico, espiritual y de trascendencia suprema.

Cuando Garcilaso afirma que en los muros interiores del Muyumarka habían “adornos” de oro y plata representando animales y plantas no estaba errado. Lo que no llegó a enterarse nuestro cronista fue sobre el uso que se daba a tales “adornos”. Gracias a Iñaca pudimos saber que se trataba de la representación simbólica de las constelaciones andinas, las que eran observadas a manera de un mapa estelar y que se iban verificando en cada época del año para obtener una información exacta y fiable.

La segunda versión que tenemos sobre el uso de Muyumarka proviene de los estudios del investigador Julio Valladolid Rivera quien en el capítulo denominado “Agroastronomía Andina” incluido en libro “¿Desarrollo o Descolonización en los Andes” editado por el PRODEC (Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas) nos alcanza una interesante así como fascinante explicación que corrobora y le da más información científica al documento de Juan Iñaca.

Empezando, Valladolid pone especial énfasis en la relación del hombre andino con la naturaleza, los fenómenos naturales y los dioses con los que “reciproca y dialoga” y nos hace ver la íntima relación entre todos estos actores de la cosmovisión andina. Dentro de esta explicación aparecen muchos elementos astronómicos que nos interesan tales como el Sol, la Luna, las estrellas, las Constelaciones Andinas, las que son integradas en el espacio arquitectónico de Muyumarka.
De este modo veremos a Muyumarka como un observatorio agro-astronómico porque sus diferentes secciones: canales rituales, cantidad y distribución de espacios, orientaciones, etc. señalan exactitud las posiciones celestes con estrellas y constelaciones andinas en cada época del año y que concuerdan con los periodos de actividad agrícola y pecuaria andinos.
Finalmente, el aspecto más significativo que señala Valladolid sobre Muyumarka es que INTEGRA en un solo sistema lo sideral, solar y lunar con los ciclos de las estaciones climáticas, los ciclos agrícolas y el calendario ritual correspondiente.

lunes, 7 de abril de 2008

EL SIGNIFICADO DE LA CHAKANA



Una aclaración necesaria y oportuna:
El común de la gente cree que la chakana es sinónimo del signo escalonado andino (llamado tambien cruz cuadrada) lo cual es falso pues NO EXISTE ningún documento escrito (crónicas ni artículos) anterior al siglo XX que diga que la chakana sea el signo escalonado. Al parecer, es un "acomodo" o "invento"moderno de algunos investigadores mal informados que han distorsionado la información y creado un falso concepto de tal signo. La chakana astronómica tiene otras características diferentes al del signo escalonado. Sin embargo, por razones de "tradición moderna" haremos el comentario siguiente:
Son muchas las lecturas que se pueden hacer de este símbolo ancestral andino pero la pérdida de información a través de los siglos agregado a la campaña de extirpación y satanización de la religión y cosmología andina hizo el trabajo complementario de confusión y olvido.
Pese a toda contingencia este conocimiento continuó subsistiendo aunque en forma fragmentada y con influencias tan poderosas y determinantes de la nueva religión que el núcleo del cuerpo de conocimientos del saber andino devino en una suerte de sincretismo del que se ha hecho casi imposible separar sus componentes primigenios.

La abundante bibliografía consultada así como las entrevistas con estudiosos serios (antropólogos, sociólogos, arqueólogos, etc.) me permitieron conocer las múltiples aristas e interpretaciones del conocido signo escalonado andino que se dice es "la chakana". Tampoco faltaron los aportes de místicos, espiritualistas, esotéricos y chamanes de varias etnias. De todo ello se deduce que el símbolo en cuestión se presta a las más variadas interpretaciones yendo éstas desde elementales conceptos hasta complejidades mucho más sofisticadas y de hondo significado filosófico.

