jueves, 26 de noviembre de 2009

K'uychi : El Arco Iris

K’uychi : El Arco Iris

Cuando Garcilaso describe los ambientes del templo del Qorikancha dice, con respecto al Arco Iris, lo siguiente: “…Otro aposento, que era el cuarto, dedicaron al arco del cielo, porque alcanzaron que procedía del Sol, y por ende lo tomaron los Reyes Incas por divisa y blasón, porque se jactaban de descender del Sol. Este aposento estaba todo guarnecido de oro. Es un lienzo dél, sobre las planchas de oro, tenían pintado muy al natural el arco del cielo, tan grande que tomaba de una pared a otra con todos sus colores al vivo. Llaman al arco cuychu y, con tenerla en esta veneración, cuando le veían en el aire cerraban la boca y ponían la mano delante, porque decían que si le descubrían los dientes los gastaba y empobrecía”. “Los Comentarios Reales de los Incas” Cap.XXI, Libro Tercero. (el subrayado es nuestro)
Como primera aclaración diremos que la palabra utilizada por Garcilaso “cuychu” como nombre quechua para el arco iris es incorrecta. Los diccionarios quechuas lo registran como “Cuychi” ( K’uychi, según las normas actuales de la Academia de la lengua Quechua). A esto se suma el trabajo etnográfico en comunidades quechua-hablante en los cuales dicen unánimemente “k’uychi” y no existen otras versiones.

Dentro de la Astronomía Inka, el arco iris constituye el fenómeno celeste más cercano al hombre porque es ubicable en el aire, en el ámbito próximo a la vida humana; y sin embargo “intocable”, solo perceptible con la vista. De allí su carácter místico y extraordinario. Nadie puede “tocar” el arco iris porque tiene una naturaleza diferente, etérea, ilusoria y sin embargo visible.
El otro factor astronómico lo constituye su relación con el Sol pues no existe el arco iris sin la presencia del Sol. La descomposición de la luz solar en la húmeda atmósfera , luego de una lluvia, produce este fenómeno óptico y meteorológico de refracción. Esta conexión cósmica fue conocida por nuestros antepasados al punto de convertir al K’uychi en divinidad y usarla luego como símbolo o blasón. La belleza única que posee el arco iris continúa fascinando a la humanidad y todavía en la actualidad es el fenómeno favorito cuando se quiere expresar admiración por la hermosura de la naturaleza.
Un detalle interesante para observar es que el poblador andino moderno todavía no ha desterrado de su pensamiento el carácter “mágico y supersticioso” de este fenómeno aún cuando la ciencia y las pruebas empíricas han demostrado la inocuidad del arco iris. Todavía recuerdo, hace algunos años, haber visto en la Comunidad de Conchacalla (Anta, Cusco) a una anciana que al ver un hermoso arco iris se tapó la boca con las dos manos en señal de protección para evitar la pérdida de sus dientes, que según ella, era causada por el K’uychi. Gary Urton, durante sus investigaciones en la Comunidad de Misminay (Maras, Urubamba), halló interpretaciones y asociaciones del arco iris con supersticiones de naturaleza malévola para la salud de las personas y aún vigentes en el ámbito rural.
El poder místico del K’uychi, dentro del mundo esotérico andino, sigue vivo. Tan es así que su influencia en la antigua numerología medieval de occidente, trasplantada e impuesta luego a la mentalidad andina, ha generado en el tiempo un cierto “culto” por el número siete. En general se piensa que el arco iris tiene solo siete colores; sin embargo, eso no es más que una ilusión óptica . En realidad, los colores refractados por el arco iris se fusionan y combinan generando una variedad tan grande de tonalidades que superan al “mágico” número siete. Pachacuti Yamqui Salqamaywa, en su célebre gráfico del presunto altar del Qorikancha dibujó un arco iris con solo cuatro líneas puestas en arco y hay quienes dicen que “es el más fiable documento de información astronómica Inka”, ¿Dónde quedó el siete?
G. Urton, anota al respecto con precisión : “…Sin embargo, no existe certeza alguna de que los quechuas-hablantes actuales compartan esta idea respecto a la utilidad cosmológica del número siete ni que tampoco lo hayan hecho los incas en épocas precolombinas”.

En la cosmología del inkanato el K’uychi esta asociado con la serpiente, en especial con el Amaru, aquél gigantesco ofidio bicéfalo mítico que aparece representado en la cerámica y que era tan venerado en todo el continente. El K’uychi emerge de los “pukyus” (manantes o fuentes de agua) y se relaciona con la época lluviosa en los Andes ( Noviembre a Abril) y la presencia del arco iris especialmente en las tardes lluviosas antes de la puesta del Sol. Se dice que sus dos cabezas están sumergidas en los manantes y su cuerpo arqueado se torna colorido dominando el horizonte y ocupando grandes espacios del cielo. Es ocasiones se ven dos y hasta tres arco iris simultáneamente constituyéndose en un fenómeno muy raro e impresionante.

