jueves, 10 de mayo de 2012

LA GRUTA DE KILLARUMIYUQ

 
Al oeste del Cusco, a unos 70 km yendo por la ruta que va hacia Abancay, en el distrito de Ankawasi, provincia de Anta, se halla Killarumiyuq, un antiguo asentamiento del Chinchaysuyu. El lugar queda a la derecha del camino, en una comunidad llamada San Martin y pasando el pueblo de Ankawasi (el nido del águila). Es una ladera suave junto a una encañada pequeña que alberga un riachuelo de cristalinas aguas. Consta de terrazas agrícolas, rocas enormes con muestras de talladuras desperdigadas a lo largo de la encañada, un ushno, restos de edificaciones, cuevas y grutas y constituye un gran mirador de la Pampa de Anta.

El lugar es famoso por una enigmática talladura lítica que se encuentra en el flanco de una enorme roca, en la parte baja del lugar, y que representaría, según algunos investigadores, a la Luna. Sobre el particular escribiremos un informe en un futuro cercano.

Lo que en esta oportunidad nos ocupa es una gran cueva, gruta o “mach’ay” que se ubica en la parte más alta del complejo arqueológico. Allí, se ubica una enorme roca agrietada por el prolongado azote de los vientos, el quemante sol y la lluvia durante siglos. En la base de la roca y aprovechando su posición ha sido excavada una enorme gruta que semeja al llamado “Templo de la Luna” de Machupicchu pero es más pequeña y con menos artificio.

El “mach’ay” mide aproximadamente unos 7-8 m de largo por unos 3-4 m de ancho. Parece una habitación larga con un techo inclinado que se proyecta como una boca abierta hacia el occidente. El fondo de la gruta ha sido revestido por un muro pétreo de excelente factura en toda su longitud alcanzando casi dos metros de altura. En el centro del muro hay un gran nicho u hornacina que fácilmente pudo albergar a una momia o “mallki” de algún personaje importante del lugar.

Su eje longitudinal va de Norte a Sur y la boca de la gruta está abierta hacia el Oeste. En este borde se puede apreciar dos enormes rocas que tal vea hayan servido como mesas ceremoniales.

Desde la perspectiva de nuestro blog, que busca estudiar las relaciones astronómicas de los lugares ancestrales de nuestra cultura, les alcanzamos nuestras primeras conclusiones:

- Su orientación Norte - Sur privilegia, en su eje transversal, un especial alineamiento con el ocaso del Sol en los Equinoccios. En efecto, el nicho u hornacina tiene su eje dirigido con exactitud al punto cardinal del Oeste, a 270 grados de acimut.

- El mismo nicho u hornacina también alcanza a apuntar, con mucha comodidad, al ocaso del Sol en el Solsticio de Verano (Diciembre), a 248 grados de acimut. Dada la amplitud de la boca de la gruta es posible observar un vasto horizonte hacia el occidente.

- Se sabe, por los estudios realizados en otros lugares, que las grutas similares a la de Killarumiyuq, contenían probablemente una momia o “mallki” de algún personaje importante o fundador del ayllu, o tal vez un ídolo local que debía ser adorado en el punto más alto del lugar.

- Su orientación equinoccial o solsticial nos da una pista para conocer el carácter sacro de la relación de su momia o ídolo con la deidad Solar, y tal vez otros alineamientos complementarios con la Luna o con constelaciones andinas le hayan dado otros matices de relación. En suma, un contacto cósmico con el Hanaq Pacha.

El fascinante lugar que nos ocupa llenó nuestras expectativas y aunque no conocemos su verdadero propósito para el que fue construido podemos aventurar de que la posibilidad que hemos explicado líneas no está muy alejado de la verdad. Futuros estudios arrojarán más luces para una explicación más integral y tal vez se nos dé la razón.

Fotos: Siwar Salazar M.

martes, 8 de mayo de 2012

LAS ESTRELLAS DE LA CRUZ DEL SUR


Agradezco a los lectores que han enviado sus preguntas, sugerencias y sus aportes porque enriquecen nuestro modesto trabajo. Tres amigos del blog nos han preguntado acerca de un tema en común: La Cruz del Sur. Por razones de espacio me he permitido resumirlas.

1. LAS ESTRELLAS DE LA CRUZ DEL SUR.

Mario L. nos dice: ”En una conferencia escuché que las estrellas de la Cruz del Sur tiene nombres propios tales como Pálida, Magallanes, Rubídea, Entrometida, etc. Como aficionado a la astronomía consulté libros y mapas del cielo pero no hallé esos nombres, ¿Usted los conoce?

