DISPARATES Y NECEDADES (2da.Parte)
En la primera parte respondimos algunas preguntas de
nuestros lectores y participantes de cursos y conferencias. Aquí tenemos más.
4. ¿Tenían los Inkas conocimiento de la “redondez” de la
Tierra?
R. El argumento en que se basa esta creencia es la
existencia de la palabra quechua “Tiqsimuyu” con la que se nombra genéricamente
a la Tierra como planeta o mundo. Analizando la palabra tenemos que: “Tiqsi” se
traduce como mundo, orbe, universo, fundamento, base, primigenio, etc. (el
idioma quechua tiene una increíble cantidad de sinónimos), y “Muyu”: redondo,
circular, curva, vuelta, etc. Entonces Tiqsimuyu se podría traducir como “redondez del mundo”, pero esa “redondez” no
se refiere a una forma esférica sino a una circunferencia o círculo aparente
que se percibe al observar el horizonte, en toda dirección, desde un punto
elevado; es decir, la percepción de que parece redondo o circular. Desde una
montaña elevada no se percibe la “curvatura” de la Tierra y pareciera que el
horizonte es plano por todos los lados
y, sin embargo, nos parecería como un círculo a nuestro derredor con nosotros
en el centro.
Esta visión de “centro” es común y la experimentaron todos
los pueblos, sin excepción. Pero la visión “geocéntrica” con la Tierra como el
centro del Universo no la tuvieron todas las culturas antiguas, solo ocurrió en Grecia
donde los llamados “grandes sabios” (Eratóstenes, Aristarco de
Samos, Platón, Aristóteles, etc.) fueron quienes intuyeron la forma esférica de nuestro planeta
por asociación de ideas y por comparación
con el Sol y la Luna, además de observar la proyección de la sombra de
la Tierra en la Luna durante el desarrollo de un eclipse lunar.
Recordemos que la idea de que las capitales de las culturas
antiguas fueran el centro u ombligo (caso de Roma, Cusco, Pekín o Beiging, etc.)
del mundo fue muy común, pues todos creyeron ser el “Axis Mundi” (eje del
mundo) alrededor del cual se extendía el
mundo conocido. Todas esas ciudades
constituyeron el centro de su geografía
que los circundaba.
Retomando la pregunta diremos que no poseemos pruebas
concluyentes de que tales conocimientos hayan sido desarrollados o conocidos
por nuestros Inkas. De haber sido así tendríamos evidencias en los escritos de
los llamados “cronistas indios” o en la tradición oral andina en forma de mitos
o leyendas y eso, hasta ahora, no ha
sido encontrado.
5. ¿Sabían los Inkas que la órbita de la Tierra
era elíptica? ¿ Y que lo descubrieron antes que Kepler?
R. La persona que nos alcanzó esta pregunta aseguró haber
escuchado esta afirmación en una conferencia pública acerca de la astronomía de
nuestros ancestros.
La explicación brindada
líneas arriba nos da una respuesta parcial a la pregunta pero más adelante
alcanzaremos más información complementaria; sin embargo, decir que nuestros Inkas conocían que la
órbita terrestre es elíptica nos parece un exceso de imaginación y entusiasmo.
A continuación analizaremos algunas razones que expliquen la negativa de
nuestra respuesta.
La humanidad, para alcanzar este conocimiento que llevó a
descubrir la forma elíptica de la órbita terrestre, recorrió un largo camino de
estudio, conocimientos matemáticos profundos, así como observaciones muy
precisas y complejas de los movimientos de los cuerpos celestiales y de la
Tierra. De no haber existido la matemática y la geometría de los griegos, el
álgebra de los árabes, así como mediciones exactas hechas por los observadores
del cielo, antes que Tycho Brahe, que
llevó las observaciones a un nivel superior, además de la base astronómica que
planteó Copérnico, hubiera sido imposible que un genio como Kepler lograra
algo.
