viernes, 16 de enero de 2009

Los SEQES y la ASTRONOMIA INKA

LOS SEQES Y LA ASTRONOMIA INKA

La división política del Imperio Inka (¿Fue un Estado, una Nación o un Reino?) en cuatro (tawa) grandes territorios o regiones (suyu), de allí su nombre: Tawantinsuyu, obedecía a una concepción muy original, una cosmovisión basada en una dualidad que se complementaba. De allí que todo lo existente tenía su mitad o contraparte y cuando se usaba la cuatripartición ( consecuencia de la división de la dualidad) también se unían las partes de dos en dos.
El Qosqo, como su centro u ombligo, representaba el corazón y el cerebro de las cuatro regiones unidas en este punto geográfico de carácter paradigmático. Aquí estaba el punto de partida y convergencia de cada una de ésas inmensas regiones.

Por las crónicas sabemos que del templo principal, el Qorikancha, salían en dirección de los cuatro suyus unas invisibles líneas conectoras a los numerosos adoratorios (wakas) que la ciudad-templo del Qosqo tenía y con ellos el vínculo con los seres tutelares o deidades de la religión andina. Cada adoratorio, lugar sagrado o templo menor estaba unido umbilicalmente con el Qorikancha porque constituía todo un sistema unitario y complejo de creencias religiosas.
Tales líneas conectoras eran llamados SEQES y fue el cronista Bernabé Cobo quien mejor lo explicó en el texto siguiente:
“Del templo del Sol salían como de centro ciertas líneas que los indios llaman ceques; y hacíanse cuatro partes conforme a los cuatro caminos reales que salían del Cuzco y en cada uno de aquellos ceques estaban por su orden las guacas y adoratorios que habían en el Cuzco y su comarca, como estaciones de lugares píos, cuya veneración era general a todos y cada ceque estaba a cargo de las parcialidades y familias de la dicha ciudad del Cuzco; de las cuales salían los ministros y sirvientes que cuidaban las guacas de su ceque y atendían a ofrecer a sus tiempos los sacrificios estatuidos” (1)

Hasta principios del siglo XX no se conocía nada de esto porque desde la época colonial (unos 300 años antes) habían sido borrados los vestigios de tales wakas y olvidados sus propósitos y rituales. Solo con el redescubrimiento de las crónicas y su estudio moderno supimos la existencia de estos lugares y acontecimientos. Y no fue porque los cronistas quisieran tratar de ellas como algo importante o edificante, ni maravilloso o sorprendente si no porque había que documentar su destrucción a manera de “pruebas de un delito” y solo porque era necesario “verificar su eliminación” y evitar que los indios continuaran haciendo ceremonias de “adoración al demonio” en tales lugares. Estos registros destinados a ser simples actas de trabajo de la “desaparición” del sistema de pensamiento religioso y sus actos rituales nos sirve hoy para reconstruir con mucho sacrificio esa ideología y religión perdida de nuestros antepasados.
En el rescate de este conocimiento ancestral es necesario ponderar el trabajo pionero realizado por el gran estudioso cusqueño, el Dr. Manuel Chavez Ballón y el aporte de otros investigadores extranjeros como John Rowe, Tom Zuidema, P. Kirchhoff, Wachtel, Urton, Bauer y otros; todos ellos desde mediados del siglo XX. Sin sus investigaciones y aportes no hubiera sido posible tener los elementos de juicio para tratar este tema.
Para aclarar algo más debo señalar que de los estudios de la mayoría de investigadores se concluye que los seqes fueron 41 y las wakas que se ubicaban a lo largo de esas líneas invisibles de conexión llegaron a ser 328, distribuidos del siguiente modo:
Chinchaysuyu (Ch.) : 9 seqes con 85 wakas
Antisuyu (An.) : 9 seqes con 78 wakas
Qollasuyu (Qo.) : 9 seqes con 85 wakas
Kuntisuyu (Ku.) :14 seqes con 80 wakas