Respuesta: Los nombres de las constelaciones, planetas, asteroides y estrellas son reglamentadas por las normas de la IAU (Unión Astronómica Internacional), única entidad que a través de asambleas generales aprueban estos aspectos. No existe otra institución autorizada para ello. Los nombres a los que aludes solo aparecen en una página en el Internet que se llama “Asteromia” y el artículo en el que aparecen esos nombres los escribió un aficionado brasilero llamado Renato da Silva.
Revisé las informaciones de la IAU, mapas estelares actualizados e hice consultas con astrónomos especializados para brindarte la siguiente información: Los únicos nombres propios que se conocen oficialmente en la Cruz el Sur son:

“Acrux” (Contracción de Alfa y Crux), es el nombre oficial de Alfa Crucis, la estrella más brillante de esta constelación y que constituye el pie de la cruz.

“Mimosa”, nombre de una flor, es el nombre oficial de Beta Crucis, la segunda estrella más brillante y el brazo izquierdo de la cruz.

“Gacrux” (Contracción de Gamma y Crux), es el nombre oficial de Gamma Crucis, la tercera en brillo y la cabeza de la cruz.

Delta Crucis, no tiene nombre propio, y es la cuarta en brillo. Forma el brazo derecho de la cruz.

Finalmente, Epsilon Crucis, la pequeña estrella que no tiene nombre propio y que es la quinta componente del grupo. Solo es visible desde un lugar oscuro y sin la interferencia del brillo lunar.

Recuerda que la asignación de nombres en cada constelación depende de su brillo y su denominación sigue, por un acuerdo mundial, el orden del alfabeto griego.

Los nombres que mencionas no son oficiales y solo representan, al parecer, el entusiasmo personal de un aficionado brasilero.
Internet es una red abierta y libre y por eso podemos hallar toda clase de informaciones tanto oficiales como apócrifas como el caso que nos ocupa. Debes tener cuidado de confrontar siempre la información que lees en Internet y buscar las fuentes más fiables.



2. CRUZ DEL SUR Y SIGNO ESCALONADO.

Arturo F. nos preguntó: “Leí en un libro que la Cruz del Sur es llamada también “Cruz Cuadrada” y que representa el signo escalonado del Tiawanako; ¿Es verdad?

Respuesta: Es común oír en la región altiplánica la asociación de la Cruz del Sur con el término “cruz cuadrada” confundiendo así su real conformación geométrica. La constelación de la Cruz del Sur no tiene la forma de un cuadrado y más bien parece un rombo con su extremo sur alargado. La influencia de la religión católica hizo que al identificar a esta constelación con la cruz cristiana se pierda la verdadera historia y significación de este grupo estelar en el mundo andino. El signo escalonado andino es diferente en su conformación y en sus variedades de presentación. Relacionar este signo con la cruz es, sencillamente, un exceso, y un pretexto para demostrar otros conceptos cosmológicos andinos que nada tiene que ver con la Cruz del Sur. Te sugiero revisar otros artículos anteriores publicados en este blog, en la sección “Entradas Antiguas”, al pie de la página.

3. CRUZ DEL SUR: ORDENADOR ANDINO.

José M. L., escribió: “Leí en otro blog que la Cruz del Sur es el “ordenador” del mundo andino, ¿Se trata de una computadora? Pues, aquí, en España, llamamos ordenador a los “computer”.

Respuesta: No, José M.; la idea de que la Cruz del Sur sea un “ordenador” no se refiere a una computadora sino a la posibilidad de que esta constelación, según una hipótesis no demostrada, se asocia con un cuadrado geométrico cuya diagonal es la raíz del número dos o “pi” y con él la idea de que el hombre andino habría dominado una matemática muy avanzada. Tal prueba estaría en la conformación de la Cruz del Sur.

No hay pruebas suficientes para avalar esta hipótesis y su demostración adolece de errores así como de interpretaciones muy particulares y poco reales acerca del mundo andino. También deseo que revises los artículos anteriores publicados en este blog. Allí encontrarás algunas respuestas.

Gracias nuevamente y ofrezco a otros lectores que me han hecho consultas responderles con prontitud.