Kepler (1571-1630), genio matemático, tuvo que abandonar,
muy a su pesar, la idea de que las
formas “sagradas” como el círculo y los poliedros geométricos proclamados por
la filosofía y religión medieval, no fueran útiles para aplicarlas a la forma
de las órbitas en que se movían los planetas alrededor del Sol. Adoptar la
forma de una elipse fue una de sus decisiones más difíciles de aceptar en aquella época. Si los
planetas y el Sol eran la obra de Dios debían ser perfectas en sus formas y
movimientos, por lo tanto los planetas y el Sol debían ser círculos perfectos y
lo mismo se pensaba para sus órbitas. Por supuesto, la Tierra además tenía que
estar al centro del Universo puesto que aquí había enviado a su hijo Jesucristo
y era el lugar donde se había creado al hombre. Nada de eso coincidía con las observaciones y
mediciones: el Sol tenía manchas que lo hacían imperfecto y al parecer los
planetas no describían órbitas circulares; así, la “imperfecta” elipse fue la solución para
descubrir una verdad incontrovertible.
Determinar la forma y medidas de la órbita terrestre solo pudo
hacerlo un genio como Kepler y para ello
fue necesario aplicar fórmulas matemáticas
y operaciones complejas para calcular la velocidad orbital y las masas
de los planetas, perihelios y afelios, etc. Todo un camino de genialidad e
intenso trabajo intelectual.
Si nuestros Inkas hubieran conocido la esfericidad de la
Tierra así como su órbita elíptica (antes que Klepler) deberían estar registradas de algún modo y
en algún lugar. Si los khipus eran aquellos sistemas que servían para registrar los cálculos y fórmulas
matemáticas que demuestren ello, no lo sabemos. Se sabe que los khipus
registraban estadísticas detalladas de aspectos contables (cantidades de cosas
y cuentas de ingresos y egresos de alimentos en las qollqas, etc. ) y además
mensajes mnemotécnicos con khipus hechos con hilos de colores, contando la historia de sus gobernantes y sus pueblos.
Lo que no sabemos con certeza es si
contenían fórmulas matemáticas o mediciones del tiempo, mediciones
espaciales, etc. aplicadas o usadas para
hacer cálculos astronómicos. Tampoco se ha hallado grabados, dibujos o
escrituras hechas en piedra u otros materiales que nos muestren estos aspectos tratados.
Una reflexión final: Invoco a todos los investigadores,
estudiosos y divulgadores de la cultura andina no caer en el “ridículo”
mostrando una imagen equivocada, distorsionada y exagerada de nuestra cultura ancestral que no
corresponde a la realidad ni a su historia.
No fuimos un pueblo ignorante o atrasado, ni tampoco un pueblo avanzadísimo que superaba a sus similares del mundo; simplemente fuimos un pueblo con grandes potencialidades, gran organización y maravillosamente hermanado por sus principios morales y éticos. Al mismo tiempo, también tuvimos defectos y carencias propias de cualquier civilización. Cualquier “esnobismo” moderno que pretenda comparar épocas y culturas siempre estará fuera de foco y de lugar.
No fuimos un pueblo ignorante o atrasado, ni tampoco un pueblo avanzadísimo que superaba a sus similares del mundo; simplemente fuimos un pueblo con grandes potencialidades, gran organización y maravillosamente hermanado por sus principios morales y éticos. Al mismo tiempo, también tuvimos defectos y carencias propias de cualquier civilización. Cualquier “esnobismo” moderno que pretenda comparar épocas y culturas siempre estará fuera de foco y de lugar.
Esperamos, en el futuro, no leer ni escuchar a
investigadores o conferencistas “despistados” que digan que los Inkas ya conocían la materia y la energía oscura, o
la existencia de exoplanetas orbitando estrellas lejanas, o que conocían la
existencia de un agujero negro al centro de nuestra galaxia solo porque algunos
signos escalonados tienen un agujero en el centro.
¡Estemos alertas!