Sin embargo, es necesario anotar que nuestro propósito no es el de tratar todo el sistema de seqes sino solamente, por la especialización de nuestro blog, de aquellos que guardaban alguna relación con la astronomía, incluidos los fenómenos atmosféricos a los que se creía parte de los fenómenos celestiales.
Como vimos en artículos anteriores los Inkas tenían una gran cantidad de deidades celestiales que formaban parte de su cosmovisión. Las constelaciones estelares formadas por estrellas brillantes y las constelaciones oscuras eran parte de ese mundo, por lo tanto habían wakas o adoratorios destinados a cumplir el ritual correspondiente para esas deidades.
Además de haber existido wakas en los lugares donde habían suqanqas o pilares destinados a señalar los movimientos del dios Sol en determinadas épocas del año, también hubo otros que señalaban salidas y ocasos de estrellas conocidas; y otras para aplacar la ira de sus dioses o deidades que intervenían en la naturaleza personificando fenómenos atmosféricos como el rayo, el arco iris, el granizo, etc.

Con respecto a los objetos celestiales que nos interesan, algunos investigadores como Zuidema, Sherbondy y Van der Guchte proponen que algunos seqes se proyectan hacia wakas que determinarían posiciones de salida o puesta de estrellas principales. Asi tenemos que probablemente algunos seqes del Chinchaysuyu tenían ese propósito: El sexto seqe apuntaría la puesta de la estrella Vega, el ojo de la pequeña llama brillante de colores ( o llamita de plata) en la constelación de la Lira (Ver el artículo correspondiente); el octavo seqe se alineaba con la puesta de la Qollqa (Pléyades), una de las constelaciones más importantes de la cosmología Inka; y el noveno seqe con la estrella Betelgeuse, la estrella roja que formaba parte de la gran Chakana Inka (Orión, en la astronomía occidental).
También en el Antisuyu estaban ubicadas algunas wakas relacionadas con objetos celestes; Asi, el quinto seqe señalaría la salida de la Qollqa (Pléyades) cuya observación servía para diagnosticar la cantidad y características del periodo de lluvias próximo y según ello tomar las decisiones previas a la siembra. El sexto seqe señalaba la salida de Betelgeuse (Orion), una estrella de la Chalana, presumiblemente por razones rituales.
En el Kuntisuyu era importante el primer seqe porque señalaba la salida de Beta Centauro, uno de los ojos de la llama sideral (Yakana-Qatachillay) que manejaba el ciclo de las aguas y las estaciones del año Inka.
Brian S. Bauer en su libro “Astronomía e Imperio en los Andes” refuta lo expuesto líneas arriba y dice que no existen tales alineaciones. Creemos, sin embargo, que hay muchos detalles y observaciones que deben ser hechos con mayor exactitud y determinar también los lugares precisos de las wakas en cuestión. Es probable que encontremos todavía alguna grata sorpresa: Tenemos más de un dato que confirma la hipótesis de que algunos seqes cumplían ese rol y en esa búsqueda estamos.

