2012: El mito del fin del mundo
Un panorama
apocalíptico de destrucción masiva se anuncia para este fin de año. La
televisión y los diarios de cincuenta céntimos son sus portavoces más activos.
Se dice que estos fatales acontecimientos ya fueron anunciados, hace muchísimos
años, por los mayas, cuando finalice la llamada Cuenta Larga de su calendario, el 21 de diciembre de 2012.
Se dice que un
alineamiento de planetas con el Sol y el centro de nuestra galaxia, desequilibrará el ordenamiento del Sistema
Solar con consecuencias devastadoras impredecibles.
Que un planeta oscuro llamado Nibiru ha ingresado en el ámbito del Sistema
Solar y estaría en curso de colisión con
la Tierra, se dice además que es tan oscuro que sería indetectable por
cualquier tecnología actual. También se anuncia una gigantesca erupción solar
cuya energía barrerá con la protección natural de nuestro planeta, su campo
magnético, y destruirá no solo el sistema de comunicaciones satelitales, sino
que hará estallar, por sobrecarga, las centrales eléctricas del mundo dejando
al planeta en tinieblas y paralizando todas las actividades productivas.
Y para agravar
más las cosas, violentos terremotos y tsunamis a lo largo y ancho del globo
terráqueo. En suma, el fin del mundo.
Este es el menú mediático que invade al mundo y en
especial a los sectores sociales más
vulnerables donde la pobreza y la
ignorancia campean provocando estados de nerviosismo, psicosis colectiva y
zozobra.
Oportuno es preguntar: ¿Cuánto de verdad hay en todo
esto?
Trataremos a continuación de explicar, con base
científica, las “terribles calamidades” que nos han anunciado y que ya están
“ad portas”.
Los
alineamientos planetarios que en astronomía se llaman “conjunciones”, ocurren
frecuentemente, y cuando alguna vez llegaron
a alinearse, simplemente no sucedió nada. Hemos pasado muchos de esos eventos y
aún seguimos aquí, sanos y salvos. El Sol contiene más del 99% de toda la masa del Sistema Solar; por lo
tanto, decir que un alineamiento planetario ocasione, por la energía del tirón
gravitacional, un desequilibrio en su rotación o su campo electromagnético,
sería como creer que una leve brisa del viento eche abajo a Saqsaywaman. En diciembre de 2012 no habrá ningún
alineamiento de importancia; de plano, la Tierra, el Sol, los demás planetas y
el centro de la galaxia nunca se alinean perfectamente y lo de este año no
constituye ninguna novedad astronómica.
Tal vez sí, para los
desinformados y los ignorantes.
Otro tanto
diremos del planeta Nibiru, supuestamente descubierta por los sumerios, hace
miles de años. Los agoreros dijeron que impactaría contra la Tierra en mayo de
2003, como eso no ocurrió, prorrogaron la fecha para diciembre del presente
año. Nibiru es un engaño del internet, pues no hay ningún estudio científico
consistente que lo respalde. Si algún objeto masivo estuviera invadiendo el Sistema
Solar ya habría sido detectado con anticipación. No es necesario que sea
visible pues sus efectos gravitacionales sobre los planetas serían fácilmente
percibidos y calculados. Aquí no hay misterios, solo ignorancia y mala fe.
En cuanto al
anuncio de una tormenta solar que
destruiría el sistema de protección magnética del planeta diremos que nunca se
sabe cuándo el Sol producirá una erupción que eyecte materia coronal
electromagnética de gran magnitud. Nunca antes sucedió eso. Es verdad que el
Sol, cada 11 años, cuando cumple su ciclo de actividad como estrella variable,
arroja al espacio grandes volúmenes de energía destructiva. Nuestro planeta la
neutraliza mediante su campo magnético que actúa como un escudo protector. Sin
embargo, cuando algo de esa energía sobrepasa un límite llega hasta nosotros
generando problemas de sobrecarga en las centrales eléctricas y en los sistemas
electrónicos de los satélites. Repito, nunca ha sucedido algo muy grave y
tampoco se prevé que eso ocurra este
año. El máximo de actividad solar será hacia fines del 2013 y eso no debe
causar temor. Hasta ahora todo está dentro del ciclo normal y nos hay señales
de que esta situación cambie. Por supuesto, no estamos tampoco con los brazos
cruzados, hay varios satélites observando el comportamiento del Sol las 24
horas del día, y a cualquier señal de
alarma se tomarán las precauciones del caso para aminorar sus efectos.
