Desde la más remota antigüedad el Valle del Qosqo (Cusco) sirvió de escenario para el desarrollo de varias etnias asentadas en su espacio geográfico. Aquí vivieron los Lares, Poqes, Wallas, Antasayas, Sawasiras y otros en diferentes momentos del lejano pasado, tal como nos explicaron los investigadores de la historia. Todos ellos dejaron en la tradición oral sus orígenes míticos y sus conexiones con el mundo de lo divino o sobrenatural.
Entre estos entes tutelares destacaban aquellos que por su monumentalidad y fuerza telúrica representaban verdaderos centros de poder e importantes hitos geográficos. A éstos se les llamaba APUS. Apu es una palabra quechua que significa literalmente : Protector, Gran Señor, Jefe Supremo, Deidad Natural, Ente Tutelar, etc.
En resumen, son las colosales montañas que rodean y protegen el ámbito geográfico de la región del Qosqo. Sus elevadas cumbres de nieve perpetua le dan la categoría monumental que los caracteriza. Dos fueron los Apus “principales o mayores” que según la tradición se encargan de la protección de la ciudad del Qosqo : El Awsanqati y el Sallqantay ( Ausangate y Salkantay en el quechua españolizado y moderno); el primero de ellos ubicado hacia el Este y el segundo hacia el Oeste, ambos a más de 50 Km. de la ciudad del Qosqo.
Además de ellos, el Qosqo está rodeado en un radio de 10-20 Km. de otras montañas menores también considerados Apus. Ellos son : El Pillku Orqo (hoy llamado Picol),el Pachatusan y el Wanak’auri, todos ellos ligados al origen de los primeros asentamientos o pueblos citados líneas arriba.
Todos estos Apus representaban poderosas e imponentes fuerzas espirituales y telúricas que marcaron la personalidad de los pueblos que los tomaron como sus protectores o entes tutelares. La cosmogonía Inka, rica en su interpretación mágica de los fenómenos y procesos naturales encontró en ellos los vínculos con el mundo superior de los dioses, con el mundo del Hanan Pacha ( el “cielo” andino).
Es necesario también hacer un comentario sobre el uso de palabra Apu en otro contexto: aquél que se refiere a personajes de linaje o elevado rango que usaban la palabra Apu antes de su nombre para significar su especial categoría personal, social o militar, pero ese es otro tema del que no comentaremos en esta ocasión.
Respecto a la naturaleza de los Apus, el prestigioso investigador cusqueño Arq. Germán Zecenarro B. manifiesta: “El escenario geográfico era entendido y concebido como la morada de las entidades tutelares y de las fuerzas cósmicas que regían la vida de todas las criaturas. De esa manera, existían determinados lugares o espacios con mayor atracción que otros, sitios donde la fuerza telúrica absorbía al espíritu humano envolviéndolo en la inmensidad cósmica” ( “Las Llactas”, en Rev. Arkinka Nro,132, Nov.2006).
Aquí encontramos entonces el vínculo GEO-COSMICO que le da el sello característico a la cultura andina. Debo aclarar que el término geo-cósmico fue usado originalmente por el investigador norteamericano Gary Ziegler cuando escribió acerca de sus estudios en Llactapata (cerca de Machupicchu) y la orientación de su templo principal hacia la salida del Sol en el solsticio de invierno y sus vínculos con el Intiwatana de Machupicchu.
En la misma perspectiva encontramos que todos los diseños arquitectónicos de las urbes quechuas estaban orientadas hacia los Apus lo que refuerza la unión íntima con éstas divinidades. Corrobora el Arq.Zecenarro cuando en otro párrafo de su artículo dice: “…eran los Apus o las divinidades tutelares los puntos focales hacia los cuales los trazos de los k’ijllus o calles, orientaban sus perspectivas”. (Op.Cit.). Y estas conexiones las encontramos en muchos lugares siendo uno de los más importantes el lugar denominado Laq’o, también conocido como Salonniyuq, Amaru Mach’ay, Waka Mantokalla,etc. y que queda a un kilómetro al noreste de Qenqo. Allí, desde la cima del roquedo y donde hay huellas de haber sido un lugar ceremonial, se puede avistar a los dos grandes Apus del Qosqo: el Awsanqati y el Sallkantay que a manera de centinelas, señalan dos importantes puntos cardinales.
Finalmente, desde una perspectiva más “científica” diremos que los Apus vienen a ser los símbolos del poder de los elementos, especialmente del agua. Los nevados son los que captan el agua de la atmósfera la que es conservada en estado sólido y mediante los procesos del deshielo proporcionan un permanente flujo de agua que mantiene la vida de los seres vivientes de los valles interandinos. El hombre andino piensa que este elemento líquido de los nevados se refuerza con los manantiales que surgen de la profundidad de la tierra y que comúnmente aparecen en lugares elevados dándole una significación de generosidad de tales entes tutelares. Además, el hecho de que son montañas inalcanzables para el escalamiento de los humanos (no se conoce de andinistas andinos que hayan coronado sus cumbres) los hace ver como los más próximos al Hanan Pacha y los que dialogan con la divinidad.
Un ejemplo de ello es el Apu Pachatusan cuyo significado es “El Gran Señor que apuntala el firmamento” o lo que es igual a decir que sobre sus hombros sostenía el mundo. Así de increíble es el realismo mágico del pueblo andino en la interpretación de su fantástico mundo y de su inseparable vínculo geo-cósmico.
5 comentarios:
me perece muy ineresante y ademas que transmiten cultura
Pero no tiene punto de comparación a cuando vives esto que transmiten aqui.
Pero no tiene punto de comparación a cuando vives esto que transmiten aqui.
Pero no tiene punto de comparación a cuando vives esto que transmiten aqui.
Muchas gracias por su aporte al entendimiento y comprensión de nuestra cultura.
Publicar un comentario