Para facilitar su lectura e interpretación he señalado, en forma arbitraria, con números y letras los principales campos y áreas que cubre el gráfico ( ver ilustración). De este modo podremos aproximarnos a los múltiples modos de leer este símbolo.
1ra. Interpretación (Elementos)
1. Aire
2. Fuego
3. Agua
4. Tierra
2da. Interpretación (Geográfica)1. Norte: Chinchaysuyu
2. Este: Antisuyu
3. Sur: Qollasuyu
4. Oeste: Kuntisuyu
3ra. Interpretación (Dualidades)
1. Claridad
2. Día
3. Oscuridad
4. Noche

1. Masculino (Día-Sol)
2. Cielo (Hanan Pacha)
3. Femenino (Noche-Luna)
4. Tierra (Uran Pacha)
4ta. Interpretación (Geo-cósmica)
1. Humanidad
2. Pachacamaq (Sol)
3. Naturaleza
4. Pachamama (Tierra)
5ta. Interpretación (Mental - Actitudinal)1. Hacer (Actuar)
2. Pensar (Mentalizar)
3. Razonar (Estudiar-Analizar-Comparar)
4. Ver ( Observar)
6ta. Interpretación (Integradora)1. Norte : Chinchaysuyu
A. Hanan Pacha, Kay Pacha, Ukhu Pacha
2. Este : Antisuyu
B. Mit’a, Mink’a, Ayni
3. Sur : Qollasuyu
C. Kuntur, Puma, Amaru
4. Oeste : Kuntisuyu
D. Yachay, Llank’ay, Munay
7ma. Interpretación (Integradora)1. Pacha (Tiempo): Equinoccio de Primavera
A. Verano
2. Chama (Energía): Solsticio de Invierno
B. Otoño
3. Qhancha (Espacio): Equinoccio de Otoño
C. Invierno
4. Qama (Materia): Solsticio de Verano
D. Primavera
8va. Interpretación ( Integradora)
1. Conducta
A. Puriq : Los 3 mundos
2. Mundo “Ideal”
B. Paqareq : Teoría Cosmogónica
3. Orden
C. Yupaychaq: Orden Jerárquico
4. Mundo “Real”
D. Kausanapaq : Leyes de Conducta
9na. Interpretación (Integradora)1. Izquierda – Masculino ( Día - Sol)
A. Creación – Pachakamaq
2. Cielo (Arriba-Hanan- Animales machos)
B. Materia – Permanencia
3. Derecha – Femenino ( Noche - Luna)
C. Espíritu – Mamapacha
4. Tierra (Abajo-Uray-Animales hembras)
D. Sucesión – Herencia

Por todo lo visto (y no están todas las interpretaciones), hay "chakanas" para todos los gustos y podemos deducir que la heterogeneidad de las lecturas nos llevan a una situación de sobrado desconcierto y la urgente tarea de investigar más a fondo este crucial tema del pensamiento andino toda vez que tiene un vínculo indudable con el gran Cosmos y con las constelaciones del cielo.
Allí también se originan las serias dificultades para establecer cuál fue la “verdadera chakana” que se representa en el cielo: ¿Fue la actual constelación de la Cruz del Sur o la de Orión la que representa la Chakana? Difícil saberlo a cabalidad. Sin embargo, volveremos sobre este tema específico porque tenemos una posición al respecto.

lunes, 31 de marzo de 2008

UN PUNTO AZUL PALIDO

FOTO: La Tierra vista desde Saturno a más de 1,400'000,000 Km

Hoy he querido hacer un alto en mis comentarios acerca de la Astronomía Inka para REFLEXIONAR junto contigo sobre este "puntito azul pálido" de la foto: Es nuestro planeta, La Tierra, visto desde tan lejos ( a más de mil cuatrocientos millones de kilómetros) La foto fue tomada por la nave Cassini que actualmente orbita a Saturno.
Duele penar que sus propios hijos, los humanos, estemos tratando de destruirla y pareciera no importarle a nadie.
Les alcanzo un fragmento de uno de los tantos libros escritos por el gran Carl Sagan (Si, el mismo que escribió e hizo aquella serie de TV tan notable: "Cosmos"), el gran astrónomo y divulgador científico que nos dejó tempranamente. He aquí lo que escribió Sagan:

Piensen en este puntito azul pálido...

Aquí estamos, esta es nuestra casa.

Somos nosotros.

En este puntito han pasado su vida todas las personas que amamos, todas las personas que conocemos, todos los seres humanos que han existido.