Ilustración: IAU y Sky & Telescope.


viernes, 4 de mayo de 2012

LA ROCA DE LA CRUZ DEL SUR EN MACHUPIKCHU





No es raro en el Cusco encontrar ciertas piedras monumentales o formaciones rocosas que representaban deidades míticas o seres propios de la cosmovisión inkaica. La mayor parte eran wak’as o adoratorios ancestrales. En casi todos los restos arqueológicos, igualmente, hay piedras que muestran formas o talladuras que no tienen una explicación racional, a la luz del modo actual de pensamiento, y simplemente invitan a la imaginación a desarrollar todo tipo de hipótesis. Tal vez nuestra propia ignorancia no nos permite una lectura verdadera de estas piezas líticas.

Una de ella es la llamada “Piedra de la Cruz del Sur”, en Machupikchu. Se encuentra al costado izquierdo del llamado Templo Principal y ahora, gracias a su popularidad, ha sido acordonada para evitar su deterioro, porque al estar ubicado al paso de los visitantes hacia el Intiwatana, inevitablemente era objeto de pisadas o golpes que podrían dañarla.

Varios investigadores han escrito acerca de ella, James Arévalo fue uno de los primeros, y en su libro “The Awakening of the Puma” (1997) asoció la roca con la constelación de la Cruz del Sur. Su descubrimiento data de 1993 y, aunque ya era muy conocido por arqueólogos y guías de turismo, fue uno de los primeros en publicarlo. Otro tanto hizo el Lic. Cosme Cuba, cuando en 2005 hizo público, en un libro, la foto de la roca describiéndolo como una escultura lítica que señalaba los cuatro puntos cardinales. Casi todas las guías turísticas impresas sobre Machupikchu la detallan como un atractivo dentro del circuito a recorrer en la monumental ciudadela.

Pero, en verdad, representa esta roca a la Cruz del Sur?

Estudiando su forma y luego de hacer mediciones astronómicas se puede afirmar que sí, que guarda alguna probable relación con la pequeña constelación de la Cruz del Sur.

Hace solo unos días (Abril de 2012), el investigador Carl Niemann, de Dresden, Alemania, realizó nuevas mediciones y fotografías que son compartidas en este artículo. Nuestro agradecimiento especial a Carl.

La forma de la roca tallada, que es parte de la roca madre que subyace bajo esta zona, semeja la conformación estelar de la Cruz del Sur. Mide aproximadamente 1.20m de largo por 0.80m de ancho y una altura de 0.70m. La cara superior de la roca tiene una forma diamantada o de rombo, que es la manera cómo el hombre andino reconocía a esta constelación, y aunque la disposición de estrellas no corresponda rigurosamente con la entalladura de la roca pues, el vértice derecho no tiene la variación posicional típica de la estrella delta crucis o brazo derecho de la Cruz del Sur. Las proporciones, igualmente, no son las más exactas; aun así, se asemeja a la menuda constelación austral.

Otro detalle, ya conocido desde hace muchos años, es la orientación de su eje principal; así, la cabeza del rombo lítico apunta hacia el Sur magnético, del mismo modo que el pie lo hace hacia el Norte. Por defecto, las vértices laterales apuntan a los otros dos puntos cardinales.

Queda un detalle no publicado antes por ningún investigador: la inclinación de la roca tallada. La piedra en cuestión tiene su superficie o cara superior visible, una pronunciada elevación hacia el Sur. Esta elevación es de unos 35,5° a 36°. Debido a que su superficie no es totalmente plana, tal vez por la erosión causada por el fenómeno del intemperismo de tantos años, arroja esas dos medidas angulares.

La constelación de la Cruz del Sur, en la actualidad, está a una altura de casi 40° sobre el horizonte ideal (0°). En época de los Inkas esta altura era mayor, unos 4 o 5 grados, debido al movimiento de precesión de la Tierra.

Entonces, la inclinación de la roca nunca pudo apuntar ni siquiera al pie de la Cruz del Sur (Estrella Alfa Crucis o Acrux) sino a un punto más bajo en el cielo. Si imaginamos que tal roca tuvo alguna vez una moldura o artificio metálico sobre ella para que sirva como mesa ceremonial o para poner alguna ofrenda a esta constelación entonces tendría otra connotación que valide su ubicación tal como se ve en la actualidad. Recordemos que el Ushnu del Cusco tenía una cubierta de oro tal como lo refieren los cronistas como Betanzos, Molina,  y otros.

La arqueoastronomía propugna la precisión en las mediciones angulares y de alineamientos en los objetos en estudio, sean estas edificaciones, templos, rocas talladas, etc., para afirmar categóricamente sus vínculos con la astronomía y sus objetos celestes. En este caso, la llamada roca de la Cruz de Sur solo aproxima en altitud pero sin duda, su orientación al Sur magnético es asombrosa.

