El saber y el conocimiento astronómico en el Tawantinsuyu estaba en manos de una elite muy reducida de hombres sabios. Al igual que en otras culturas ancestrales del mundo ese privilegio correspondía a personas profundamente conocedoras de los fenómenos naturales debido a la constante y metódica observación que realizaban.
Se desconoce el título exacto que tenían esos personajes; sin embargo, tenemos varias informaciones históricas que le dan diferentes nombres. Así, hay quienes lo llaman Killawata Qhipuq, Yanqa o Ñanqa, Yañqa o Yañaq, y finalmente Arariwa o Chaqra Kamayuq.
Garcilaso de la Vega los identifica genéricamente como “amautas” (hamaut’as) pero no nos alcanza detalles del modo cómo ejercían este oficio. En el Manuscrito de Huarochirí encontramos una mejor referencia y dice: “…Estos maestros son uno o dos y se llaman yañca. Es el único nombre con el cual son conocidos en todas las comunidades. Estos hombres observaban el paso del sol desde un muro construido según reglas muy precisas…”
Se desconoce el título exacto que tenían esos personajes; sin embargo, tenemos varias informaciones históricas que le dan diferentes nombres. Así, hay quienes lo llaman Killawata Qhipuq, Yanqa o Ñanqa, Yañqa o Yañaq, y finalmente Arariwa o Chaqra Kamayuq.
Garcilaso de la Vega los identifica genéricamente como “amautas” (hamaut’as) pero no nos alcanza detalles del modo cómo ejercían este oficio. En el Manuscrito de Huarochirí encontramos una mejor referencia y dice: “…Estos maestros son uno o dos y se llaman yañca. Es el único nombre con el cual son conocidos en todas las comunidades. Estos hombres observaban el paso del sol desde un muro construido según reglas muy precisas…”
Observando el encabezamiento del dibujo realizado por el cronista indio Guamán Poma de Ayala notaremos que usa el término “astrólogo-poeta” para definir al personaje. Recordemos que en ésa época (siglo XVII) la astronomía no era una ciencia tal como ahora la conocemos. A los estudiosos de esta disciplina se les llamaba astrólogos en clara referencia al aspecto especulativo de interpretar las relaciones entre el hombre y los objetos celestes. Para eso los astrólogos elaboraban las cartas astrales y los horóscopos (muy populares es ese entonces) en un intento por relacionar la vida y el destino con las influencias planetarias y los signos zodiacales.
Analizando el dibujo veremos que el “astrólogo” lleva en sus manos dos herramientas muy importantes: En una de ellas una vara que en su parte superior se ramifica y termina en una horquilla a manera de una “v”. Este detalle de la vara es muy parecido a la que se usan en rabdomancia o los zahoríes de otras culturas en su búsqueda de puntos geodésicos, aguas subterráneas o vetas de minerales.
Probablemente haya sido usado para señalar y reconocer puntos concretos en el horizonte por donde aparecerían el Sol o las estrellas y determinar ciertas fechas importantes para uso calendárico o del ritual.
La otra herramienta que lleva el astrónomo es el qhipu, aquél sistema de cuerdas y nudos que servía para registrar cifras contables con los que se llevaba el registro y control de la economía y la población, entre otros usos.
En este caso es probable que se usara para establecer fechas del calendario Inka y tal vez otros datos astronómicos que desconocemos.
Estos especialistas debieron ser muy estimados porque eran los conocedores del movimiento de los astros del cielo y con ello el manejo de los tiempos durante el año agrícola así como la exactitud de las fecha de las principales festividades y eventos en el Tawantinsuyu.