A continuación transcribiremos la relación de algunos de los seqes que Bernabé Cobo registró con motivo de cumplir la orden de “extirpar idolatrías” y que se relacionan con objetos de la astronomía.
Ch. 6:9 La novena waka del sexto seqe era un cerro llamado Quincalla, que está en el camino de Yucay donde estaban dos mojones o pilares que tenían por señal que llegando el Sol era el principio del verano (Invierno, en los Andes).
Ch. 8:7 La sétima waka del octavo seqe se decía Sucanca, era un cerro por donde viene la acequia de Chinchero, en que habían dos mojones por señal que cuando llegaba allí el Sol, había que comenzar a sembrar el maíz, el sacrificio que allí se hacía se dirigía al Sol, pidiéndole que llegara allí a tiempo que fuese buena sazón para sembrar y sacrificábanle carneros, ropa y corderillos pequeños de oro y plata.
An. 3:4 La cuarta waka del tercer seqe se decía Chuquimarca, era un templo del Sol en el cerro Mantocalla; en el cual se decía que bajaba a dormir el Sol muchas veces por lo cual allende de lo demás le ofrecían niños.
Ku. 13:3 La tercera waka del decimotercero seqe del Kuntisuyu era Chinchincalla, era un cerro grande donde estaban dos mojones a las cuales llegaba el Sol, era tiempo de sembrar.
En cuanto al clima y otros fenómenos atmosféricos habían otras wakas:
Ch. 2:3 La tercera waka del segundo seqe era un ídolo de oro macizo llamado “inti illapa” que quiere decir trueno del Sol, el cual estaba puesto en unas ricas andas de oro…
Ch. 4:8 La octava y última waka de este seqe era un cerro alto llamado Chuquipalta, que está junto a la fortaleza en el cual estaban puestos tres piedras en representación del Pachayachachic, Inti Illapa y Punchau… era tenido por adoratorio muy solemne.
Ch. 5:2 La segunda waka era un templo llamado Pucamarca… en el cual estaba un ídolo del trueno dicho Chucuylla.
An. 6:3 La tercera se llamaba Chuquicancha, es un cerro muy conocido, el cual tuvieron que era Casa del Sol. Hacían en él muy solemne sacrificio para alegrar al Sol.
An. 8:10 La décima se decía, era una piedrezuela que estaba en un cerro encima de Larapa, a la cual tenían por abogada contra el granizo: ofrecíanle demás de la ordinaria pedazuelos de oro pequeños y redondos.

Como ya hemos comentado, hoy en día, no queda una sola waka en pie pero de algunos de ellos gracias a sus nombres quechuas y algunos vestigios arquitectónicos se puede saber algunos datos como su ubicación geográfica y con ello su relación con los objetos celestiales que nos ocupan. Será cuestión de seguir buscando y analizando la información.

(1) Brian S. Bauer : "El Espacio Sagrado de los Inkas, El Sistema de Ceqes del Cuzco"
Cusco, Perú, Marzo,2000.

domingo, 4 de enero de 2009

La CONSTELACION OSCURA del SAPO



LA CONSTELACION OSCURA DEL SAPO ( Un Hanp'atu en el Hatun Mayu)


Como ya vimos en varios artículos anteriores ( Ver Entradas Antiguas, al pie de la página) los Inkas tuvieron dentro de su astronomía dos tipos de Constelaciones: Las Estelares, formadas por estrellas brillantes y las Oscuras, observando e interpretando las manchas oscuras que a lo largo de nuestra galaxia a Vía Láctea se pueden apreciar. No está demás precisar que las tales “manchas” no son más que grandes aglomeraciones de polvo y gas interestelar que forman parte de la galaxia e impiden el paso de la luz de las estrellas que están ubicadas detrás de tales nubes de polvo. Se les llama nebulosas oscuras y aparentemente parecen espacios vacíos o huecos dentro de la galaxia.

Dentro del mundo de seres deificados que tenían nuestros antepasados en el cielo sobresale, sin duda alguna, la gran Llama Sideral y acompañándola hacia el Sur de la galaxia varios otros animales como el Lluthu (perdiz), el Hanp’atu (sapo) y el Mach’aqway (culebra – serpiente). Precisamente en este artículo trataremos acerca de la ubicación y rol del SAPO o HANP'ATU dentro del pensamiento cosmológico de nuestros antepasados.

El Hanp’atu o sapo se halla ubicado dentro del Hatun Mayu ( el Gran Rio) celestial que es nuestra galaxia, La Vía Láctea, entre la perdiz y la culebra. Como ya se comentó antes, la perdiz (Lluthu) viene a ser la nebulosa oscura que se ubica a la izquierda de la estrella Alfa Crucis y que se conoce astronómicamente como el Saco de Carbón ( Coal Sack, en los mapas) y la culebra o serpiente, algo más difícil de ubicarla, en la Constelación de Carina, a la derecha de la nebulosa Eta Carinae y que se prolonga hasta las constelaciones de Vela y Puppis.