Y como novedad les diremos que un investigador argentino ha hallado, en los Andes argentinos, una piedra parecida a la de Cruz del Sur de Machupikchu. Esperemos que su publicación llegue pronto al público.

Fotos y mediciones: Carl Niemann.

lunes, 7 de marzo de 2011

La Etnoastronomía y la Astronomía Cultural (3ra. Parte)

La Etnoastronomía y la Astronomía Cultural:

Aun cuando no está zanjado ni terminado el debate acerca de las diferentes posiciones con respecto a la relación: Astronomía – sociedades ancestrales, ya se vislumbra un “ordenamiento” más formal y académico por parte de los principales actores en este debate: Los estudiosos e investigadores de la arqueoastronomía y de la etnoastronomía; hasta hoy, las disciplinas más activas para develar el mundo astronómico de los pueblos y culturas antiguas y saber más de su cosmovisión.

Dentro de los afanes globalizadores de nuestros tiempos, la llamada “Astronomía Cultural” ha devenido en una suerte de paraguas o cobertizo bajo el cual se quiere agrupar a las diferentes disciplinas (campos interdisciplinarios) que podrían conducirnos a responder la gran cantidad de interrogantes que aún quedan por responder en muchos pueblos cargados de un pasado milenario, así como las sociedades modernas y su vínculos, directos o indirectos, con la astronomía.

La arqueoastronomía cumple una parte de esa función ubicando, describiendo, midiendo e interpretando los enigmáticos alineamientos de pueblos, templos, palacios, etc. con el Sol, la Luna, las constelaciones y sus estrellas; y la etnoastronomía, intentando explicar cómo se utilizaba la astronomía en los pueblos antiguos y cómo los usan los pueblos en el presente. En otras palabras, las relaciones entre astronomía y cultura.

Aparentemente pareciera que la etnoastronomía, en su afán de estudio, estuviera invadiendo el campo de la Historia de la Astronomía; sin embargo, hay una carga de saberes heredados y mitos ricos en contenidos astronómicos que trascienden a la simple compilación histórica o cronística. “Los abuelos nos han contado que…” es el estribillo más común a la hora de iniciar una larga cuenta de relatos y explicaciones sobre la astronomía de los pueblos añejos. La tradición oral andina está llena de esos valiosos elementos que procesados a través de las metodologías de la etnografía y de la antropología como la entrevista, la observación participante, etc. pueden alcanzar sus objetivos. Recordemos que el “mundo” del andino quechua hablante es diferente al del citadino en muchos aspectos.

El concepto de Astronomía Cultural es reciente y todavía no ha sido validado mundialmente pero va en ese camino. Es probable que en los años venideros sus alcances, su campo de acción y su sistema de trabajo sean aceptados por todos. Anthony Aveni, uno de los más connotados expertos del tema, nos habla, en este nuevo siglo, de una “Astronomía Antropológica” dándole una visión más amplia y globalizadora.

Asi pues, la Astronomía Cultural busca, en última instancia, la “comprensión” de la astronomía por parte de las sociedades y saber hasta qué punto influye en el desarrollo humano. Mientras tanto se sigue re descubriendo, especialmente en nuestra región, más alineamientos en restos arqueológicos que nos sorprenden motivando un mayor empeño e interés para seguir investigando. Otro tanto ocurre con la etnoastronomía cuando en cada comunidad o pueblo alejado escuchamos relatos inéditos sobre estrellas, constelaciones y mitos relacionados con el cielo.

Esta riqueza de información está a disposición de todo aquél que podría aportar con sus investigaciones y constituye a su vez, una invitación para un estudio más profundo y sistemático. El “mundo” del hombre andino todavía guarda muchos secretos y misterios que la mentalidad occidental no conoce ni comprende.

