LA CONSTELACION OSCURA DEL SAPO ( Un Hanp'atu en el Hatun Mayu)
Como ya vimos en varios artículos anteriores ( Ver Entradas Antiguas, al pie de la página) los Inkas tuvieron dentro de su astronomía dos tipos de Constelaciones: Las Estelares, formadas por estrellas brillantes y las Oscuras, observando e interpretando las manchas oscuras que a lo largo de nuestra galaxia a Vía Láctea se pueden apreciar. No está demás precisar que las tales “manchas” no son más que grandes aglomeraciones de polvo y gas interestelar que forman parte de la galaxia e impiden el paso de la luz de las estrellas que están ubicadas detrás de tales nubes de polvo. Se les llama nebulosas oscuras y aparentemente parecen espacios vacíos o huecos dentro de la galaxia.
Dentro del mundo de seres deificados que tenían nuestros antepasados en el cielo sobresale, sin duda alguna, la gran Llama Sideral y acompañándola hacia el Sur de la galaxia varios otros animales como el Lluthu (perdiz), el Hanp’atu (sapo) y el Mach’aqway (culebra – serpiente). Precisamente en este artículo trataremos acerca de la ubicación y rol del SAPO o HANP'ATU dentro del pensamiento cosmológico de nuestros antepasados.
El Hanp’atu o sapo se halla ubicado dentro del Hatun Mayu ( el Gran Rio) celestial que es nuestra galaxia, La Vía Láctea, entre la perdiz y la culebra. Como ya se comentó antes, la perdiz (Lluthu) viene a ser la nebulosa oscura que se ubica a la izquierda de la estrella Alfa Crucis y que se conoce astronómicamente como el Saco de Carbón ( Coal Sack, en los mapas) y la culebra o serpiente, algo más difícil de ubicarla, en la Constelación de Carina, a la derecha de la nebulosa Eta Carinae y que se prolonga hasta las constelaciones de Vela y Puppis.
Astronómicamente el sapo celestial se ubica en la confluencia de tres constelaciones occidentales: Centauro, Mosca y Carina, entre tres estrellas que forman un triánguilo acutángulo; estas son : Lambda Muscae, Lambda Centauro y Theta Carinae.
La cabeza del sapo se encuentra a la derecha (Oeste) de Lambda Centauro y el cuerpo rebasa hacia el sur a las otras dos estrellas del triángulo. Para verlo nítidamente es necesario observarlo en una noche sin Luna, lejos de las luces de la ciudad, entre los meses de noviembre y diciembre en hors de la madrugada o entre los meses de abril, mayo y junio en las primeras horas de la noche. Alcanza su culminación ( su punto más elevado en el cielo) a mediados del mes de mayo a las 7 p.m. aproximadamente.
El sapo del Hatun Mayu aparece en el cielo del amanecer hacia fines del mes de octubre cuando las lluvias tempranas descargan sus primeras aguas y ellos con su croar anuncian la inminencia de más lluvia. El sapo simboliza el agua y los manantiales, según la tradición de los pueblos andinos. Se dice que es un animal muy querido por la Pacha Mama porque ésta lo acoge en sus entrañas durante el tiempo de secano cuando el sapo hiberna, y cuando en los campos cultivados empiezan a brotar las primeras plantas sale para cooperar con el labrador. Este pequeño jardinero que fue en otro tiempo, junto con la perdiz y la culebra, uno de los combatientes más eficaces de las plagas conformadas por insectos nocivos y otros bichos que destruían los sembradíos, eran pues, los insecticidas naturales del agricultor andino. Lastimosamente hoy en día a causa del uso indiscriminado de herbicidas, insecticidas y pesticidas químicos se ha destruido su habitat y su ecosistema y con él la muerte de estos grandes colaboradores. Los pocos ejemplares que todavía quedan en los campos están en peligro de extinción y con él los recuerdos de un pequeño animal que tanta importancia tuvo en el pasado al punto de tener un símil deificado en el cielo.
El sapo del Hatun Mayu aparece en el cielo del amanecer hacia fines del mes de octubre cuando las lluvias tempranas descargan sus primeras aguas y ellos con su croar anuncian la inminencia de más lluvia. El sapo simboliza el agua y los manantiales, según la tradición de los pueblos andinos. Se dice que es un animal muy querido por la Pacha Mama porque ésta lo acoge en sus entrañas durante el tiempo de secano cuando el sapo hiberna, y cuando en los campos cultivados empiezan a brotar las primeras plantas sale para cooperar con el labrador. Este pequeño jardinero que fue en otro tiempo, junto con la perdiz y la culebra, uno de los combatientes más eficaces de las plagas conformadas por insectos nocivos y otros bichos que destruían los sembradíos, eran pues, los insecticidas naturales del agricultor andino. Lastimosamente hoy en día a causa del uso indiscriminado de herbicidas, insecticidas y pesticidas químicos se ha destruido su habitat y su ecosistema y con él la muerte de estos grandes colaboradores. Los pocos ejemplares que todavía quedan en los campos están en peligro de extinción y con él los recuerdos de un pequeño animal que tanta importancia tuvo en el pasado al punto de tener un símil deificado en el cielo.
La mala reputación del sapo fue decretado por la religión del invasor. En efecto, para los sacerdotes católicos de la colonia el sapo era un animal maléfico porque representaba a los hechiceros y brujos y por lo tanto, al igual que a la serpiente, se le condenó a ser proscrito por el dogmatismo religioso. Es verdad que el sapo también juega un papel importante como agente y elemento de consulta para el paqo, el adivino, el sanador, el hechicero y todos cuantos manejan elementos del mundo magico-religioso andino. Se le acusa de propiciar amores ilícitos, de hacer posible los amores “imposibilitados” por razones económicas o sociales, se dice que persigue a las mujeres solas para encantarlas, etc. toda una cantidad de supersticiones y fantasía perversa que aún perviven en las comunidades andinas.
Pero por sobre todo lo que se diga el sapo es un animalito humilde, indefenso, pacífico y no es portador de enfermedades, solo su “fealdad” lo hace algo repulsivo; sin embargo, en la balanza de la justicia y de la razon ha sido, es y será un buen amigo del agricultor y su figura en el Hatun Mayu seguirá incólume por los siglos.
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