DISPARATES Y NECEDADES (1ra. Parte)
Abrumado por la enorme cantidad de insólitas preguntas
que me formulan los lectores del Blog, así como los circunstanciales
participantes de charlas, talleres y cursos a los que soy invitado, me veo en
la imperiosa necesidad de hacer públicas algunas aclaraciones que creo, son
necesarias, y que tienen que ver con la cosmología de nuestros Inkas.
Algunas de esas preguntas (leídas en libros o escuchadas
en conferencias) son las siguientes:
1.
¿Los Inkas conocieron la “anti gravedad” o la
“levitación” para levantar las gigantescas piedras con las que edificaron
Saqsaywaman, y otros lugares
arqueológicos?
2.
¿Fue la ciudad de Cusco la antigua capital de la
Atlántida?
3.
¿Sabían los Inkas que el Universo se originó en
el Big Bang?
Aquí les alcanzamos algunas respuestas:
1.
Cuando se desconoce la historia y las formas de
trabajo de los pueblos antiguos se cae fácilmente en excesos de imaginación a
la hora de explicar las maravillas que hicieron nuestros Inkas en el campo de
la arquitectura. Las limitaciones intelectuales y la falta de preparación de
algunos escritores o conferencistas hacen que su fantasía remplace a la razón y
el sentido común. Tanto en la TV como en algunos libros se puede escuchar o
leer la frase “…dicen los científicos…” y bajo esa capa opinan lo que se les
antoja, apelando casi siempre a la fantasía y el absurdo.
Hay libros en los que se dice
que Saqsaywaman, Machupikchu o Tiawanako, fueron obra de gente que “conocía” el
uso de la anti gravedad o la levitación para transportar las gigantescas
piedras hasta sus lugares de construcción. Por supuesto, para estos autores los
pueblos antiguos eran ignorantes, primitivos, sin capacidad de organización ni
de trabajo, y que necesitaron para su desarrollo el aporte de gente “superior”
venida de otros mundos para ayudarlos con semejante tarea.
La anti gravedad no ha sido
demostrada empíricamente hasta hoy, y
sigue siendo un tema de ciencia ficción. No existe una máquina que funcione con
anti gravedad. Otro tanto se puede decir de la levitación del que apenas se
está iniciando su comprensión y las máquinas que usan esa tecnología (trenes
que usan la levitación electromagnética) están dando recién sus primeros pasos.
La levitación paranormal producido por el “poder de la mente” para mover
grandes objetos pesados, sigue siendo una fantasía. Para todos esos autores la
ciencia ficción aplicada a los pueblos
antiguos para explicar sus logros solo certifica su ignorancia y su desprecio
por el trabajo esforzado y organizado de los hombres antiguos a lo largo de la
historia.
2.
La mítica Atlántida es otro tema recurrente a la
hora de hablar de las culturas “muy avanzadas” que existieron en un pasado
remoto. Lo describió por primera vez el filósofo griego Platón (425-347 aC.) en
sus célebres “Diálogos”: Timeo y Critias, y actualmente hay decenas de libros que especulan de mil maneras acerca
de su origen, su desarrollo y las causas de su desaparición.
Los
“investigadores” la han “encontrado” en diferentes puntos del planeta. Cada
cual cree tener la “verdadera ubicación”. No podía escapar a estos desvaríos la
región andina y sus pueblos ancestrales. Fue “hallada” la Atlántida en
Tiawanako, en el lago Poopó (Bolivia) y también (¡cómo no!) en el Cusco, en el
Muyuqmarka de Saqsaywaman, y seguramente más de un libro que explique alguna
nueva hipótesis debe estar en prensa, no lo dudo. Todos ellos, sin excepción,
fundamentados en un mito que nadie ha podido explicar ni descifrar hasta hoy.
Tal vez la Atlántida haya
existido alguna vez, tal vez alguien la halle en el futuro, pero especular que
fue una civilización “muy avanzada” para su época y convertirla en la "utopía" de
las civilizaciones es, en verdad, un exceso y una necedad.
3.
Sobre el “Big Bang”, nombre popular con el que se conoce la teoría
del origen del Universo, fundamentada en una explosión inicial que dio comienzo al espacio-tiempo, hace unos
13,700 millones de años, hay quienes afirman que los Inkas ya conocían esa idea
solo porque la palabra “Illa teqsi”, referido al dios Wiraqocha, se traduciría
como “energía fundamental o luz primigenia”.
La idea de un origen del
Universo provocado por una gigantesca explosión inicial, tal como proclama el
Big Bang, es una concepción muy moderna y su compresión va más allá de todo
conocimiento simple y cotidiano. No es cuestión de términos; de plano, el
nombre de “Big Bang” es solo el sobrenombre de una teoría que es una de las más
complejas, incomprensibles (para el ciudadano común y corriente), y polémicas
de los últimos tiempos, y ni siquiera
está validado en todos sus extremos. Fue producto del descubrimiento de la
expansión del Universo que solo pudo ser
posible usando la tecnología avanzada que se logró a partir de mediados del
siglo XX. Para explicar el Big Bang es necesario saber mucho de física, de química,
de astronomía, de matemática, etc., ciencias que alcanzaron un gran avance solo
en los últimos tiempos.
Todas las culturas antiguas
tuvieron una idea del origen del mundo y casi todas fundadas en la luz como
primera manifestación natural del Universo. La Biblia de los hebreos la explica
con detalle y muchos otras culturas también la explicaron como el modo más
lógico y natural para explicar el origen de la naturaleza. Nuestros Inkas tal
vez tuvieron esas mismas ideas pero no tenemos la documentación ni la tradición
oral que la respalde. La idea de que “Illa teqsi” sea una luz o energía
primigenia solo concuerda con el pensamiento cosmogónico de otros pueblos
ancestrales del mundo.
Me parece que hay estudiosos
que pretenden, muy optimistamente, idealizar el bagaje cultural de los pueblos
andinos para hacerlos ver como “muy avanzados” frente a otras culturas del
mundo. Nuestro pueblo tuvo sus propios conceptos e ideas acerca del
espacio-tiempo pero fueron lastimosamente conculcados, ignorados y tergiversados
por el invasor hispano hasta casi hacerlos desaparecer. Su supuesta “superioridad” así lo exigía.
Por ello, no hay razones para
hacer comparaciones absurdas que solo nos llevan a la fantasía, la confusión y
el ridículo.