viernes, 2 de enero de 2009

ASTRONOMIA INKA : Naturaleza y Carácter

ASTRONOMIA INKA : Naturaleza y Carácter

Iniciando el nuevo año quiero aprovechar la oportunidad para dar una respuesta breve pero concisa a las preguntas que me han hecho llegar gentiles amigos solicitando precisiones acerca de la naturaleza y carácter de la Astronomía Inka.

Sin ánimo en entrar en disquisiciones profundas ni tener el privilegio de conocer la totalidad de ese conocimiento ancestral, basado en un esquema simple que facilite su comprensión debo manifestar que de acuerdo la bibliografía disponible y el aporte de mis modestas investigaciones puedo decir que la Astronomía Inka tuvo las siguientes particularidades:

1. Fue SIMBOLICA.
Aún cuando sabemos que no podemos hablar “estrictamente” de la Astronomía Inka como CIENCIA debido a que nuestros antepasados no alcanzaron el “avance y visión” que tiene el hombre moderno, sino mas bien un pensamiento más próximo al de la antigua “astrología” de los pueblos más antiguos del mundo; es decir, una mezcla de conocimientos, creencias, prejuicios y supersticiones.
Los astros del cielo fueron símbolos o representaciones de la DIVINIDAD, de los ORIGENES y de los FUNDAMENTOS y por ello se explica que el Sol (Inti), en su rol de dios supremo, haya enviado a su hijo con la misión de encontrar el lugar más conveniente para fundar un gran pueblo y desarrollar allí su civilización. Acompañando al Sol estaba la Luna (Killa), su esposa y compañera. Como se podrá observar se trata de dos cuerpos celestes, astronómicos, los que fungen de progenitores de la raza de hombres que crearon el Tawantinsuyu.
Otros símbolos astronómicos, tal vez de segundo nivel, fueron las estrellas (Qoyllur) y los planetas (Puriq Qoyllur) que por estar ubicados en un emplazamiento sideral más remoto pasaron a ser, en forma de Constelaciones, los símbolos de muchas de las deidades del mundo celestial andino.
En un tercer plano, aunque no menos importante, estaban el rayo (Illapa), el granizo (Chikchi) y el arco iris (K’uichi) con sus múltiples simbolismos e interpretaciones.
No está demás decir que los metales preciosos oro y plata eran para darle un simbolismo material al Sol, la Luna y demás objetos celestes tomados por dioses. Incluso muchos años después de la invasión hispana los artistas indígenas continuaban “subrepticiamente” grabando sus símbolos astronómicos (Sol y Luna) en las piedras labradas de los templos católicos y en los cuadros religiosos de la pintura colonial.

2. Fue RITUALISTA.
Las wakas (adoratorios), que fueron unas 400 mas o menos, distribuidas en al área del valle del Qosqo, testimonian el carácter netamente ritualista de la religión incaica . La sacralidad del Qosqo precisamente deriva de la cantidad de lugares píos y sagrados que representaban a diferentes entidades del mundo terrenal y cósmico destinadas a proteger a sus pobladores de todo peligro y daño a través de diferentes ceremonias, ritos, ofrendas y sacrificios.
Los templos construidos en el interior del Qorikancha son una prueba fehaciente de la adoración al Sol, la Luna, Venus, las Pléyades, etc. relacionados directamente con la astronomía. El Ushnu (Altar) de la plaza principal así como las suqanqas, ubicadas en los cerros aledaños a la ciudad, para señalar solsticios y equinoccios ( entre otros) tenían carácter sagrado y otras vinculaciones geo-astronómicas.
Y si queremos adentrarnos algo más como ejemplo diremos que en el día del Inti Raymi, en el solsticio de invierno, era el propio Sol (objeto astronómico divinizado) el que encendía el fuego nuevo por intercesión del Inka. Otro ejemplo ilustrativo es el rol que desempeñaba el ritual dedicado a aplacar la “ira” del rayo o los efectos del granizo a los que se tenía un terrible miedo. Sacrificios y ofrendas mediaban en su ceremoniales para apaciguar la cólera de estos agentes considerados de naturaleza celestial o astronómica.

3. Era PREDICTIVA.
La lectura de las estrellas con la finalidad de hacer un pronóstico del comportamiento del clima en los meses venideros y su incidencia en la agricultura ha sido comentado en nuestro artículo : “Las Pléyades: Su rol en el mundo andino” ( ver Entradas Antiguas en el blog) y con ello la prueba irrefutable de que la observación estelar tenía como meta auscultar el comportamiento climático de los meses de secano para saber cómo sería la próxima temporada de lluvias y tomar las previsiones del caso. Esta predicción climática observando a la Pléyades también era corroborada con otras observaciones más “terrenales” tales como la aparición de insectos fuera de temporada, las migraciones de aves, el aullido de ciertos animales, la evaluación de la humedad debajo de los guijarros de las riberas de los ríos, la observación atenta de los celajes tanto al anochecer como al amanecer, etc. Todavía hoy en día es de capital importancia hacer ese tipo de observaciones para que el hombre andino alcance éxito en sus campañas agrícolas.
Un aspecto que merece ser dilucidado es el referido a la observación de los cuerpos celestes con fines adivinatorios. A diferencia de la cultura Maya, cuyos registros astronómicos eran utilizados como una lectura de eventos políticos y militares futuros con los que se decidían conquistas, guerras, etc. Los Inkas no usaron tal sistema de “consulta con los astros”; tenían más bien una gran cantidad de recursos para este fin. Recordemos que en las grandes ceremonias como el Inti Raymi se “leía” el destino del imperio en las vísceras de los animales sacrificados, luego de ofrecer el corazón al Sol. Para fines más personales era usado el método de la lectura de la hoja de coca (todavía muy usado en la actualidad), la lectura de los granos de maíz de colores, los wayruros, y muchos otros cuya finalidad era conocer el destino o los hechos de un futuro inmediato para evitarlos si se mostraban negativos o estimularlos en caso contrario.

4. Era EXCLUSIVA.
En el artículo “Los Astrónomos Inkas” (ver Entradas Antiguas) vimos con detalle el carácter exclusivo del manejo de la información astronómica por parte de la elite gobernante (Inka, Sacerdotes, Amautas) debido al modelo de sociedad de tipo vertical con la autoridad y control absoluto del Inka sobre la organización político-social-económica y religiosa de todo el Tawantinsuyu.
En este contexto, solo un puñado de sabios expertos interpretaban las observaciones astronómicas e informaban a los niveles inferiores para el cumplimiento de tareas concretas tales como por ejemplo el aumento o disminución de determinados cultivos en la perspectiva de un año muy lluvioso y muy seco.

Finalmente es necesario comentar que la astronomía ( y sus cuerpos celestes) era para los Inkas uno de los tantos componentes naturales que sustentaban todo el cuerpo de conocimientos que disponían para interpretar y darle sentido a su mundo.