Astronómicamente el sapo celestial se ubica en la confluencia de tres constelaciones occidentales: Centauro, Mosca y Carina, entre tres estrellas que forman un triánguilo acutángulo; estas son : Lambda Muscae, Lambda Centauro y Theta Carinae.
La cabeza del sapo se encuentra a la derecha (Oeste) de Lambda Centauro y el cuerpo rebasa hacia el sur a las otras dos estrellas del triángulo. Para verlo nítidamente es necesario observarlo en una noche sin Luna, lejos de las luces de la ciudad, entre los meses de noviembre y diciembre en hors de la madrugada o entre los meses de abril, mayo y junio en las primeras horas de la noche. Alcanza su culminación ( su punto más elevado en el cielo) a mediados del mes de mayo a las 7 p.m. aproximadamente.

El sapo del Hatun Mayu aparece en el cielo del amanecer hacia fines del mes de octubre cuando las lluvias tempranas descargan sus primeras aguas y ellos con su croar anuncian la inminencia de más lluvia. El sapo simboliza el agua y los manantiales, según la tradición de los pueblos andinos. Se dice que es un animal muy querido por la Pacha Mama porque ésta lo acoge en sus entrañas durante el tiempo de secano cuando el sapo hiberna, y cuando en los campos cultivados empiezan a brotar las primeras plantas sale para cooperar con el labrador. Este pequeño jardinero que fue en otro tiempo, junto con la perdiz y la culebra, uno de los combatientes más eficaces de las plagas conformadas por insectos nocivos y otros bichos que destruían los sembradíos, eran pues, los insecticidas naturales del agricultor andino. Lastimosamente hoy en día a causa del uso indiscriminado de herbicidas, insecticidas y pesticidas químicos se ha destruido su habitat y su ecosistema y con él la muerte de estos grandes colaboradores. Los pocos ejemplares que todavía quedan en los campos están en peligro de extinción y con él los recuerdos de un pequeño animal que tanta importancia tuvo en el pasado al punto de tener un símil deificado en el cielo.

La mala reputación del sapo fue decretado por la religión del invasor. En efecto, para los sacerdotes católicos de la colonia el sapo era un animal maléfico porque representaba a los hechiceros y brujos y por lo tanto, al igual que a la serpiente, se le condenó a ser proscrito por el dogmatismo religioso. Es verdad que el sapo también juega un papel importante como agente y elemento de consulta para el paqo, el adivino, el sanador, el hechicero y todos cuantos manejan elementos del mundo magico-religioso andino. Se le acusa de propiciar amores ilícitos, de hacer posible los amores “imposibilitados” por razones económicas o sociales, se dice que persigue a las mujeres solas para encantarlas, etc. toda una cantidad de supersticiones y fantasía perversa que aún perviven en las comunidades andinas.

Pero por sobre todo lo que se diga el sapo es un animalito humilde, indefenso, pacífico y no es portador de enfermedades, solo su “fealdad” lo hace algo repulsivo; sin embargo, en la balanza de la justicia y de la razon ha sido, es y será un buen amigo del agricultor y su figura en el Hatun Mayu seguirá incólume por los siglos.

sábado, 3 de enero de 2009

OLLANTAYTANPU y sus Observatorios Astronómicos





OLLANTAYTANPU y sus Observatorios Astronómicos

El antiguo TANPU de los Inkas ubicado en el extremo del tercio nor-occidental del Valle Sagrado, a unos 70 Km al N-O del Qosqo, fue llamado posteriormente como Ollantaytanpu (Ollantaytambo, en la forma moderna) o el Tanpu de Ollantay, el epónimo guerrero que dio origen a una de las leyendas más conocidas y populares de la región, es un pueblo maravilloso por sus múltiples atractivos: Como todas las urbes incaicas fue construido en un lugar militarmente estratégico, enmarcado en un soberbio paisaje enclavado entre altas montañas y con una arquitectura que asombra a quien lo visita.
Dentro de sus monumentales edificaciones se encuentra, al igual que en otras urbes incaicas, complejos arquitectónicos dedicados a la observación astronómica. La necesidad de un calendario y el cumplimiento de sagrados rituales exigían tales construcciones o lugares naturales aprovechados con esa finalidad.