La Tierra es un escenario diminuto en el gran ruedo cósmico.
Piensen en los mares de sangre que tantos generales y emperadores han vertido para conseguir la gloria y el triunfo; y ser los amos temporales de una fracción de este puntito.

Piensen en las crueldades sin límite que han cometido los habitantes de un rincón de este píxel sobre los habitantes de otro rincón.

Con qué frecuencia sus pobladores se equivocan.

Con qué frecuencia se matan unos a otros.

Con qué fervor se odian.


Quizá no haya mejor demostración de la locura de la presunción humana que esta imagen distante de nuestro pequeño mundo.


Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos mejor unos a otros, y de conservar y cuidar este puntito azul pálido…¡el único lugar que conocemos!


Carl Sagan (1934-1996) : “Pale Blue Dot”



lunes, 24 de marzo de 2008

MAMA KILLA (MADRE LUNA)



Después del Sol, en el mitológico ordenamiento cósmico de los Inkas, estaba la Luna. No tenemos información sobre el conocimiento que habrían tenido nuestros antepasados para determinar si supieron que la Luna era un satélite de nuestro planeta. Lo que sí está muy claro es que la vieron como esposa y compañera del Sol; además, creyeron que era la reina de todas las estrellas y que ellas estaban a su servicio. Este segundo nivel en el orden celestial se debía a que la Luna, que no tiene el mismo brillo que el Sol, solo gobernaba la noche.
Mientras que el Sol fue representado con el oro, a la Luna correspondía el segundo metal precioso: La Plata. Esto, en correspondencia con la luz solar y el blanco resplandor de la Luna.
El Qorikancha fue el sacro escenario donde sus imágenes eran veneradas y sus templos los más bellos y ricos del Tawantinsuyu.
Sin embargo, lo más valioso de esta cosmología es que la Luna era la personificación de la Madre Tierra (Pachamama), aquél suelo que nos prodiga sus elementos con los que la agricultura fructifica y por ello la presentación de fases en su movimiento permanente por la esfera celeste sirvió para elaborar un calendario primigenio que sirviera dentro de sus actividades agrarias.
No se concibe en el mundo andino una programación agrícola que no tome como referencia, tanto para la siembra como para la cosecha, las fases lunares. El calendario solar, pese a su precisión, no es determinante a la hora de iniciar una labor agrícola.
Las fases lunares tienen muchos nombres, según como la Luna vaya mostrando una superficie visible más grande. Así, tenemos lo siguiente:
LUNA CRECIENTE : Desde la aparición de Luna en el horizonte occidental hasta los 7 días después de la fase de Luna Nueva, se llaman: K’ata Killa, Musuq Killa y Llullu Killa. Tres nombres para tres momentos específicos del crecimiento de la figura lunar en el firmamento.
CUARTO CRECIENTE: Tiene dos nombres: Chaupi Killa y Killa Wiñariy. En esta etapa se siembra el maíz, la papa y la verdura.
LUNA LLENA: Hay tres nombres para citarlo: Hunt’a Killa, Killa Pura y Paqas Killa. En estos días no se siembra la papa porque dice la tradición que éstas producirán paras pequeñas y sin sabor.
CUARTO MENGUANTE: También tiene tres nombres: Qhasqakuy Killa, Allaq Killa y Wañumariq Killa. Es época propicia tanto para la siembra como para la cosecha.
LUNA NUEVA: Se llama Wañuq Killa o Luna Muerta. Son los días en los que su cercanía (conjunción) con el Sol no permite verla. En estos días nada se siembra pues se cree que toda semilla morirá en el suelo o no desarrollará ningún fruto.
Todo lo visto anteriormente rige hasta la actualidad en el mundo andino (¡felizmente!) y sigue cumpliendo un rol esencial en el agro.
El otro aspecto importante es que la palabra KILLA, además de significar el nombre de la Luna, también es el nombre genérico de MES. En otras palabras, el calendario Inka se basaba inicialmente en los meses lunares ( para uso agrícola) pero dada su imprecisión en el largo plazo fue integrado dentro de un año solar, que resultaba siendo más preciso y exacto. No por ello se abandonó la nomenclatura lunar mensual sino más bien se adoptó un sistema de adecuación y complementación con el año solar de cuyos mecanismos no tenemos una información detallada y completa.
Un dato que merece ser tomado en cuenta es la posición lunar cenital; Según esto, sabemos que sobre el Cusco, en dos fechas del año, la Luna pasa exactamente sobre el cenit: entre el 23-24 de abril y el 18 de agosto. Estas fechas coinciden con dos eventos de suma importancia: La cosecha y la siembra. De donde podemos concluir que no hubo ningún evento que no estuviera relacionado con la posición y el movimiento de los cuerpos celestes. En otras palabras: La inseparable unión con el cosmos fue una de las manifestaciones más valiosas de la cultura Inka.
Con el paso de los años y el conocimiento del calendario solar occidental ya no fue necesario hacer observaciones astronómicas para determinar fechas del calendario y la mecanización que dichas tablas a través del llamado “almanaque” terminó por olvidar muchos elementos que conformaron el calendario Inka.
Sin embargo, todavía el hombre andino hace uso de algunos conocimientos ancestrales para sus labores agrícolas (las fases lunares) porque sabe que ésas nunca fallarán y porque es una valiosa herencia de conocimientos que fueron elaborados a lo largo de milenios por sus antepasados y a los cuales por siempre guardarán un atávico respeto.