Curiosamente, en Australia se han recogido mitos que se asemejan mucho con la versión andina del K’uychi. Para los habitantes del pueblo de Gunwinggu el arco iris se llama “Ngalyod”, dicen que surgió de una fuente de agua y al ponerse en el cielo iluminó y coloreó el paisaje. Los chamanes u hombres de gran sabiduría obtienen sus poderes del arco iris que manipulan por medio de cristales de cuarzo. El Chinchero (Urubamba, Cusco) también oí decir que los paqos y altomisayoq (sacerdotes andinos) toman ciertas energías del arco iris para manejar las energías ycumplir su trabajo como mediadores entre el mundo de los humanos y el mundo sobrenatural.
En todas las culturas del planeta se encuentran leyendas y mitos sobre el arco iris muy parecidos a las de nuestra cultura, y coinciden en un detalle: Todas son generadas por la lluvia en asociación con la luz del Sol.

Bibliografía: Gary Urton, "En el cruce de rumbos del Cielo y la Tierra" Edit. CBC, Cusco, 2006.
Foto: Oscar Reixa

sábado, 21 de noviembre de 2009

Qoyllur y Ch'aska : ¿Son sinónimos?



Qoyllur y Ch’aska : Confundiendo Vocablos

Pregúntele a cualquier poblador de la región andina que sepa, obviamente, algo del idioma quechua, qué se dice “estrella” en su idioma nativo y seguramente le responderá: “ch’aska”, otro le dirá “también se dice qoyllur” como confirmando un sinónimo. Así, usted se quedará con la duda, ¿Es ch’aska o qoyllur? o ¿Tal vez ambos?
Para las personas que conocen el idioma quechua (qheshwa) de manera superficial (constituyen la mayoría) se les hace difícil creer que hay una diferencia entre tales vocablos que aparentemente parecen traducir la palabra castellana “estrella”.

Para aclarar mejor las cosas diremos que en el Cusco todavía se escucha antiguas canciones y piropos galantes que en su letra contienen la conocida frase “ch’aska ñawi” traducida erróneamente como “ojos de estrellas” u “ojos como estrellas” para resaltar figurativamente y comparar con el brillo del planeta Venus o el de una “estrella” los ojos de una persona o el reconocimiento de unos bellos ojos como el rasgo más destacado del rostro, especialmente cuando se trata de niños o mujeres jóvenes.
Sin embargo, habremos de notar que ambas palabras, aparentemente similares, se refieren propiamente a objetos celestiales diferentes pero a su vez parecidos en algunos detalles. Explicaremos.

Los planetas visibles en el cielo nocturno se asemejan y confunden con cualquier estrella brillante porque aparentemente ambos fulguran con intensidad. Solo un adiestrado observador se dará cuenta, en principio, que los planetas tienen un brillo continuo frente a las estrellas que titilan intermitentemente.
Para ejemplificar mejor tomemos el caso del planeta Marte (Awqayuq, en quechua); cuando este planeta por efectos de su recorrido orbital está alejado de la Tierra, su brillo llega a ser tan débil que las estrellas más brillantes del cielo virtualmente “opacan” a Marte relegándolo y confundiéndolo con una estrella común y corriente. Pero en los años en que Marte se acerca a la Tierra su brillo se incrementa de tal manera que supera hasta a las estrellas más brillantes destacando nítidamente en el cielo por su gran tamaño, brillo y color rojizo. Otro tanto ocurre con los planetas Júpiter y Saturno cada cierto número de años. Pero sin duda, el factor más importante que permite diferenciar a “ch’aska” de “qoyllur” son sus movimientos en el cielo. En efecto, para cualquier observador acucioso no pasa desapercibido este detalle. Observando cada cierto tiempo el cielo se dará cuenta que algunas “estrellas” (en realidad, planetas) se han desplazado del lugar donde antes fueron observadas ocupando una nueva ubicación contra el fondo estelar. No están inmóviles como las demás estrellas. Eso mismo observaban los antiguos griegos y por eso les apodaron “planetai” que significa “errantes”; de allí el nombre actual de planetas.
Por eso, en el mundo andino, se denomina “qoyllur” a todas las estrellas “fijas” o que aparentemente nunca se mueven de su estable ubicación en la bóveda celeste y que agrupadas constituyen las llamadas constelaciones brillantes.