Así, de cuerdo al estudio realizado por los Hnos. Fernando y Edgar Elorrieta y otros investigadores podemos señalar varios lugares en los que se hacían determinadas observaciones astronómicas en diferentes épocas del año como se verá a continuación:

1. La Pirámide Virtual de Paqaritanpu.
Ubicado al pie del complejo religioso, en la parte baja del pueblo, se puede distinguir un ordenamiento de chacras inusual que rompe con la disposición de las demás. Vista esta extensa área desde las alturas del cerro Yanaqaqa (Peñón Negro), al S-O, se distingue una ilusión óptica increíble: El conjunto de chacras ordenados como franjas, en niveles ascendentes y formando caras geométricas triangulares de casi 500 metros de base forman una enorme pirámide trunca que virtualmente se alza por encima de los demás terrenos de cultivo. Vista espectacular que además muestra en su cara Sur dos formas rectangulares de terrenos a manera de andenes que forman una enigmática imagen de callejones.
Esta pirámide virtual sirve en los Solsticios como una superficie sobre la cual los rayos del Sol proyectan sus luces durante el orto. Cada cara es iluminada en cada Solsticio: Asi, la cara Oeste es iluminada directamente en el orto del Solsticio de Verano (22 de Diciembre) y la cara Sur en el orto del Solsticio de Invierno (21 de Junio).
Además de eso, y para hacerlo más interesante, la arista que une a las caras Oeste y Sur se alinean con la salida del Sol durante los Equinoccios (21 de marzo y 23 de Setiembre). Todo exactamente calculado!!!

2. Llamaq Uman (La Cabeza de la Llama)
Es el complejo religioso, en la parte alta de la llamada “fortaleza”, en el sector donde está el templo mayor con aquellos gigantescos lienzos pétreos que tanta admiración causan,donde hay piedras finamente pulidas, de dimensiones colosales que fueron ex profesamente ubicadas siguiendo orientaciones cósmicas.
Una de esas piedras tiene una ménsula alargada que a manera de una pequeña y delgada cornisa es iluminada por el sol del medio día justamente en el Solsticio de Verano (22 de Diciembre). Después de iluminarse completamente se va oscureciendo poco a poco en ambos sentidos hasta converger en un solo punto y desaparecer (1).
Algo de verdad sorprendente!!!
Todo este complejo religioso estaba dedicado a la celebración del Qhapaq Raymi, en el Solsticio de Verano, por lo menos así se deduce de todo su alineamiento astronómico.

3. Inti Qhawarina (Donde se Observa al Sol)
Este lugar hoy llamado “Intimisana” muestra características diferentes al de los Intiwatanas o Pacha Unanchaq, pues no se trata de un gnomon vertical que proyecta sombras a los costados. Aquí hay varios gnomones que fueron esculpidos en una masa pétrea a manera de ménsulas cilíndricas que se ubican en forma horizontal y proyectan sombras rectangulares alargadas sobre una base escalonada que también forma parte del mismo bloque pétreo .
Aun cuando desconocemos el propósito de todo el complejo es importante señalar que justamente en el Solsticio de Verano las sombras que proyectan los gnomones horizontales al medio día calzan exactamente en unas muescas del piso (Ver fotos 1, 2 y 3) con lo que se ha comprobado que tenían como fin el reforzamiento de las observaciones astronómicas en esa importante fecha del ritual Inka.
También se ha comprobado que las sombras el día del Sol Cenit (11 de Febrero y 30 de Octubre) concuerdan con uno de los escalones el piso rocoso con lo que el lugar se convierte en un atractivo científico de primer orden y que debe ser más estudiado.

4. Kuntur Waka (El Adoratorio del Condor)
Dentro del área de Ollantaytanpu hay una waka dedicada al condor andino. Es un roquedo que tiene la forma de esta gigantesca ave y tiene un altar y otras formas esculpidas en la roca. Aun cuando está muy erosionado y casi destruido se puede apreciar un gnomon lítico encima de una gran cornisa de piedra y justamente durante el Solsticio de Verano la cabeza del Condor proyecta una sombra sobre el altar y la sombra del pico del ave concuerda con el gnomon. Dudamos que sea una coincidencia y mas bien pensamos que se trata también de un homenaje, en la misma fecha del solsticio, a la figura del majestuoso Kuntur.