En otros artículos hablaremos de los mitos lunares, los eclipses y el calendario.

lunes, 17 de marzo de 2008

EL AÑO NUEVO INKA


¿Cuándo empezaba en año en tiempo de los Inkas?
La información que nos alcanzaron los cronistas acerca de este importante tema es confusa, incompleta y hasta contradictoria. Así, hay quienes nos dicen que el año empezaba en el Solsticio de Verano (día 22 de Diciembre) con el Qhapaq Raymi, otros lo ubican entre los primeros días del mes de agosto y confunden con la iniciación del año agrícola, hay quienes señalan que fue a mediados del mes de mayo y hasta otras versiones mucho más extrañas.
Los más aproximados a la verdad son los que señalan el inicio del año ubicándolo en el solsticio de invierno (21 de junio). Veamos por qué:
Cronistas como Garcilaso de la Vega nos explicaron que la fiesta del Inti Raymi fue la más importante y solemnísima del Tawantinsuyu debido a su contenido religioso y social porque fue el momento de adoración suprema a su dios principal el Sol y también porque significó la concentración de personas y etnias más numerosas que en el año visitaban el Qosqo.
Pero lo más valioso, desde el punto de vista político-administrativo, fue la determinación de una fecha que diera inicio a un nuevo año y con ello la formulación de un calendario necesario para la programación de las actividades agrícolas, pecuarias y religiosas. Para sustentar mi punto de vista haré referencia a dos elementos: El aspecto astronómico que apoya esta posición y el análisis comparativo con otras culturas.
En lo concerniente a la astronomía y su influencia en la sociedad diremos que el Solsticio de Invierno, asociado íntimamente con el Inti Raymi, representaba un momento crítico y culminante del ciclo anual de renovación de la vida. Nuestros antepasados, creyentes en una cosmología sustentada en el amor y profundo respeto por la naturaleza, tenían un especial interés por el solsticio debido a que la posición extrema del Sol y el temor de un alejamiento mayor que pudiera representar un peligro para su supervivencia los hacía sentir intimidados y por respuesta le ofrecieron sacrificios y una festividad muy solemne con la esperanza de que su dios retorne con sus dones de luz y calor.
Esta fecha debió ser, por lógica , el inicio de un nuevo año toda vez que cumple con los requisitos astronómicos que amerita un momento tan importante del calendario. Recordemos que las culturas más grandes de la humanidad, como Egipto y Grecia tuvieron como inicio de sus calendarios un evento astronómico sean estos solsticios o equinoccios.
En el Tawantinsuyu, aún cuando la gente común contaba los años por las cosechas, como nos dice Garcilaso, hubo un grupo privilegiado de sabios y sacerdotes que determinaron con precisión los momentos culminantes del calendario. Estos personajes, junto con el Inka, eran conocedores de los movimientos de los cuerpos celestes, tenían toda la información necesaria para manejar y disponer con absoluta autoridad las actividades agrícolas, pecuarias y rituales de todo su territorio.