(Texto tomado del libro "Astronomía Inka" de E. Salazar G.)

lunes, 17 de enero de 2011

Arqueoastronomía: Enfoques y Métodos (2da.Parte)

Enfoques y Métodos de la Arqueoastronomía (2da.Parte)

La arqueoastronomía no surgió con un solo criterio del que compartieran todos sus seguidores. Desde el principio hubo diferencias de opinión (enfoques), metodologías de trabajo, interpretación, etc. sobre los trabajos que se venían haciendo.
En 1981, con motivo de la primera reunión mundial para integrar a los estudiosos de esta nueva disciplina, en Oxford, Inglaterra, surgieron las primeras diferencias que no pudieron ser superadas a través de los años siguientes.
Tanto los investigadores europeos como los americanos tenían sus diferencias casi irreconciliables. Al publicarse los trabajos del evento en dos volúmenes se creó, sin quererlo, los dos enfoques más conocidos y que correspondían a las posiciones de cada grupo: Astronomía Brown (marrón) y Astronomía Green (verde); en realidad, el color de la tapa de cada volumen condujo a la creación de tales nombres.
Los “marrones” eran los americanos quienes en sus trabajos, además de reunir información sobre alineamientos astronómicos incluían elementos de arqueología, etnografía y etnohistoria. Por su parte, los “verdes” que representaban a los europeos, usaban metodologías basadas en rigurosos análisis estadísticos y mediciones exactas para determinar si los lugares estudiados era fruto de la casualidad o representaban una intencionalidad de los pueblos que los construyeron.
Por un buen tiempo se criticaron mutuamente hasta que sus enfoques, luego de recibir nuevas influencias y opiniones de nuevos estudiosos, así como debates en foros especializados a nivel internacional, los han llevado a morigerar sus posiciones y a buscar un consenso al que actualmente se intenta llegar.

Por otra parte se habla también de “escuelas” dentro de la arqueoastronomía. Dice el estudioso mexicano Juan D. Morales al respecto, que una de las escuelas podría llamarse “orientacionista”, debido a que se privilegia, como único objetivo, la observación y medición de las orientaciones de los lugares estudiados en determinadas épocas del año; sean éstos, solsticios o equinoccios, las orientaciones con las posiciones del Sol, la Luna, las estrellas, las constelaciones, etc. en fechas específicas.
La otra escuela es llamada por Morales como “global” que incluye su estudio a la mitología, el arte y los rituales que aún perviven en algunos pueblos como herencia de sus antepasados. Todo ello desde una perspectiva astronómica.
Actualmente la mayoría de los estudiosos trabajan con una visión más integradora debido a que ninguna escuela sola puede explicar a cabalidad todo lo que se puede saber de un lugar estudiado. Había la necesidad de mirar “todas las direcciones y perspectivas”.

La investigación astronómica, como dijimos antes, es multidisciplinaria porque concurren en sus estudios muchas disciplinas que prestan sus métodos y su recursos para un logro eficaz. Los arqueoastrónomos usan varias herramientas para lograr sus propósitos: Desde simples brújulas y mapas hasta teodolitos, estaciones totales, GPS, así como programas de simulación astronómica virtual.
Juan D. Morales analiza la metodología que usa un arqueoastrónomo, la que atraviesa por tres etapas:

1. Trabajo Previo: Empieza con la selección del lugar donde haya evidencia arqueoastronómica. Luego seguirá la búsqueda de información histórica, arqueológica y antropológica del lugar elegido. Finalmente la planificación del trabajo cuyos detalles apuntarán al aprovechamiento máximo de la información que se pueda obtener.
2. Trabajo de Campo: Será la verificación, en el lugar elegido, de los alineamientos o características del lugar que nos lleven a hacer comprobaciones. Esta etapa, tal vez la más larga y tediosa, será la de observar en los tiempos y horas más adecuadas, las posiciones de orto y ocaso del Sol, la Luna o las estrellas, para determinar las particularidades del lugar estudiado en su relación con los objetos celestes. Existen diversas técnicas para lograr este propósito que en gran parte depende del equipamiento que se pueda utilizar. El objetivo de este trabajo será el de obtener la mayor y mejor información posible apoyada en pruebas estadísticas, fotografías, planos, croquis, etc. que sirvan para demostrar la hipótesis planteada.
3. Análisis y Síntesis de la Información: En base a la recopilación hecha en la investigación de campo, se procede a la reducción de datos; es decir, a procesar los datos y contrastar con las hipótesis que se habían planteado. De aquí saldrán los resultados que luego se podrán exponer o publicar para el conocimiento del público en general.
Así es como se hace un trabajo científico y responsable que puede ser validado, corregido o rechazado según se hagan más trabajos posteriores.

Algo básico y muy necesario para emprender un trabajo de arqueoastronomía es conocer la Astronomía Posicional. Se trata de estudiar y practicar la astronomía observacional tanto a simple vista como con el uso de instrumentos. Conocer los posicionamientos en el cielo del Sol, la Luna y las estrellas; saber de las particularidades de sus movimientos, conoce los sistemas de coordenadas, tener la capacidad de reconocer puntos sobre el horizonte y diferenciar los objetos visibles en el cielo nocturno. Saber utilizar instrumentos básicos como la brújula, el telescopio, un cuadrante, un GPS, etc. serán muy importantes para el logro de cualquier propósito investigatorio en esta disciplina.