Concluyendo : No es posible explicar a cabalidad y con palabras que nunca serán suficientes, cada uno de los lugares descritos líneas arriba. Para admirar, experimentar emociones más profundas y comprender algo más de tanta maravilla es necesario verlo físicamente, vivir la experiencia de pisar cada lugar, sentir la fascinación de su atmósfera mística, observarlo cuidadosamente y abrir todos los sentidos para “respirar” este ambiente sin igual. Todo eso y mucho más se experimenta en OLLANTAYTANPU.

(1) "La Gran Piramide de Pacaritanpu" Fernando E. Elorrieta Salazar, Edgar Elorrieta Salazar; Cusco, Peru, 1992
Bibliografía : Obra citada arriba y "CUSCO AND THE SACRED VALLEY OF THE INCAS" Fernando y Edgar Elorrieta Salazar; Cusco, Peru, 2003
Fotos : Tomados de los libros citados.









viernes, 2 de enero de 2009

ASTRONOMIA INKA : Naturaleza y Carácter

ASTRONOMIA INKA : Naturaleza y Carácter

Iniciando el nuevo año quiero aprovechar la oportunidad para dar una respuesta breve pero concisa a las preguntas que me han hecho llegar gentiles amigos solicitando precisiones acerca de la naturaleza y carácter de la Astronomía Inka.

Sin ánimo en entrar en disquisiciones profundas ni tener el privilegio de conocer la totalidad de ese conocimiento ancestral, basado en un esquema simple que facilite su comprensión debo manifestar que de acuerdo la bibliografía disponible y el aporte de mis modestas investigaciones puedo decir que la Astronomía Inka tuvo las siguientes particularidades:

1. Fue SIMBOLICA.
Aún cuando sabemos que no podemos hablar “estrictamente” de la Astronomía Inka como CIENCIA debido a que nuestros antepasados no alcanzaron el “avance y visión” que tiene el hombre moderno, sino mas bien un pensamiento más próximo al de la antigua “astrología” de los pueblos más antiguos del mundo; es decir, una mezcla de conocimientos, creencias, prejuicios y supersticiones.
Los astros del cielo fueron símbolos o representaciones de la DIVINIDAD, de los ORIGENES y de los FUNDAMENTOS y por ello se explica que el Sol (Inti), en su rol de dios supremo, haya enviado a su hijo con la misión de encontrar el lugar más conveniente para fundar un gran pueblo y desarrollar allí su civilización. Acompañando al Sol estaba la Luna (Killa), su esposa y compañera. Como se podrá observar se trata de dos cuerpos celestes, astronómicos, los que fungen de progenitores de la raza de hombres que crearon el Tawantinsuyu.
Otros símbolos astronómicos, tal vez de segundo nivel, fueron las estrellas (Qoyllur) y los planetas (Puriq Qoyllur) que por estar ubicados en un emplazamiento sideral más remoto pasaron a ser, en forma de Constelaciones, los símbolos de muchas de las deidades del mundo celestial andino.
En un tercer plano, aunque no menos importante, estaban el rayo (Illapa), el granizo (Chikchi) y el arco iris (K’uichi) con sus múltiples simbolismos e interpretaciones.
No está demás decir que los metales preciosos oro y plata eran para darle un simbolismo material al Sol, la Luna y demás objetos celestes tomados por dioses. Incluso muchos años después de la invasión hispana los artistas indígenas continuaban “subrepticiamente” grabando sus símbolos astronómicos (Sol y Luna) en las piedras labradas de los templos católicos y en los cuadros religiosos de la pintura colonial.