La otra razón que fundamenta esta posición es la llamada renovación del fuego sagrado que al igual que muchas culturas del mundo tienen como punto de partida para la iniciación del año en el Solsticio de Invierno. Desde los Celtas hasta los antiguos Romanos, desde las tribus y pueblos de la polinesia hasta las culturas mesoamericanas se ha repetido el uso de fuego renovador para celebrar el año nuevo.
En el hemisferio norte el Solsticio de Invierno ocurre entre el 21 y 22 de diciembre y con ello el encendido de fogatas y rituales de renovación del fuego sagrado (aquél usado en los rituales) práctica que fue muy común en estas fechas. Con el advenimiento de las religiones y los sistemas de creencias nuevos así como el establecimiento de calendarios más precisos esta fecha de inicio del año fue cambiando en occidente hasta establecerse en el 1 de Enero por disposición de la Iglesia Católica. Igualmente la celebración de la Navidad fue instituida en fecha cercana a la antigua ceremonia del fuego. Esta celebración tuvo el mismo carácter simbólico anterior; es decir, la idea de un renacimiento, de una nueva luz o esperanza que se renueva. Una vez más se usó una celebración moderna para superponerla sobre otra más antigua.
Los Inkas también tuvieron aquél ritual de renovación del fuego sagrado y lo incluyeron dentro del Inti Raymi. Garcilaso nos refiere con detalle y dice : “Preparábanse para el Inti Raymi del Sol con ayuno riguroso durante tres días…En todo ese tiempo no encendían fuego en toda la ciudad...” Luego acota en otro lugar: “El fuego para aquel sacrificio debía de ser nuevo, dado de la mano del Sol…Para el cual tomaban un brazalete grande, que llaman chipana, el cual tenía el Sumo Sacerdote; era grande…tenía por medalla un vaso cóncavo, como media naranja, muy bruñido; poníanlo contra el Sol, y a cierto punto, donde los rayos que del vaso salían daban en junto, ponían un poco de algodón muy carmenado…el cual se encendía en breve espacio porque es cosa natural. Con este fuego dado así, de mano del Sol, se quemaba el sacrificio y se asaba toda la carne de aquel día. Y del fuego llevaban al templo del Sol y a la casa de las vírgenes, donde lo conservaban todo el año, y era mal agüero apagárseles…”
Con esta valiosa información podemos afirmar que los Inkas, al igual que muchos pueblos de la antigüedad, también iniciaban el año con una ceremonia similar. Tal es el sentido de aquella ceremonia de renovación.
Finalmente recordemos que nuestro actual calendario, defectuoso y desligado de una razón natural que lo sustente, arrastra una tradición cultural y religiosa acomodada e impuesta que no tiene ningún significado. El 1 de enero no constituye ninguna fecha importante: No es ni equinoccio, ni solsticio, ni perihelio, ni afelio, ni recuerda un natalicio importante, ni un acto significativo de la historia de la humanidad,…nada!

ILUSTRACION: Encendido del Fuego Sagrado (Detalle del Mural del Cusco - Av. El Sol) Obra del gran artista cusqueño Juan Bravo.