Caso diferente es el del planeta Venus (Ch’aska) que por su intenso brillo (es el objeto más brillante del cielo después del Sol y de la Luna) tiene su propia categoría y nombre. Recordemos que en la antigüedad el concepto de “planeta” no era el mismo que manejamos hoy. No sabían nuestros antepasados que los planetas eran mundos parecidos al nuestro; sin luz propia y que solo brillan reflejando la luz del Sol, que eran más grandes o más pequeños que la Tierra, etc. Para ellos simplemente eran “estrellas que se movían” y eso marcaba la diferencia.
Venus se mueve más rápido que Júpiter y Saturno (exceptuando al elusivo Mercurio que solo aparece esporádicamente cerca del horizonte, por unos pocos días y cuyo brillo nunca es muy apreciable), es tan brillante que parece despedir rayos y de allí proviene su nombre en quechua “Ch’aska” que significa “cabello erizado, crespo, revuelto, chascoso” haciendo referencia simbólica a un astro fulgurante parecido al Sol pero en escala mucho menor. Algunos cronistas lo han registrado como “Ch’aska Qoyllur” para aclarar que se trata de una “estrella” especial que se mueve y que tiene rayos muy brillantes.

Concluyendo, tenemos que decir entonces Ch’aska es el nombre de un planeta observable cerca del Sol ya sea al amanecer a al atardecer y que en el pensamiento andino pre-colombino era el ayudante principal o sirviente del Sol, mientas que el vocablo Qoyllur es aplicable a todas las estrellas fijas o inmóviles en general que brillan en el firmamento nocturno sean estas brillantes o débiles.
Con el paso del tiempo, la imposición cultural del invasor y el conocimiento de la astronomía occidental se fueron perdiendo muchos términos astronómicos quechuas los que inexorablemente cayeron en desuso. De allí proviene el sistemático olvido, equívoco o confusión en que incurren aún los propios quechua hablantes actuales.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La CRUZ en la ASTRONOMIA INKA

LA CRUZ EN LA ASTRONOMIA INKA

Es muy difícil saber en la actualidad, luego de casi 500 años, cuántos cambios ha producido la invasión española en la mentalidad del hombre andino. El desarrollo independiente y original en ideología y valores que identificaba a nuestra cultura matriz, al ser violentamente transformado por la fuerza de las armas, la astucia y el prejuicio de la “superioridad hispana”, no pudo ser totalmente vencido ni sojuzgado. Quedó dentro del espíritu del andino una llama inapagable de conciencia autónoma ligada a sus creencias y su modo de organización socio-económica.

Su cosmovisión se vio tan afectada que hoy, con su fuerte carga de sincretismo, revela un mundo aparentemente confuso y llena de inexplicables mezclas e interpretaciones poco ortodoxas. En mis entrevistas con investigadores de la Cosmogonía Andina me encontré con un sentimiento común. Todos habían encontrado una realidad que se repite en toda la región; un enredo de conceptos religiosos y filosóficos del mundo occidental y cristiano sobrepuestos a los de la cultura andina y que englobaba muchos aspectos: Astronomía, religión, cosmogonía, organización social y política , etc. casi imposibles de ser comprendidos a cabalidad.