2. Fue RITUALISTA.
Las wakas (adoratorios), que fueron unas 400 mas o menos, distribuidas en al área del valle del Qosqo, testimonian el carácter netamente ritualista de la religión incaica . La sacralidad del Qosqo precisamente deriva de la cantidad de lugares píos y sagrados que representaban a diferentes entidades del mundo terrenal y cósmico destinadas a proteger a sus pobladores de todo peligro y daño a través de diferentes ceremonias, ritos, ofrendas y sacrificios.
Los templos construidos en el interior del Qorikancha son una prueba fehaciente de la adoración al Sol, la Luna, Venus, las Pléyades, etc. relacionados directamente con la astronomía. El Ushnu (Altar) de la plaza principal así como las suqanqas, ubicadas en los cerros aledaños a la ciudad, para señalar solsticios y equinoccios ( entre otros) tenían carácter sagrado y otras vinculaciones geo-astronómicas.
Y si queremos adentrarnos algo más como ejemplo diremos que en el día del Inti Raymi, en el solsticio de invierno, era el propio Sol (objeto astronómico divinizado) el que encendía el fuego nuevo por intercesión del Inka. Otro ejemplo ilustrativo es el rol que desempeñaba el ritual dedicado a aplacar la “ira” del rayo o los efectos del granizo a los que se tenía un terrible miedo. Sacrificios y ofrendas mediaban en su ceremoniales para apaciguar la cólera de estos agentes considerados de naturaleza celestial o astronómica.

3. Era PREDICTIVA.
La lectura de las estrellas con la finalidad de hacer un pronóstico del comportamiento del clima en los meses venideros y su incidencia en la agricultura ha sido comentado en nuestro artículo : “Las Pléyades: Su rol en el mundo andino” ( ver Entradas Antiguas en el blog) y con ello la prueba irrefutable de que la observación estelar tenía como meta auscultar el comportamiento climático de los meses de secano para saber cómo sería la próxima temporada de lluvias y tomar las previsiones del caso. Esta predicción climática observando a la Pléyades también era corroborada con otras observaciones más “terrenales” tales como la aparición de insectos fuera de temporada, las migraciones de aves, el aullido de ciertos animales, la evaluación de la humedad debajo de los guijarros de las riberas de los ríos, la observación atenta de los celajes tanto al anochecer como al amanecer, etc. Todavía hoy en día es de capital importancia hacer ese tipo de observaciones para que el hombre andino alcance éxito en sus campañas agrícolas.
Un aspecto que merece ser dilucidado es el referido a la observación de los cuerpos celestes con fines adivinatorios. A diferencia de la cultura Maya, cuyos registros astronómicos eran utilizados como una lectura de eventos políticos y militares futuros con los que se decidían conquistas, guerras, etc. Los Inkas no usaron tal sistema de “consulta con los astros”; tenían más bien una gran cantidad de recursos para este fin. Recordemos que en las grandes ceremonias como el Inti Raymi se “leía” el destino del imperio en las vísceras de los animales sacrificados, luego de ofrecer el corazón al Sol. Para fines más personales era usado el método de la lectura de la hoja de coca (todavía muy usado en la actualidad), la lectura de los granos de maíz de colores, los wayruros, y muchos otros cuya finalidad era conocer el destino o los hechos de un futuro inmediato para evitarlos si se mostraban negativos o estimularlos en caso contrario.

4. Era EXCLUSIVA.
En el artículo “Los Astrónomos Inkas” (ver Entradas Antiguas) vimos con detalle el carácter exclusivo del manejo de la información astronómica por parte de la elite gobernante (Inka, Sacerdotes, Amautas) debido al modelo de sociedad de tipo vertical con la autoridad y control absoluto del Inka sobre la organización político-social-económica y religiosa de todo el Tawantinsuyu.
En este contexto, solo un puñado de sabios expertos interpretaban las observaciones astronómicas e informaban a los niveles inferiores para el cumplimiento de tareas concretas tales como por ejemplo el aumento o disminución de determinados cultivos en la perspectiva de un año muy lluvioso y muy seco.

Finalmente es necesario comentar que la astronomía ( y sus cuerpos celestes) era para los Inkas uno de los tantos componentes naturales que sustentaban todo el cuerpo de conocimientos que disponían para interpretar y darle sentido a su mundo.