miércoles, 12 de marzo de 2008

OSCAR CORVISON : Un polémico investigador


Cuando lo conocí pensé que era un alienígena; de gran talla, casi un gigante, ojos rasgados y muy separados entre sí, y de un color azul claro, amplia sonrisa, cálida voz y una gran seguridad en sus palabras y argumentos. Cubano-norteamericano de origen, decía ser un “humilde ciudadano del mundo” por sus múltiples servicios como voluntario de la ONU en un sinnúmero de países en los sirvió. Ingeniero Civil de profesión, con múltiples masterados y diplomados, con estudios de Astronomía en USA y sobre todo un gran maestro del esoterismo y el espiritualismo.
Fue en los años 70 cuando vino por primera vez al Cusco urgido por un impulso interno que lo presionaba para conocer y estudiar la cosmogonía andina que tanto le fascinaba. No se pudo concretizar su estadía y pronto se fue pero con la promesa de volver. En los 80s retornó con más ímpetu y hasta se puso a trabajar dictando cursos ad-honorem en la Facultad de Ingeniería Civil de la UNSAAC. Al cabo de un par de años fue llamado por el gobierno del Paraguay para desarrollar un gran proyecto de ingeniería sanitaria y por ese motivo tuvo que mudarse a Asunción.
Por fin, en 1992 regresó una vez más con la resolución de quedarse a vivir para siempre en nuestra ciudad. Casi de inmediato inició sus trabajos de cálculo y observación desde el Qorikancha buscando precisiones astronómicas para determinar la orientación de la arquitectura pétrea de los templos y así consolidar la idea de que el templo mayor de los Inkas habría sido diseñado para determinar y celebrar con precisión el solsticio del invierno, día del sagrado Inti Raymi, el 21 de junio.
Sin perder el tiempo buscó reunirse con estudiosos del tema así como con autoridades ediles y de otras instituciones culturales del Cusco para plantearles la necesidad de restablecer la verdadera fecha del Inti Raymi sugiriendo el cambio de su escenificación del día 24 de junio al día 21, fecha real del solsticio. Lastimosamente sus palabras no tuvieron eco en la comunidad cusqueña. Nadie pudo, o no quiso, entender el mensaje de Corvison y una vez más se impuso la apatía intelectual y la conformista tradición de quienes temen el cambio y cualquier enmienda científica.
Sin embargo su empeño y lucha por hacer entender su punto de vista así como la defensa de la llamada Plazoleta de Santo Domingo – Chuquipanpa, en tiempo de los Inkas- frente al atropello de la constructora de un gran hotel que terminaba por eliminar la magnífica visión del panorama oriental de la ciudad por donde justamente se observaba la salida del Sol en el Inti Raymi, lo llevó a enfrentarse con los funcionarios y cómplices del gobierno corrupto de ése entonces. Un militar de alta graduación lo visitó en su domicilio para “aconsejarle” que se fuera del país antes que se viera involucrado en problemas por ser extranjero y por estar “soliviantando” al pueblo cusqueño en contra de la inversión privada.
Indignado, confundido y molesto por la amenaza y sus posibles consecuencias hizo maletas y casi de incógnito abandonó el Cusco con rumbo a La Paz-Bolivia donde tenía una oferta de trabajo. Al despedirse me obsequió una copia de una parte de sus estudios del Qorikancha y me recomendó continuar con la investigación. El borrador de sus investigaciones se los llevó pensando publicarlas después. Nunca pudo hacerlo, desgraciadamente.
En Bolivia fue recibido con entusiasmo y el INC de ése país le encomendó trabajos en Tiahuanaco. Inmediatamente se puso a trabajar y al cabo de varios meses anunció públicamente el hallazgo de una pilastra que se creía perdida del Templo de Kalasasaya y con el que se completaba un calendario tiahuanaquense de 20 meses. La noticia dio la vuelta al mundo y Tiahuanaco se puso, otra vez, en los ojos del mundo científico.
Esto generó una marejada mediática que sacudió los cimientos de la arqueología boliviana y una vez más los que creen ser dueños de la verdad y el conocimiento apuntaron sus baterías contra el audaz extranjero que desafiaba la ciencia oficial con sus atrevidas hipótesis.
Le dieron con todo pero nadie tuvo el valor de reconocer en ese momento el aporte que significaba el estudio de Corvison.
Nueva desilusión y nueva mudanza esta vez a la Argentina.No supe más de él. Tal vez aún viva, tal vez ya se haya ido de este mundo pero algo de aquél gigante quedará entre los que tuvimos la dicha de ser sus amigos: Era un hombre extraordinario y amante (como pocos) de la cultura andina.
Hace poco, un amigo que retornó de Tiahuanaco, me comentó: “Para eso lo molestaron tanto en Bolivia, para que ahora los guías turísticos repitan hasta el cansancio que Oscar Corvison “revolucionó” todo lo que se sabe sobre Tiahuanaco y encima…aumentó el orgullo de los bolivianos”.
UNA ACLARACION OPORTUNA:
He recibido la atenta comunicación de la señorita Cristina Latorre de San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, Argentina que me comunica la triste noticia del fallecimiento de Oscar Corvison ocurrida todavía hace casi tres años atrás en Puerto Rico, lugar donde había sido llevado para ser cuidado en sus últimos días.
Lamentamos esa irreparable pérdida pues Oscar Corvison no solo se destacó como una brillante ingeniero sino como un gran arqueoastrónomo y sobre todo como un MAESTRO de espiritualidad incomparable.
Gloria a quienes como Oscar Corvison, contribuyeron a luchar por la superación de la humanidad.
GRACIAS, HERMANO OSCAR!!!