Hoy en día, y gracias al Internet, tenemos la posibilidad de acceder gratuita e irrestrictamente a numerosas páginas que nos ayudarán a dilucidar cualquier duda así como brindarnos todo nivel de información, desde simples conceptos básicos hasta métodos avanzados para capacitarnos y lograr eficientes trabajos de arqueoastronomía.


Referencias: www.arqueoastronomia.org/ y otras páginas en la web.

sábado, 8 de enero de 2011

¿Qué es la Arqueoastronomía? (1ra. Parte)

Atendiendo al pedido de muchos lectores del blog que me han pedido precisiones con respecto a algunos “tecnicismos” que usamos permanentemente, trataré de complacerlos en los siguientes artículos que tratarán de Arqueoastronomía, Etnoastronomía y Astronomía Cultural.

La palabra “Arqueoastronomía”, pese a no ser nueva (hace más de 40 años que se usa), todavía no aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y sigue siendo un término poco conocido por el ciudadano común y corriente.

En realidad, es la combinación de dos palabras: arqueología y astronomía y se refiere, dentro de su amplio campo de definiciones, al conocimiento astronómico que tuvieron los pueblos antiguos expresados en las construcciones de sus templos y otras edificaciones principales, alineadas con objetos celestiales como el Sol, la Luna y las estrellas; y que hoy en día están siendo estudiados por especialistas.

La preocupación por este nuevo campo de estudio deriva de la necesidad de la arqueología por vincularse con otras ciencias como la astronomía para dar una explicación cabal a sus preguntas. La arqueoastronomía se puso en boga en las últimas décadas a raíz de interesantes descubrimientos que no pudieron ser explicados solamente con los métodos de la arqueología. Sin embargo, hace más de un siglo que se habían puesto las bases de su estudio.
En efecto, hacia fines del siglo XIX, el científico y astrónomo inglés J. Norman Lockyer (1836-1920), fundador de la célebre revista británica “Nature”, escribió un libro que ahora es todo un clásico: “The Dawn of Astronomy” (El Amanecer de la Astronomía) en 1894, convirtiéndose así en el padre de la arqueoastronomía. Lockyer había descubierto en Egipto la relación que existía entre los templos solares y su función como observatorios astronómicos. Más tarde descubriría también que Stonehenge estaba orientado hacia la salida del Sol en el solsticio de verano.
Pese a sus revolucionarios descubrimientos no fue tomado en serio. En parte, debido a las estrictas metodologías que exigía la comunidad científica inglesa; y en parte, por los prejuicios de la época.
En ese entonces, todos esos estudios se consideraban como “rarezas” o extravagancias propias de anticuarios (así se llamaba a los estudioso de restos arqueológicos) o de aventureros sedientos de notoriedad.

Tuvo que pasar más de medio siglo para que un grupo de investigadores modernos iniciaran una nueva ola de estudios y publicaciones. Entre ellos, Alexander Thom (1894-1985), un ingeniero y arqueólogo aficionado escocés que identificó orientaciones solares y lunares en sitios megalíticos de Gran Bretaña poniendo en el tapete la existencia de calendarios muy antiguos.
Otro personaje fue Gerald S. Hawkins (1928-2003), un astrónomo inglés que trabajó en Boston, USA, y que en 1965 publicó su polémico libro titulado “Stonehenge Decoded” (Stonehenge Decodificado), analizando con una computadora el enigmático lugar y proporcionando nuevas evidencias de sus relaciones astronómicas.
El libro había provocado la reacción de la comunidad científica que lo combatió abiertamente mientras que el libro alcanzaba grandes éxitos en ventas y era considerado todo un “best seller” por su popularidad. Fue Hawkins el que acuñó el término “astroarqueología” que después fue transformado en “arqueoastronomía” y con el que se conoce actualmente.
En el campo de los estudios “marginales” o pseudo científicos como la ovnilogía o ufología, se usa todavía el término astroarqueología derivada hoy en “paleoastronáutica” para explicar los presuntos vínculos de antiguas civilizaciones con visitantes del espacio exterior, una fantasía que tiene todavía muchos adeptos y pocas conclusiones plausibles.

