sábado, 9 de febrero de 2008

INTIWATANA: Su significado


En todos los grandes centros ceremoniales y pueblos del Tawantinsuyu existieron sukhanqas o intiwatanas, instrumentos líticos de imponente factura finamente acabados que servían para hacer observaciones y ceremonias rituales al dios Sol.
De ellos sólo uno queda en su estado original y que no fue (¡gracias a Dios!) destruido por el fanatismo y la intolerancia religiosa del invasor hispano. Es el llamado Intiwatana de Machu Picchu, ciudad que no fue hollada por los peninsulares.
Si buscamos en el Internet la palabra Intiwatana o se la preguntamos a un guía desinformado, nos dirán ambos que la palabra citada significa el “lugar donde se amarra al Sol”. Simplemente porque la etimología más fácil y popular nos llevaría a esa conclusión.
Pero, en verdad, ¿qué significa Intiwatana? Veamos,
La palabra proviene de dos componentes: Inti = Sol y watana, de wata = año, y que complementada con el sufijo “na” denota una forma potencial. De este modo watana viene a ser una suerte de “anualización” o “anualidad”.
Garcilaso de la Vega, en sus Comentarios Reales, Cap. XXII, Libro Segundo, nos alcanza una definición de wata (huata). Dice “…alcanzaron los Incas que el movimiento del Sol se acababa en un año, al cual llamaron huata: es nombre y quiere decir año, y la misma dicción, sin mudar pronunciación ni acento, en otra significación es verbo y significa atar”
Como se verá, la segunda parte de la palabra intiwatana se refiere indiscutiblemente a año y creemos que es lo correcto. De otro modo seguiríamos con el tradicional error.

¿Se puede “amarrar” al Sol? ¿Podría un simple mortal atreverse a “amarrar” a una divinidad? Ni simbólica, ni metafóricamente podría aceptarse semejante cosa. Sería un absurdo, un verdadero sacrilegio. Nuestros Inkas no fueron ignorantes, torpes ni ingenuos para emprender tamaño despropósito. Lo que ocurrió con esta y otras palabras así como con las costumbres y tradiciones es que fueron desnaturalizadas, tergiversadas, devaluadas y anatematizadas durante la colonia para opacar la grandeza del Tawantinsuyu. Quienes ahora todavía piensan que los Inkas amarraban una imagen dorada del Sol sobre estos instrumentos para efectos rituales no hacen más que certificar su propia ignorancia acerca del desarrollo astronómico de nuestros antepasados.
Recordemos que la palabra “intihuatana” ( así escrita) aparece recién en el siglo XIX cuando el estudioso viajero George Squier (1877) lo refiere en sus textos basados en relatos orales que en el Cusco le brindaron. Ningún cronista hace referencia a este término “intihuatana” por lo que inferimos que se trata de una palabra acomodada tardíamente y en reemplazo de otra que sí, representa a este magnífico instrumento lítico: es “sukhanqa” o gnomon lítico destinado a la observación de los diferentes posicionamientos del Sol.
Además, pensamos desde el punto de vista astronómico (como que fue usado con este propósito) que la palabra correcta debía ser Intiq Watanan. Con este término, más lógico y realista, podemos dar la traducción correcta:
INTIWATANA (INTIQWATANAN) = Anualidad o anualización del Sol, dicho en otros términos : Culminación o conclusión de un año solar.
Los sacerdotes y hamaut’as (amautas, maestros filósofos) manejaban el nivel más alto del conocimiento y la información por lo que fueron los encargados de programar los grandes eventos religiosos y sociales del Tawantinsuyu. Su cronograma estaba basado en la observación del Sol y sus movimientos así como el de las estrellas y constelaciones para dar con las fechas exactas.
Para eso servía el INTIWATANA y no para pretender “amarrar” a un astro inalcanzable como el Sol, considerado dios principal.