domingo, 2 de marzo de 2008

SOL-CENIT y un "error" de Garcilaso



Durante el año el recorrido del Sol por la esfera celeste es variable y eso fácilmente lo podemos verificar mirando las sombras que proyectan los objetos iluminados por el astro rey. El ejemplo más sencillo es la observación de la entrada de luz solar por las ventanas de nuestra casa en diferentes épocas del año. Unas veces tendrá una dirección determinada y en otras esta dirección habrá variado sustancialmente.
Todo se debe a la inclinación del eje terrestre y su rotación alrededor del Sol. Esta inclinación que es de 23º 27’ da lugar a las estaciones. Así, en el Solsticio de Invierno (21 de junio) el Sol sale por el NE (nor-este) y se pone en el NO (nor-oeste); mientras que el en Solsticio de Verano (22 de diciembre) el Sol sale por el SE (sur-este) y se pone por el SO (sur-oeste). En los Equinoccios de Otoño (21 de marzo) y Primavera (23 de setiembre) el Sol sale exactamente por el Este y se pone en el Oeste.
¿Y cuándo está el Sol exactamente en el cenit?
Se llama SOL-CENIT al momento en que el Sol pasa al medio día exactamente por el meridiano de un lugar en su punto más alto (cenit). Esto significa que solamente en dos fechas del año el Sol pasa exactamente sobre “nuestra cabeza” y son los únicos días en que los objetos no hacen sombra en el suelo.
Estas fechas tampoco se repiten cada año con exactitud por razones de la inclinación de la órbita terrestre, entre otras. Así, en el caso del Cusco, la gran capital del Tawantinsuyu, el sol-cenit ocurre en dos ocasiones: Entre el 11 y el 13 de Febrero y entre el 29 y 30 de Octubre de cada año. Esto de debe a que nuestra ciudad se ubica en la Latitud Sur 13º 30’ y por lo tanto, al no estar sobre la línea ecuatorial, no coincide el sol-cenit con el equinoccio.
Cuando se habla de observatorios inkas (ushñus, suqanqas, saywas, intiwatanas, etc.) y los procedimientos observacionales que desarrollaron nuestros antepasados hay que remarcar que ellos lo hicieron principalmente por razones calendáricas. Con las posiciones exactas de salidas y puestas de Sol en determinadas fechas del año (solsticios y equinoccios) y la observación del sol-cenit que era el momento en que el Sol “tomaba asiento a plenitud”, pudieron elaborar un calendario tan eficiente que sirvió para el desarrollo de un trabajo agrario y pecuario exitoso.
Sin embargo, para quienes hemos tomado este estudio de modo responsable y comprometido nos quedan dudas acerca de lo escribieron los cronistas españoles e indios. Ambos acusan serias deficiencias de información respecto de lugares y eventos que tenían que ver con la astronomía. Ningún cronista era versado en astronomía (ciencia peligrosa y subversiva para la iglesia de ésa época) y por ello sus informaciones son confusas, incompletas y hasta erradas. Un ejemplo de ello nos lo da el propio Garcilaso de la Vega cuando al explicar acerca de los procedimientos de observación astronómica del equinoccio( Cap.XXII del Libro II) nos dice: “…Para verificar el equinoccio tenían columnas de piedra riquísimamente labradas, puestas en los patios o plazas que había ante los templos del Sol. Los sacerdotes, cuando sentían que el equinoccio estaba cerca, tenían cuidado de mirar cada día la sombra que la columna hacía. Tenían las columnas puestas en el centro de un cerco redondo muy grande, que tomaba todo el ancho de la plaza o del patio. Por medio del cerco echaban por hilo, de oriente a poniente, una raya, que por larga experiencia sabían dónde habían de poner el un punto y el otro. Por la sombra que la columna hacía sobre la raya veían que el equinoccio se iba acercando; y cuando la sombra tomaba la raya de medio a medio, desde que salía el Sol hasta que se ponía, y que a medio día bañaba la luz del Sol toda la columna en derredor, sin hacer sombra a parte alguna, decían que aquél día era el equinoccial.” (el subrayado es nuestro).