Otro tanto
podemos decir de los terremotos y tsunamis: Nunca se sabe cuándo ni dónde
acontecerán y nadie está en la capacidad de predecirlos. Todos los augurios y
profecías de adivinos, pitonisas, psíquicos, espiritistas, etc., que se hacen
pasar por “científicos” son solo engaños y charlatanería. Todos los años y
todos los días ocurren sismos o terremotos con diferentes grados de intensidad
en algún lugar del mundo. Esto sucede permanentemente y 2012 no es una
excepción.
¿Y el calendario
Maya?
Los mayas
fueron la cultura precolombina que mejor desarrolló la medición del tiempo y
los calendarios aunque muy relacionados con la superstición y las artes
adivinatorias. Su concepción del tiempo
fue cíclica y no lineal, esto significa que tenían el convencimiento de que al
término de un ciclo le sucedía otro renovado. Llegaron a idear periodos de
tiempo muy largos mayores a los 13 Baktúnes de su Cuenta Larga (5,125 años),
tenían el Piktún (20 Baktúnes) y hasta los Kalabtúnes (20 Piktúnes); es decir,
periodos de millones a años sin que hay un final de los tiempos.
Además, dentro
de su matemática y su astronomía conocieron varios sistemas calendáricos:
Además de la Cuenta Larga, la Cuenta Corta, los ciclos sinódicos de Venus, el
calendario litúrgico Tzolkin y el más famoso de todos, el Calendario Solar o
Civil llamado Haab, que es el más exacto
y supera a nuestro calendario gregoriano. Sin embargo, el más popular y el que
más ha trascendido por el sensacionalismo de los medios de comunicación es la
Cuenta Larga cuyo final será el 21 de diciembre de 2012.
Hasta hoy no se
ha encontrado un glifo, estela o códice maya que diga expresamente que la
Cuenta Larga de 13 Baktúnes, que finalizará al término de este año, traiga consigo la destrucción del planeta ni
que sea el “final de los tiempos”.
Aclarados todos
los aspectos, viene una reflexión: ¿A
quienes les interesa o conviene difundir esta clase de
informaciones?
Aquí seremos
tajantes: Los más interesados son los “traficantes del miedo” que coludidos con
el periodismo amarillo e inescrupuloso solo piensan en un ciego enriquecimiento
a costa de la credulidad y la buena fe de la gente. Lo misterioso, lo mágico,
lo sobrenatural y todas las manifestaciones paranormales atraen tanto a la gente
que los convierte en consumidores
compulsivos de esa clase de literatura, lo que generan grandes ganancias para
sus autores, además de someterlos y condicionarlos con sus elucubraciones
disfrazadas de “ciencia” o de “religión”.
Se han vendido
cientos de miles de copias de muchos de libros dedicados al “fin del mundo” en
el 2012, y otros millones de periódicos
con noticias sensacionalistas y agoreras. Y es que, como dicen los psicólogos y
los sociólogos, la gente necesita el sensacionalismo que infunden los miedos
globales porque actúan como terapia desinhibidora de sus problemas personales.
¿Y si sucediera
algo el 21 de diciembre? Sería simplemente una fatal coincidencia que no
llegaríamos a verla, ni comentarla.
Erwin Salazar Garcés, Director Científico del Planetarium Cusco
Fuente: Cusco Culto; www.cuscoculto.com
Fuente: Cusco Culto; www.cuscoculto.com