Dentro de ese panorama está inmerso uno de los símbolos astronómicos más enigmáticos: La que en occidente conocemos como la Cruz del Sur, identificado erróneamente por algunos como la Chakana y otras “cruces” que el hombre andino ve en el cielo.
Las “cruces” de la astronomía inka parecen haber tenido ciertos niveles o categorías y por eso el cronista indio Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salqamaywa, en su conocido gráfico, puso “chacana en general” para aludir no solamente a la conocida Cruz del Sur ( si es que de verdad es ésa o no) sino a muchas otras que fácilmente se encuentran en el cielo.
El concepto que se manejaba en la antigüedad probablemente era la idea de dos líneas o ejes cruzados que forman una “chaka” ( puente, escalón, escalera, cruce de dos palos, ensartar, juntar partes, etc., entre sus muchos sinónimos) era, sin duda, una señal o símbolo importante y del que ha quedado muy poca información. Sin embargo, por información obtenida en comunidades indígenas se sabe que todo “cruce” de líneas, caminos, circunstancias, etc. lleva a un “Tinku” o reunión; en el caso de los tejidos, las uniones de figuras o diseños llevan a un punto de unión o “watay” que es otro tipo de unión o amarre. De allí que las figuras celestiales que semejan cruces de líneas formados por estrellas serían de singular importancia para interpretar los puntos de unión, confluencia o amarre en el mundo estelar. No sabemos más y todo lo que se diga será simple conjetura, opinión o hipótesis.
El término “chakana” que simboliza muchas cosas, ha sido tratado por muchos estudiosos del pensamiento andino al extremo que se han formulado tan cantidad de hipótesis e interpretaciones que ahora es muy difícil saber quién tiene el planteamiento correcto y quién el equivocado. Basta con buscar la palabra “chakana” en el Internet o en cualquier libro que trate de la cosmología andina para comprobar lo expresado líneas arriba.
Haciendo algo de historia veremos que el término en cuestión aparece asociado con la Cruz del Sur (H. Urteaga, 1913) y después otros hasta llegar a los años 80 cuando el Arq. Carlos Milla V. en su libro “Génesis de la Cultura Andina” nos entregó una interpretación muy personal y bastante discutible que, por haber sido un estudio pionero, caló hondo en muchos lectores e investigadores.
Pero, en realidad, ¿La Cruz del Sur es la Chakana?
De acuerdo con los estudios modernos de investigadores bolivianos de la astronomía aymara y los muchos extranjeros (norteamericanos y europeos) que han escrito sobre la Astronomía Inka, debemos manifestar que no hay razones convincentes para avalar la tesis de Milla Villena. En un artículo anterior de este Blog ya se había advertido una inexactitud ( Ver el artículo: La Cruz del Sur:¿Representa la Proporción Sagrada Andina?) la que fue también comprobada por astrónomos profesionales de muchas latitudes. En efecto, no hay una prueba “científica” de que la Cruz del Sur represente la llamada “Proporción Sagrada” a la que alude el Arq. Carlos Milla (Fundamento básico de su obra) ni sea tampoco la Chakana.
La Chakana, desde nuestra perspectiva, es el gran símbolo andino que representa muchas manifestaciones de la ideología ancestral pre colombina pero que sin embargo no ha quedado de ello sino pálidos vestigios mitificados o sincretizados por la influencia del invasor luego de casi cinco siglos. Las interpretaciones modernas, creemos, han sido manipuladas y antojadizamente tratadas según el interés político u orientación ideológica de sus divulgadores. De allí que resulta tarea difícil hablar de este enigmático signo ancestral sin caer en error.
Por eso, decir que la Cruz del Sur es la Chakana nos parece un exceso, mucho más teniendo en cuenta que la constelación occidental de Orión, también asociada a la Chakana en el mundo aymara, tiene todos los merecimientos parta representar este símbolo si es que deseamos identificarlo con una constelación del cielo.(Ver el artículo : Orión, la Chakana Mayor o Ritual)
Y aquí no queda todo. Debemos mostrar todas las demás “cruces” o “chakana en general” que se observan en el cielo.
Gary Urton ha hecho un trabajo interesante al respecto y nosotros hemos agregado algunos datos a este estudio. Así, tenemos que en el cielo, luego de un largo proceso de sincretismo, el hombre andino “ve” muchas “cruces”; a saber:
1. Huch’uy Cruz o Lluthu Cruz = Cruz del Sur
2. Falsa Cruz = No lejos de la Cruz del Sur y formada por las estrellas κ (kappa) y δ (delta) Velorum; ι (iota) y ε (epsilon) Carinae.
3. Chaupi Cruz o Hatun Cruz = Orión
4. Hatun Cruz = Formado por las estrellas Achernar, α (alfa) Eridano; Fomalhauth, α (alfa) Piscis Austrinus; Al Nair, α (alfa) Grus y Peacock, α (alfa) Pavo.
5. Uma Cruz = Cisne, en el cielo boreal ( se llama también Cruz invertida o “de cabeza”)
6. “Linun Cruz” o Cruz Calvario = Formado por las estrellas σ (sigma), β (beta), δ (delta), π (pi) y ρ (rho) del Escorpión. (esta pequeña cruz se ubica en la mitad superior de esta constelación).
7. Hatun Cruz Calvario = Formado por las estrellas ε (epsilon), μ (mu), ζ (zeta),λ (lambda) y υ (upsilon) del Escorpión (ocupa la mitad inferior de esta constelación)

Como se verá, estas “cruces” son las más brillantes que existen, según pudimos comprobar y muchos otros que según la fantasía que cada observador andino pueda encontrar en el cielo.
Pero para todos, sin excepción, están relacionados con la cruz católica y las festividades religiosas que se acostumbran en cada comunidad. El poder de la llamada “evangelización” llevada a cabo por la iglesia colonial tuvo excelentes resultados: La pérdida casi total del conocimiento y significado de la Chakana que según parece, seguirá guardando buena parte de su secreto tal vez por un tiempo más.
Gary Urton además hace hincapié en la diferenciación de chakana y cruz manifestando que no todas las chakanas son cruces y viceversa, un detalle interesante y revelador que abre todo un campo para ser investigado.
Una vez más tenemos que manifestar nuestra perplejidad frente a este intrincado panorama de “cruces” y sus probables significados además del católico.
Finalmente , el distinguido investigador Julio Valladolid ha hecho un trabajo muy concienzudo sobre la Cruz del Sur y su rol dentro del mundo agrícola así como la ritualidad andina y de la que nos ocuparemos en otro artículo.