Analizando el texto podremos darnos cuenta que Garcilaso confunde, por su falta de conocimiento, lo que ocurre en la línea ecuatorial con lo que ocurre en Cusco: En los equinoccios (otoño y primavera), en Cusco, al medio día, el Sol NO ESTA EN EL CENIT sino algo corrido hacia el norte. Esto de debe – lo reitero- a que Cusco no está en el ecuador terrestre sino a 13º 30’ al Sur de ella.
Por tanto, en esas fechas la sombra que proyecta un gnomon o cualquier objeto tiene un inclinación de 13º 30’ ; es decir, una pequeña sombra hacia el Sur del objeto observado.
Como ya hemos explicado antes, los únicos días (promedio) en que un gnomon no hace sombra en el Cusco son el 13 de febrero y el 30 de octubre. Además, la línea que sigue la sombra en el día del sol-cenit no es recta (como en los equinoccios) sino más bien una curva amplia (ver gráfico y su explicación al final del artículo).
Garcilaso probablemente no se dio cuenta del detalle y tampoco supo informar sobre la verdadera importancia del sol-cenit porque los actos de adoración, fiesta y regocijo popular de los Inkas era precisamente porque en esos días “bajaba” el Sol a “sentarse” con toda su luz, de lleno en lleno, sobre aquellas columnas. Un gran acontecimiento, sin duda.
La importancia astronómica del SOL-CENIT para los Inkas fue que el ritual del asiento del Sol ponía en evidencia el advenimiento del equinoccio - el día que la sombra dibuja una línea recta, de punta a punta, de este a oeste – y con ella el cumplimiento de los días claves para verificar el calendario agrícola, además de cumplir el sagrado ritual a un dios tan importante como lo fue el Sol.
Además de ello, el sol-cenit servía para establecer otros cálculos más complicados y profundos como determinar el anti-cenit del Sol, cómputo con el que se programaba el recojo de la cosecha o el inicio de la siembra. De esto se hablará después.
Para sustentar y verificar lo que sostengo, este año, 2008, una vez más puse mis instrumentos de medición en el patio de mi casa y comprobé que el 11 de Febrero, el Sol no hacia ninguna sombra en el Cusco a diferencia de años pasados en los que el sol-cenit ocurrió entre el 12 y 13 de Febrero. Por supuesto, seguiremos observando y comprobando.

EXPLICACION DEL GRAFICO
Este gráfico señala la dirección y extensión de las sombras que proyecta un gnomon ubicado en el Cusco en los siguientes días:
1. Solsticio de Invierno: 21 de Junio (Inti Raymi) Sombras desde 8 a.m. hasta las 4 p.m. (Todas las sombras están hacia el Sur).Al medio día, en Cusco, el ángulo de la sombra es de 37º Aprox.
2. Equinoccios de Otoño (21 de Marzo) y Primavera (23 de Setiembre) Sombras desde las 8 a.m. hasta las 4 p.m. (Todas las sombras están hacia el Sur) Al medio día, en Cusco, la sombra es de 13º 30’ Sur. Esos días la sombra del gnomon describen una línea recta de este a oeste durante toda la jornada.
3. Solsticio de Verano: 22 de Diciembre (Khapaq Raymi) Todas las sombras están al Norte. Al medio día, en Cusco, la sombra está a 10º N. Aprox.
Color Rojo : Gnomon
Color Azul : Solsticio de Invierno
Color Naranja: Solsticio de Verano
Líneas gruesas negras. Sombras del gnomon
Línea Oeste-Este : Equinoccio