En la década de los años 70, Edwin Krupp, Director del Observatorio Griffith (USA) retomó el término usado por Lockyer para definir esta disciplina con el nombre de “Arqueoastronomía” que ha quedado hasta el presente.
Más tarde, con la aparición de nuevos grupos de investigadores especializados, ampliaciones en las programaciones de estudio de la universidades y la publicación de un gran número de libros y revistas dedicadas al tema hicieron de la arqueoastronomía un campo novedoso y fascinante.

Actualmente la arqueoastronomía se puede definir como el estudio de los conocimientos, las interpretaciones y las prácticas de observación que las civilizaciones antiguas hacían en relación al cielo y sus objetos más destacados. Tales experiencias y procesos de abstracción han podido ser estudiados usando sus fuentes escritas y en otros casos aproximarse a través de las fuentes orales y/o monumentales dejados en todo el mundo.
Explicando más ampliamente diremos que el hombre antiguo miró el cielo buscando respuestas para su cotidiano vivir, seguramente le inquietaba saber su naturaleza así como entender su sincronizado movimiento. La constante rotación del Sol, la Luna y las estrellas lo habría fascinado y le habría dado las claves para su búsqueda de marcadores o periodificadores del tiempo para después usarlos en sus dos grandes descubrimientos: la agricultura y la ganadería. Así, habría descubierto una herramienta práctica: el calendario, que le habría dado las primeras explicaciones de los ciclos naturales (estaciones), los meses, los años, etc. para ser utilizados en sus actividades diarias.
Por otra parte, su incapacidad para alcanzarlo físicamente, de tocarlo y de no poder saber dónde es el límite de su cielo visible seguramente lo sumergió en nuevas disquisiciones mentales y existenciales hasta creer que allí existía un mundo divino e inalcanzable, tal vez así construyó su esquema religioso y filosófico. Así se habría iniciado esta vieja relación entre el mundo cotidiano y el insondable Universo que lo rodeaba.

La arqueoastronomía actual ya no registra solamente los alineamientos, los dispositivos construidos para uso astronómico, las fuentes escritas, etc. sino que ha ampliado su campo de estudio especialmente a la relación de la astronomía con la religión y la cosmología.
Es, como dijimos, interdisciplinaria, porque recurre a muchos otros campos del conocimiento para explicar mejor sus estudios. La arqueología, la antropología, la ingeniería, el arte prehistórico, la geografía, la etnología, el folclore, la mitología, la arquitectura, etc. serán las especialidades consultadas para validar cada descubrimiento.

Sin embargo, la arqueoastronomía también ha atravesado por momentos difíciles especialmente cuando algunos “audaces investigadores” han publicado descubrimientos de dudosa credibilidad y planteado hipótesis tan descabelladas que han terminado desprestigiando a esta nueva especialidad y enlodando a otros que sí trabajan con seriedad y honestidad.

Bibliografía:
Libros, revistas y artículos diversos encontrados en la red.
Artículos de Juan David Morales y Manuel Arturo Izquierdo (Colombia) en:
www.arqueoastronomia.org

