miércoles, 12 de marzo de 2008

OSCAR CORVISON : Un polémico investigador


Cuando lo conocí pensé que era un alienígena; de gran talla, casi un gigante, ojos rasgados y muy separados entre sí, y de un color azul claro, amplia sonrisa, cálida voz y una gran seguridad en sus palabras y argumentos. Cubano-norteamericano de origen, decía ser un “humilde ciudadano del mundo” por sus múltiples servicios como voluntario de la ONU en un sinnúmero de países en los sirvió. Ingeniero Civil de profesión, con múltiples masterados y diplomados, con estudios de Astronomía en USA y sobre todo un gran maestro del esoterismo y el espiritualismo.
Fue en los años 70 cuando vino por primera vez al Cusco urgido por un impulso interno que lo presionaba para conocer y estudiar la cosmogonía andina que tanto le fascinaba. No se pudo concretizar su estadía y pronto se fue pero con la promesa de volver. En los 80s retornó con más ímpetu y hasta se puso a trabajar dictando cursos ad-honorem en la Facultad de Ingeniería Civil de la UNSAAC. Al cabo de un par de años fue llamado por el gobierno del Paraguay para desarrollar un gran proyecto de ingeniería sanitaria y por ese motivo tuvo que mudarse a Asunción.
Por fin, en 1992 regresó una vez más con la resolución de quedarse a vivir para siempre en nuestra ciudad. Casi de inmediato inició sus trabajos de cálculo y observación desde el Qorikancha buscando precisiones astronómicas para determinar la orientación de la arquitectura pétrea de los templos y así consolidar la idea de que el templo mayor de los Inkas habría sido diseñado para determinar y celebrar con precisión el solsticio del invierno, día del sagrado Inti Raymi, el 21 de junio.
Sin perder el tiempo buscó reunirse con estudiosos del tema así como con autoridades ediles y de otras instituciones culturales del Cusco para plantearles la necesidad de restablecer la verdadera fecha del Inti Raymi sugiriendo el cambio de su escenificación del día 24 de junio al día 21, fecha real del solsticio. Lastimosamente sus palabras no tuvieron eco en la comunidad cusqueña. Nadie pudo, o no quiso, entender el mensaje de Corvison y una vez más se impuso la apatía intelectual y la conformista tradición de quienes temen el cambio y cualquier enmienda científica.
Sin embargo su empeño y lucha por hacer entender su punto de vista así como la defensa de la llamada Plazoleta de Santo Domingo – Chuquipanpa, en tiempo de los Inkas- frente al atropello de la constructora de un gran hotel que terminaba por eliminar la magnífica visión del panorama oriental de la ciudad por donde justamente se observaba la salida del Sol en el Inti Raymi, lo llevó a enfrentarse con los funcionarios y cómplices del gobierno corrupto de ése entonces. Un militar de alta graduación lo visitó en su domicilio para “aconsejarle” que se fuera del país antes que se viera involucrado en problemas por ser extranjero y por estar “soliviantando” al pueblo cusqueño en contra de la inversión privada.
Indignado, confundido y molesto por la amenaza y sus posibles consecuencias hizo maletas y casi de incógnito abandonó el Cusco con rumbo a La Paz-Bolivia donde tenía una oferta de trabajo. Al despedirse me obsequió una copia de una parte de sus estudios del Qorikancha y me recomendó continuar con la investigación. El borrador de sus investigaciones se los llevó pensando publicarlas después. Nunca pudo hacerlo, desgraciadamente.
En Bolivia fue recibido con entusiasmo y el INC de ése país le encomendó trabajos en Tiahuanaco. Inmediatamente se puso a trabajar y al cabo de varios meses anunció públicamente el hallazgo de una pilastra que se creía perdida del Templo de Kalasasaya y con el que se completaba un calendario tiahuanaquense de 20 meses. La noticia dio la vuelta al mundo y Tiahuanaco se puso, otra vez, en los ojos del mundo científico.
Esto generó una marejada mediática que sacudió los cimientos de la arqueología boliviana y una vez más los que creen ser dueños de la verdad y el conocimiento apuntaron sus baterías contra el audaz extranjero que desafiaba la ciencia oficial con sus atrevidas hipótesis.
Le dieron con todo pero nadie tuvo el valor de reconocer en ese momento el aporte que significaba el estudio de Corvison.
Nueva desilusión y nueva mudanza esta vez a la Argentina.No supe más de él. Tal vez aún viva, tal vez ya se haya ido de este mundo pero algo de aquél gigante quedará entre los que tuvimos la dicha de ser sus amigos: Era un hombre extraordinario y amante (como pocos) de la cultura andina.
Hace poco, un amigo que retornó de Tiahuanaco, me comentó: “Para eso lo molestaron tanto en Bolivia, para que ahora los guías turísticos repitan hasta el cansancio que Oscar Corvison “revolucionó” todo lo que se sabe sobre Tiahuanaco y encima…aumentó el orgullo de los bolivianos”.
UNA ACLARACION OPORTUNA:
He recibido la atenta comunicación de la señorita Cristina Latorre de San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, Argentina que me comunica la triste noticia del fallecimiento de Oscar Corvison ocurrida todavía hace casi tres años atrás en Puerto Rico, lugar donde había sido llevado para ser cuidado en sus últimos días.
Lamentamos esa irreparable pérdida pues Oscar Corvison no solo se destacó como una brillante ingeniero sino como un gran arqueoastrónomo y sobre todo como un MAESTRO de espiritualidad incomparable.
Gloria a quienes como Oscar Corvison, contribuyeron a luchar por la superación de la humanidad.
GRACIAS, HERMANO OSCAR!!!