jueves, 23 de octubre de 2008

LOS COMETAS : ¿Agüeros Ancestrales?


LOS COMETAS: ¿Agüeros Ancestrales?

Los cometas son residuos congelados del material que formó el Sol y su sistema planetario. Se hallan en las afueras del sistema a modo de una nube de escombros y al ser atraídos por el Sol se lanzan en veloz carrera llegando algunos a estrellarse y desaparecer dentro del Sol y otros que luego de dar un giro alrededor de nuestra estrella desaparecen rápidamente volviendo al espacio exterior.
Aparecen en cualquier época, en cualquier lugar del firmamento mostrando sorprendentes colores y formas; y sobre todo una cola que los convierte en los objetos más vistosos y enigmáticos del cielo.
Cada año se descubren decenas de ellos los que en su mayoría son solo visibles a través de potentes telescopios. Solo uno que otro alcanza, alguna vez, gran brillo (generalmente debido a su corta distancia a la Tierra) llegando a constituir un gran suceso celestial y un espectáculo único.
Los cometas son visibles por breve tiempo debido a que llegan a la zona interior del Sistema Solar solamente de visita, a gran velocidad y desarrollando órbitas elípticas muy alargadas lo que determina sus cortas apariciones.
En nuestros días constituyen todavía una atracción que conlleva misterios y temores aún cuando se conoce mucho de su estructura física y química, pero históricamente fueron considerados como anunciadores de grandes calamidades debido al desconocimiento que se tenía de ellos así como el desarrollo incipiente de la ciencia que en gran medida tenía un sentido más especulativo que racional como el caso de la Astrología.
En el Tawantinsuyu, al igual que en otras culturas antiguas, también fue motivo de preocupación por su papel transgresor del orden natural y de allí la creencia de que eran heraldos de nefastos augurios o algunas veces de buenas señales como refiere el cronista Guamán Poma de Ayala : “Y de las cometas saben lo que ha de suceder, buena o mala señal”.
A los cometas se les llamaba de varias maneras: Saq’aqaq ( sin traducción conocida, tal vez sea nombre propio) o Qoysu Qoyllur ( estrella con cola o alargada), Onqoq Qoyllur (estrella enferma) y otros cuyo significado desconocemos.

Tenemos la información de que más de 700 cometas fueron avistados en el cielo entre el año 0 y el año 1400 de nuestra era; éstos fueron registrados por los chinos, árabes, romanos y los reinos medievales. Por lo tanto, es probable que muchos de ellos hayan sido observados e “interpretados” desde las latitudes andinas.
Los cometas estaban asociados con los feroces seres mitológicos del mundo estelar los que desde la perspectiva andina significaban derramamiento de sangre en inminentes guerras o muertes violentas causadas por calamidades naturales como pestes y terremotos. Los nombres andinos de Qoa, Choqechinchay, K’auri, Antarqui y otros, son solo algunas de las entidades celestiales que desde el “olimpo quechua” gobernaban las fuerzas naturales conforme a un ordenamiento del que se ha perdido la información.

En Mesoamérica, por ejemplo, a los cometas se les decía “Citlalin Popoca” que significa estrella humeante y según los códices Vaticano y Telleriano Remensis, eran augures de la muerte de gobernantes y de terremotos, dentro de la visión cósmica de los aztecas.
Entre los casos más ilustrativos narrados (muy a su manera) por los cronistas hispanos tenemos la anecdótica aparición de un extraño fenómeno ocurrido durante el cautiverio de Atao Wallpa (Atahuallpa) en Qasa Marka (Cajamarca). Francisco de Jerez, Cieza de León y Garcilaso refieren estos hechos. Así, Cieza dice : “Cuando se prendió a Atabaliba en la provincia de Caxamarca, hay vivos algunos cristianos que se hallaron con el marqués don Francisco Pizarro, que lo prendió, que vieron en el cielo de media noche abajo una señal verde, tan gruesa como un brazo y tan larga como una lanza jineta; y como los españoles anduviesen mirando en ello, y Atabaliba lo entendiese, dicen que les pidió que lo sacasen para verla, y como lo vió, se paró triste, y lo estuvo el día siguiente; y que el gobernador don Francisco Pizarro le preguntó por qué se había parado tan triste. Respondió él : “He mirado la señal del cielo, y dígote que cuando mi padre, Guaynacapa, murió, se vió otra señal semejante a aquella”. Y dentro de quince días murió Atabaliba.”

Según los registros occidentales de la época así como los registros chinos, no hay evidencia de haberse visto ningún cometa brillante entre marzo y septiembre del año 1533 (la cruel e injusta ejecución de Atao Wallpa fue el 26 de julio de 1533) por lo que se presume que tal vez se haya tratado de algún otro fenómeno natural.

Sin embargo hay, dentro de la climatología, factores que permiten o no observar a los cometas; por ejemplo, durante la época de lluvias (diciembre a marzo) en los Andes es difícil ver cielos despejados en el anochecer o amanecer lo que impide observar a los cometas que pudieran estar brillando en el cielo.
Un caso que ilustra lo manifestado ocurrió hace poco: En enero del 2007 el cometa 2006 P1 (Mc Naught) se vio solamente en el hemisferio sur (debido a su órbita muy inclinada) y brillaba tanto que por unos días pudo verse aún en pleno día; sin embargo, desde el Cusco fue imposible verlo porque durante los días que se podía observarlo los cielos del atardecer estaban muy nublados. Cuando a mediados de enero hubo, por fin, un atardecer despejado, el cometa era visible solo con un telescopio.

Como corolario solo resta decir que mucha información de la relación hombre-cosmos en los andes peruanos se ha perdido irremediablemente y los pocos y fragmentados mitos que perviven en algunos pueblos cuentan historias con alto contenido de un sincretismo del que es muy difícil separar sus componentes autóctonos. Esa es la verdad.