viernes, 17 de diciembre de 2010

ARQUEOASTRONOMIA EN SILLUSTANI - PUNO



Sillustani es una enigmática necrópolis construida sobre un misterioso y singular paisaje natural. Su visión impacta al visitante que tiene la sensibilidad de percibir todo aquello que escapa a la experiencia cotidiana. El lugar semeja una pequeña península rodeada por una laguna de aguas azules y cristalinas llamada Umayo. Está tan perfectamente armonizado todo el entorno que sin duda es un lugar fuera de lo común. Quienes lo planearon y construyeron sabían que desde allí era posible contactar con el Hanan Pacha (cielo). Así de increíble!!!
Según los estudiosos perteneció al pueblo Qolla y posteriormente fue influenciado por el Estado Inka durante su expansión en tiempos de Pachakuteq y Tupaq Yupanki, entre los siglos XII y XIV. Queda a menos de una hora de viaje desde la ciudad de Puno en dirección S-O y se sitúa dentro de la jurisdicción del distrito de Hatunqolla.
Sillustani es un grupo numeroso de tumbas (llamadas chullpas) o los restos de lo que alguna vez fueron; porque ahora lucen sólo como cascarones de frutas consumidas por la voracidad de hambrientos "huaqueros" y de toda laya de insensibles ladrones que saquearon nuestro patrimonio histórico para conseguir una fortuna fácil. Ni más ni menos que lo acontecido en el norte de nuestro país en años pasados. Felizmente ahora esta necrópolis está siendo recuperada y puesta en valor por el INC ( ahora, Ministerio de Cultura).
Las chullpas son inmensos monumentos cilíndricos hechos de piedra que alcanzan hasta 12 metros de altura; algunos de factura tan fina (período Inka) que constituyen maravillosas obras de arte y otras más rústicas hechas de piedra menuda y argamasa (período Qolla). Parecen "qeros"(vasos ceremoniales) gigantescos con pequeñas puertas de acceso ubicados en la parte inferior del monumento y con orientación al orto solar. Algunos poseen piezas líticas con animales tallados significando vínculos totémicos con algún dios familiar o comunal. También se puede apreciar algunas chullpas de forma cuadrada y más de una se quedó en proceso de construcción. La forma de qero, tomado como icono andino, tal vez esté relacionado con el ritual de libaciones de bebidas, tan propios en las costumbres ancestrales de la reciprocidad andina.
También es importante mencionar que la forma parecida a la de un cono invertido o un cilindro expandido por la parte superior se debería al clima extremo de la zona donde el intemperismo o meteorismo es tan poderoso, que el único modo de aliviar la tremenda fricción de los elementos, es haciendo construcciones con ese diseño. Se nota en la mayoría de las piedras los efectos extremos del viento, la lluvia, el sol y las diferencias tan acentuadas en la temperatura durante el día que su acumulación en cientos de años ha dejado huellas inevitables de un gran desgaste.
Hay chullpas de todos los tamaños y dispuestos, aparentemente, en desorden. Sin embargo, una mirada más atenta nos llevó a "ordenar el caos". Muchas de ellas muestran aspectos arqueoastronómicos que merecen ser destacados.
Aprovechando un viaje a Puno y con la ayuda de dos inquietos guías de AGOTUR Puno: Francisco y Manuel Quispe pude llegar a Sillustani para comprobar los alineamientos astronómicos que contienen y que ya los había visto un tiempo antes usando imágenes satelitales de Google Earth. No fue fácil cumplir nuestro cometido porque para empezar, las tres brújulas que habíamos llevado, nos brindaban lecturas diferentes. El lugar, como pudimos comprobar, tiene un magnetismo muy acentuado y cada chullpa o piedra masiva se comporta como un imán natural que distorsiona y "enloquece" a las brújulas. Manuel Quispe también dijo que en ciertas épocas del año y en ciertos lugares, las baterías de las cámaras fotográficas se descargan misteriosamente. Superamos el problema haciendo mediciones desde cierta distancia pero sin perder la direccionalidad. Así, determinamos que hay pares o grupos de chullpas que alineadas apuntan con precisión al ORTO (salida) o al OCASO (puesta) del Sol en los Solsticios y en los Equinoccios. También hay alineamientos que señalan al Norte o al Sur, respectivamente; y otros que señalan en ocasiones específicas al Sol Cenit y al Sol Nadir.
Una pregunta intrigante surgió enseguida: ¿Por qué hicieron alineamientos astronómicos en una necrópolis? Hoy en día ya es fácil responder a esa pregunta pues los estudios realizados en todo el mundo nos brindan datos interesantes; así, intentaremos una explicación: Los difuntos de la clase noble o dirigente, que gozaban de grandes privilegios, tenían un destino preferencial en el más allá luego de su muerte. Sus almas o espíritus irían a reunirse con sus deidades y el mejor modo de hacerlas serían en las fechas astronómicas más importantes del año; esto es, en los Solsticios o Equinoccios. Por allí accederían a su encuentro con el Sol, el gran dios andino. No en vano cada chullpa tiene su puerta ceremonial orientada al Orto Solar; allí donde sale el Sol joven, renovado y dador de vida al planeta en cada día del año. Toda una lección de cosmología andina!!!
Un lugar diferente, aunque no menos interesante, es el llamado "Sector Intiwatana" en el que una plataforma semicircular de piedras planas nos presenta interesantes alineamientos astronómicos. La piedra del extremo sur alineada con la puerta del recinto señala con exactitud al Norte y la piedra del extremo occidental alineado con la misma puerta señala la salida del Sol en los equinoccios, a 90º de acimut.
Si tomamos en cuenta que el interior hubo otras piedras ceremoniales, como se aprecia en el dibujo hecho por el viajero norteamericano George Squier en el siglo XIX, podemos deducir que muchos otros alineamientos astronómicos debieron estar incluidos en ese lugar. Verdaderamente, el misterio de Sillustani continúa pero invita a seguir investigando.